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LEO BROUWER - EL PAISAJE ES EL HOMBRE


por Nirma Acosta / La Habana

Leo Brouwer sigue siendo una leyenda para los cubanos de la Isla. Compositor, guitarrista, percusionista y director de orquesta. En exclusiva para La Jiribilla reflexiona: "El mito de que si me voy para Estados Unidos o Francia me hago millonario, me voy a forrar los bolsillos con billetes verdes es falso, ridículo. No se dan cuenta porque están influidos por la teoría de la cristalización, como decía Sthendal. En el invierno más feroz, el carbón se llena de copos de nieve y parece diamante, pero es carbón."

Las crisis económicas traen crisis en todas las demás esferas de la vida... Las crisis han tenido mucho que ver con los saltos musicales en el desarrollo de Leo Brouwer. ¿Qué cree?
Quizás. Sucedió con el GESI, con la música sinfónica. Son líneas diversas. Todas convergen en las necesidades culturales que tenía el país. En los años sesenta y pico la canción cubana decayó. Políticamente había líneas y tendencias ambiguas. La dirección del país tenía demasiadas urgencias sobre todo económicas y defensivas para poder ocuparse integralmente de estos asuntos y los hombres de la cultura que estaban en ello tenían otras prioridades. La Nueva Trova no existía. Eran, entonces, figuras aisladas. Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, una cantora que no componía todavía y que se llama Sara González, Noel Nicola. Del mundo del jazz, Sergio Vitier que toca y compone estupendamente esa fusión entre lo sinfónico y lo popular, Emiliano Salvador y otros. Me di cuenta de esa crisis en el ámbito musical a través de una de las figuras más importantes de la historia de la cultura cubana: Alfredo Guevara. A Silvio y Pablo los conocía casi desde niños. Él me preguntó mi parecer sobre ellos y los traje al ICAIC. Estaban dispersos, aislados y el GESI los agrupó. Hacía falta un loquero y ese era yo.
¿No le parece que el desarrollo que alcanzaron individualmente le hizo decir al Grupo menos cosas de las que podían?
 
Quizás alguien crea que pudimos decir más. Había mucho talento reunido. Estuvimos juntos unos cuatro años. De las más de 300 canciones que grabamos se conoce unas 150. Solo la mitad debe ser incluida dentro del campo experimental. No se sabe cuántos discos compactos se necesitaría para grabarlo todo.
¿Qué asistió a la cultura cubana en medio de los períodos de dependencia del siglo pasado para sobrevivir y defender lo nacional?

Tengo una tesis popular muy simple. Primero, la continuidad. Luego, cuando la tiranía de Batista, se necesitaba reafirmar la nacionalidad ante el inminente peligro de que pudieran perderse los elementos raigales de la cultura cubana. Cuba era colonia de los Estados Unidos, un burdel norteamericano con algunos saltos de lujo en los hoteles. Este es el punto de partida para que cuando triunfa la Revolución con Fidel y todas las grandes figuras de ese momento, cuando se va el tirano, se introducen las medidas revolucionarias -años 59, 60. No hay necesidad entonces de reafirmar una nacionalidad. Cuba se hizo mayor de edad con la revolución de Fidel Castro. No hacía falta a partir de ese momento continuar pregonando a los cuatro vientos: soy cubano, mira con este sombrero de yarey y esta camisa...

De alguna manera continuamos defendiendo somos cubanos, aunque no resulte tan necesario, según su criterio. ¿A qué se deberá?

Es una variante. La de la cultura retomada. Primero hay cultura histórica. Por ejemplo, Palmas y Cañas es un espacio de cultura histórica, porque la cultura es lo mismo tomar café, escuchar una décima que conocer la obra completa de los clásicos, o haber tenido el privilegio, como yo, de conversar durante horas con Alejo Carpentier, Julio Cortázar, García Márquez, recientemente con Eco, etc, etc. Mi generación fue privilegiada por el contacto con las figuras más grandes del siglo xx,y al mismo tiempo desafortunada por las luchas constantes que empobrecieron al país. Ello marcó las coordenadas de ese momento.

La cultura, en los años 60, 70, 80, se empobreció por la situación económica, por la necesidad urgente de defendernos y todo lo demás que se conoce. La historia de Cuba se sabe de memoria. Lo único que habría que agregar es que los valores se mantienen intactos. Hemos ido también hacia cierta regresión folklorista. No es una regresión. Es una visión diferente. Los medios son los mismos, las cosas son las mismas siempre. Lo que varía es la óptica que tengamos sobre ellas. Un paisaje es un paisaje. Todos los paisajes del mundo son iguales, solo que en unos hay palmas y en otros pinos, en unos hay nieve y en otros sol. Pero lo que determina el perfil del paisaje no es el paisaje, sino lo que el hombre hace con él. 

¿Por qué si durante toda su vida ha sido un defensor de la cultura cubana, trabaja hoy la mayor parte del tiempo fuera de la Isla?

Por dos razones. La primera, necesitaba ampliar medios para expresar una serie de cosas. Y razones personales. Tenía una vida personal que se rompió y puse espacio de por medio. Ahora, luego de haber creado en España la orquesta de Córdoba y estar satisfecho, pienso dentro de un año y medio liberarme de todas esas circunstancias y regresar para permanecer aquí la mayor parte del tiempo y el resto, como suele hacerse en estos casos, dando vueltas.

Los años 90 fueron de crisis. Por lo que todos sabemos, Cuba no ha abandonado nunca -ni económica, ni políticamente- la crisis de la amenaza. Esto no es demagogia, detesto la demagogia. No me oirán mencionar la palabra Revolución, Che Guevara. Las palabras sagradas son términos que se deben usar objetivamente, cuándo y cómo sea necesario. No por puro placer u oportunismo. Las crisis a las que hago referencia son más bien por falta de equilibrio interno. El creador cubano de los 90 estaba inseguro. Nos preguntamos: ¿Por qué? ¿Porque Cuba era insegura? No. La relación de la cultura es unívoca, cultura hacia adentro y tenemos que asimilar una cantidad de procesos simultáneos y devolverlos. El resultado se da muchas veces en la música popular cubana. Es de aquí, pero se la llevan fuera de la Isla y nos la devuelven ya industrializada, como ha ocurrido con el azúcar, y tantas otras cosas.

¿Qué valoración le merece el desarrollo de la música cubana en estos momentos?
Está a tope, por pura casualidad. La música cubana tiene, como siempre, dos vertientes: la clásica que es para pensar y también para sentir, y la popular que es la activa, es para vivirla intensamente. No es que la primera sea enteramente pasiva, pero la música culta olvidó el aspecto del audiovisual que se integró siempre con la música popular y sobre todo a través de los medios de comunicación. En palabras llanas: la música clásica puede parecer e, incluso, ser aburrida y la música popular no lo pretende y casi nunca lo logra. Para que una música popular sea aburrida tiene que ser muy mala. Por eso, de todas maneras, hay muchos conciertos aburridos de música popular. La música mala existe. Los géneros son buenos, pero hay que tocarlos bien.

La música se mueve todavía por funciones. Por eso se puede hablar de lo culto y lo popular como género. Que la manipulen comercialmente es otra historia. El público selecciona de todas maneras. No voy a decir nombres, pero quizás el conjunto bailable tal está de moda ahora porque lo estamos propulsando y ayudando con todos los medios posibles.

Pero esa promoción impone gustos estéticos...

Los medios son los dueños del gusto y la cultura. No hay remedio.

¿Entonces, no se puede salvar lo auténtico?

Eso debe empezar desde la escuela. Tiene que existir una idea integral. Luego en la adolescencia es cuando empieza a funcionar la teoría de grupo, empiezan a escuchar lo que le gusta a su pandilla, y ojalá sea Formell. Yo estoy con Formell, pero cuando es otra cosa... Creo que el tiempo perdido en ese sentido sí se recupera.

En Cuba se perdió un tiempo, pero se ganó otro. Se ganó el boom de la música popular, el boom de la salsa se ganó gracias a Cuba. En Nueva York, Puerto Rico, Venezuela... siempre hubo música popular salsera. La salsa existe, aunque se niegue a veces. Siempre critiqué la discusión de si era salsa o música cubana. La salsa es salsa y la que es cubana, es salsa cubana. Y con eso acuñamos un género que hoy tiene una fuerza aplastante gracias a la Isla.

El Buenavista Social Club, por ejemplo, provocó el boom definitivo. A los Van Van que son geniales no los dejaron entrar en el mercado extranjero como debían por los antagonismos de siempre. Estados Unidos es quien domina y ni ellos pudieron controlar esto, ni aguantar la explosión intensa que dio el Buenavista. Por su parte, la música culta como toda la música de concierto de nuestro tercer mundo seguirá siendo de minorías, lamentablemente por un tiempo.


¿Qué es para usted la libertad?

Poder amar, decir lo que quiero, poder vivir libremente donde quiera. Pero la libertad es una utopía. Absolutamente no existe. Existe el condicionamiento del hombre hacia determinadas fuentes políticas, religiosas, sociales, culturales... No es libertad, son opciones de vida. Unos las tienen y otros no. No me diga un neoyorquino que trabaja ocho horas como portero de un hotel del lujo que tiene libertad. Y hace 40 años, el negro que es hoy portero no lo podía ser, era barrendero o carga maletas. La libertad es utópica. Se dice que hay libertad de gran economía. La Alemania del Este tenía una economía poderosa, lo que no tenía era frontera libre por razones políticas. Hay países que en determinados ciclos de su historia han vivido la nostalgia de lo desconocido. El mito de que si me voy para Estados Unidos o Francia me hago millonario, me voy a forrar los bolsillos con billetes verdes es falso, ridículo. No se dan cuenta porque están influidos por la teoría de la cristalización, como decía Sthendal. En el invierno más feroz, el carbón se llena de copos de nieve y parece diamante, pero es carbón.

Por último y en medio del Festival Internacional Benny Moré, ¿se dice que conoció al Benny?

Lo conocí y lo programé. El concierto gigante que dio con su banda en el patio central de Bellas Artes fue programado por mí. Lo recuerdo con su sombrero, un saco que le llegaba a la rodilla, la cadena que le llegaba al tobillo... tabaco y bastón: muy cubano. 

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