lunes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana)


CUARTA PARTE: EL CUERPO ENAJENADO: ENFERMEDAD, SALUD Y SEXUALIDAD

(12): EL CUERPO COMO SOMBRA (3)


John P. Conger

Hans Christian Andersen nos presenta, en su cuento La Sombra, una sombra que consigue desprenderse de su dueño, un erudito. (8) El erudito afronta el incidente desarrollando una nueva, y más modesta, sombra. Años después, a punto de casarse con una princesa, se encuentra con su vieja sombra que se ha hecho rica y famosa. Esta tiene entonces la osadía de pretender contratar a su antiguo propietario para que se convierta en su sombra. El erudito intenta escapar pero entonces descubre que su astuta sombra le ha aprisionado. Finalmente, el sabio convence a su prometida de que su sombra se ha vuelto loca y, de este modo, logra escapar de la situación que amenazaba su matrimonio. Este cuento nos sugiere que los aspectos oscuros y rechazados del ego pueden agruparse de manera imprevista y contundente y terminar materializándose con tanta fuerza como para llegar a dominar e invertir la relación maestro-sirviente, una historia, en fin, que demuestra el desarrollo de la armadura caracterial de que nos habla Reich ya que, hablando en sentido estricto, la coraza corporal -el cuerpo como sombra- constituye la expresión de lo que el ego está reprimiendo.

También podríamos suponer que el concepto junguiano de persona se corresponde con el primer estrato de la coraza de Reich. Recordemos que, según Reich, “en el estrato superficial de su personalidad el hombre normal es reservado, educado, compasivo, responsable y consciente”. (9) En opinión de Jung, “la persona constituye un complejo sistema de relación entre la conciencia del individuo y la sociedad que configura una especie de máscara destinada, por una parte, a causar una determinada impresión en los demás y, por la otra, a ocultar la verdadera naturaleza el individuo”. (10) Así pues, aunque la “persona” de Jung constituya una entidad más compleja que el “primer estrato” de Reich, existe, no obstante, una notable correspondencia entre ambos sistemas. Jung consideraba que la persona constituye un factor destinado a compensar los desequilibrios existentes entre la conciencia y el inconsciente. Así por ejemplo, cuanto mayor sea la apariencia de fortaleza de un hombre mayores deberán ser nuestras sospechas de que tras esa fachada se oculta un interior débil y femenino y cuanto menos consciente sea su aspecto femenino más probable es que proyecte su ánima primitiva sobre el mundo o que sufra ataques de cólera, paranoias, histerias, etcétera. Reich tendía a menospreciar el estrato superficial como intrascendente mientras que Jung, por su parte, prestaba mucha atención a la interacción primordial existente entre nuestra máscara y nuestra vida interna.


Notas

(8) Véase el relato de Hans Christian Andersen “La sombra”, en Eighty Faireytales (Nueva York: Pantheon Press, 1982), p. 193. Véase también Otto Rank. The Double: A Psychoanalitic Study,  traducido y editado por Harry Tucker, Jr. (Nuevsa York: Meridian, 1971), pp. 10-11.
(9) Reich, The Mass Psychology of Fsdcim, p. xi.
(10) C. G. Jung, Two Essays on Analytical Psychology, 2ª ed., traducido al ingles por R. F. C. Hull, Bollingen Series XX, vol. 7 (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1972), p. 192.

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