martes

SUPLEMENTO DEL TALLER LITERARIO DE LIVERPOOL F.C. (14)



FEDERICO RODRIGO

SU FORMA: IRRELEVANTE

Si tu efervescente adolescencia desarruga la alegría de mi ser; si tu sonrisa desafía mi inocencia a gobernar. ¿Por qué silencio?

Ella pasea coqueta mientras su edad disfrazada ya ha ganado alguna pulseada a mi impuesta indiferencia. Yo la disfruto de a susurro: ella me ama en gritos.

Su osada mirada de niña hecha de sueños desnuda las reglas que el amor nunca respetó. "No se puede", si no es tu madre o quieres convertirla en una: "no se puede" - Jajaja - justo yo que he amado amor vestido de tantas formas

Así que si precisas algunas de mis huellas que mojonen tu camino; así que si preciso tu sonrisa borbotee y recupere mi estancado pasado: ¿por qué no iba a dejarte amarme?


IVONNE DÍAZ


HECHIZO

Había magia aquella noche
que te llamaron por tu nombre,
había magia en morir y seguir vivos
en imaginarnos viejos,
en vomitar alcohol.
Había magia en proyectar un futuro
en despertar desnudos
en ser uno y ser dos.
Pero mi piel está  cansada,
el hechizo se rompió
te atrapó el polvo del camino
buscabas una mujer
y esa mujer no era yo.


ARIEL AZOR

VELÁSQUEZ

Su silla, vacía, lo esperaba en un rincón del boliche, y nadie, excepto ella, parecía darse cuenta de su ausencia.

-¿Alguien sabe algo de Velásquez? ¿Sigue preso? -les pregunté a todos, mientras acomodábamos los vasos, la picada, las cartas, la libreta y lapicera. Siempre nos sentábamos en la misma mesa, ubicada de frente al ventanal, nunca éramos menos de cuatro jugadores.  Pascual, el dueño del boliche, mientras servía las medidas de distintos whiskys, respondió:

-¿No supiste? Lo encontraron muerto en el rancho…hace un par de días…

-¿Pero no estaba preso? -pregunté.

Todos agacharon la cabeza sin decir nada. Pascual no precisaba preguntar qué íbamos a tomar, ni cuál era nuestro vaso, sabía exactamente lo que tomaba cada uno y adonde se sentaba, siempre era igual. Nadie parecía querer preocuparse demasiado por Velásquez y menos a la hora de empezar el juego.

-¡Sobra uno, somos cinco! -dijo Ramón, contándonos.

-Y bueno, tiremos reyes -gritó Odorico.                        

-No es necesario, empiecen ustedes -dije, tomé el resto de whisky de un sorbo y le pedí a Pascual que me sirviera otro. Velásquez era el más viejo de todos nosotros, el más callado, sereno y raro, algo adentro suyo lo atormentaba, pero nunca hablaba de eso, siempre estaba dispuesto a escuchar y decir la palabra exacta si se lo pedían, siempre se sentaba aparte, en un rincón del boliche, Pascual le alcanzaba su medio y medio y servilletas, sacaba su vieja lapicera y nos observaba, escuchaba, pensaba y cada tanto escribía, cuando terminaba nos alcanzaba una servilleta a cada uno con aquello que había escrito y saludando se iba, siempre con su cabeza gacha y escondida en su sombrero. Nadie le daba importancia a aquellas servilletas, se las guardaban sin nunca leerlas (seguramente las tirarían en el camino al irse), excepto yo. Una a una las fui leyendo y releyendo, todas las guardé, las enumeré.

La primera que me alcanzó decía:

(1) CONDICIONAMIENTO:

Tiro mis pasadas palabras al vacio / Silencio… / Como si fueran hojas secas de otoño / Caen suavemente en miles de fragmentos / En un profundo y oscuro pozo. / Se mueven como pensamientos muertos  / Arrastrados por el viento.  / Ya no me veo, no me leo / No soy nada. / He vuelto a nacer / Soy el hombre nuevo. / Me leo, me escucho, me veo. / No soy nada. /  Soy el hombre nuevo.

Aquella primer nota me convenció que debía guardarlas y mostrarlas, en todas encontré un mensaje con el cual coincidía o no pero sentí que sí debía tener en cuenta, pensarlo.

Estas son el resto de notas o servilletas que recibí del viejo Velásquez:

(2) LA VERDAD

Eso que tu llamas verdad / No es para mí lo real / Esa cosa que es / Sin importar cómo lo ves / Es lo que es / Y aunque mis ojos no vean  / Como tus ojos ven. / Ver es ver / Sin la mecánica del viejo pensar.

 (3) EL BIEN HABLADO

Cuando habla no para / No calla / No aprende del silencio / Y de que las palabras  / Más escuchadas / Son aquellas / Que saben escuchar.

 (4) NO SÉ

Su despertador es el mismo de ayer / Sus pasos son los mismos de ayer / Su almohada es la misma de ayer  / Su pregunta es la misma de ayer / ¿Esto es todo lo que hay? / Buscó en toda religión / Fue de derecha e izquierda / Se recibió con honores / Todos sus diplomas los encuadró / Los colgó en lugar estratégico / En su oficina / Fue ateo y nunca se encontró / Ya no sabe lo que es /Y mira sus diplomas diciéndose: / ¿Solo esto he logrado ser? / Su respuesta / Como su diaria muerte / Sin encontrarla / Es la misma de ayer.

(5) TACUABÉ

El indio Tacuabé, rebelde por naturaleza, que no creía en los reyes ni en los chamanes, fue mandado a vivir al espacio, en una eterna maldición con forma de espíritu y donde todo es solo pensamiento y recuerdo. Desde allí miraba, día tras día, siglo tras siglo, cómo el nuevo mundo se convertía en la misma porquería. Veía cómo ya no se practica el sacrificio humano ni animal y cómo todos ahora sacrifican sus vidas por causas ajenas. Cómo ya los poderosos no tienen esclavos y todos son esclavos. Cómo todos, hombres y mujeres, ambicionan las cosas ajenas y unos se matan a otros. Desde allí miraba y se miraba y se buscaba y no se encontraba ni se veía. Y a todos los nuevos, maldecidos, que allí donde él vivía, llegaban, los recibía diciéndoles: “¡Pasad, detrás encontraran el enorme circulo con puertas, energéticas, con un cartel que dice: MUSULMÁN, CRISTIANO, CAPITALISTA, COMUNISTA, ALEMÁN, URUGUAYO… Y que tu energía no se equivoque de puerta porque como allá, tampoco será bienvenida.

(6) HOMENAJE A HUILLCA

Subiendo la montaña / Allí donde el agua a veces llega / Y viven los olvidados / En El Alto de Bolivia / Sentado, en el borde de una calle / Que ni calle es / Esperando a los que por allí pasan / Huillca, me quedo mirando y me dijo: / “¡Los sueños te atormentan / No te dejan descansar! / ¿Puedes vivir sin pensar? / ¡Tampoco vivirás sin soñar!

 (7) HOMENAJE A VASCONCELLOS

Gregorao, el garimpeiro / Tragaba las pequeñas piedras / con agua ardiente / Y siempre decía: / ¡Si es diamante / Mañana sale / Y si no lo es / Algún día saldrá. / En la selva / Hay bichos traga hombres / Algunos salen al otro día / Otros demoran más!

Velásquez tenía su rancho en el campo del viejo Mailo, al lado de los viñedos. Se decía que había llegado hasta allí, no se sabía de donde, cansado y hambriento, pidió trabajo al viejo Mailo, quien no se lo negó, con la condición de que se quedara a vivir allí, en el abandonado rancho del sereno. Hicieron un acuerdo, de que el rancho seria suyo y se lo descontaría por mes de su mísero sueldo. Y así pasaron sus años, en la soledad del rancho, en la soledad de su silla en un rincón del boliche. Pero Velásquez ahora ya estaba viejo para dar vuelta tierra o estar agachado juntando uvas o salir por las noches cuando los perros ladraban.

(8) MUERTO

Un estruendo de muerte salido del fusil que le apunta, una luz brillante, lo obligó a cerrar sus ojos y otra igual a abrirlos un instante después por última vez. Quiso preguntar dónde estaba y su boca de susto, tan abierta como nunca, no dice nada. Quiso escuchar y solo hay silencio. Trató de pensar y vio que ya no piensa. Se quiso asustar y ya no siente miedo. Quiso ver y la luz, tan fuerte, solo lo dejan ver su cuerpo, inmóvil, tirado, al lado de su bandera manchada con sangre suya y ajena. Y la luz se va apagando, se deja llevar, el más grande de los silencios lo viene a buscar.

(9) CAMINOS DE LOCURA

Caminaría los eternos caminos que sin cesar todos caminan, preguntando a cada uno por qué también lo camina. Andando, sobre la misma huella ayer pisada cada paso que hoy camino, escuchando a cada uno y a todos los demás porque todos seguimos los mismos caminos que otros no paran de caminar. Les contaría por qué mis piernas no paran de andar, chocando otras y alguna que camina a la par. Les diría y preguntaría por qué, debatiendo a cual mejor golpeó, cuál es el peor y quién tiene menos razón en este mundo loco de desamor e incomprensión, de caminos andados que tienen todos un mismo destino, un mismo final.

La primera vez que el viejo Mailo lo vino a buscar al boliche, acusándolo de que le pagaba para que cuidara sus campos y no para emborracharse, Velásquez se lo tomó con su característica calma, nos alcanzó las escritas servilletas y subiéndose al segundo caballo sin potro se fue sin decir nada, esquivando la amenazante mirada de su patrón. Pero la semana pasada su serena paciencia pareció acabarse. Ante los gritos de Mailo levanto sus ojos lentamente mirándolo fijo y le respondió “no voy nada”. Todos nos detuvimos en lo que estábamos haciendo y lo miramos, pocas veces habíamos escuchado su voz. El patrón se enfureció y con el látigo que era el castigo de su caballo, golpeó las servilletas, lapicera y manos de Velásquez. Un segundo después el viejo Mailo, tirado en el piso, sangraba por una de sus piernas, inundando todo a su alrededor de sangre.

Vinieron el doctor y el comisario, quien se llevó a Velásquez que sin decir nada ni contestar las amenazantes promesas de Mailo y el comisario se subió a la parte de atrás de la camioneta.


JOSÉ LUIS MACHADO


3 POEMAS

I

A veces
punza menos
algunas vidas dejo de buscarte
en aquellos lugares en que las sombras leen tus huellas.
En las que el aire observa tus olores.
Solo me fijo, indiferente
en los eficaces territorios que atestiguan tu huida.
Un signo extraño, trastornado, indescifrable
me anida el hueco en esas madrugadas.
No soy más que un envase vacío,
Apenas una entidad que siente
y que perdura, y que trata
de dilatar incontables cielos,
hasta restaurar un algo de mi lucidez.
Otras veces no busco,
en ninguna parte,
en ningún rincón.
Y no me importa, saberte perdida.
Y me desertan las ganas de hallarte.
Esas jornadas suelen ser las más infames,
los que más pesan, pecan y penan.
Aquellas cuando ya no te espero.
Estas. Cuando apenas te acuerdo.


II


Una vez que estaba seguro en su piel,
caminé,
alegremente,
anduve
fuera de ella.
¿Cómo iba yo a saber?
Apareció otra piel,
justo al lado.
Me resultaba familiar,
Aunque yo, ya estaba cansado de lo viejo.
Durante aquel momento se paseaba por ahí
con sus senos perfectos,
con su vientre simétrico
con sus cabellos de seda
de pronto anhelaba
el amorfismo de las cosas,
las fronteras inexactas,
En lugar de vivir en esa piel llena de apariencias,
Me gustaría volver a tocar todos tus errores de Paraíso.
¿Es eso posible?
¿Lo es?
Ya ni siquiera veo su sombra.
Ya me he olvidado de la tentación.
Besos tus pies y me arrepiento.


III

Pienso en ti
al caer la noche
con la mirada perdida en las luces
del tráfico de una calle lejana.
Hay algo más allá;
es el río, en el negro horizonte
donde nuestros huesos van descalzos,
y sólo unas alas
grises y negras
levantan el vuelo
para poner rumbo entre los árboles,
las flores silvestres marchitas,
y la quema de la hierba seca, altas,
se mueven
entre las aguas de lluvia.

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