lunes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana)


VIGESIMOQUINTA ENTREGA


6. EL DESCUBRIMIENTO DE LA SOMBRA EN LA VIDA COTIDIANA (1)


William A. Miller

Analista junguiano que ejerce en Plymouth, Minnesotta. También es autor de The Joy of Feeling Good; Make Friends with Your Shadow; When Going to Pieces Holds You Together Your Golden Shadow.

Existen por lo menos cinco eficaces métodos de observarnos a nosotros mismos y aprender algo sobre nuestra sombra: 1) solicitar el feedback de los demás; 2) desvelar el contenido de nuestras proyecciones; 3) examinar los “lapsus” verbales y conductuales que cometemos e investigar lo que ocurre cuando los demás nos perciben de modo diferente a como lo hacemos nosotros; 4) investigar nuestro sentido del humor y nuestras identificaciones y 5) analizar nuestros sueños, ensueños y fantasías.


Solicitar el feedback de los demás

Comencemos mirando más allá del espejo que nos refleja. Cuando estamos frente a un espejo sólo vemos nuestro reflejo tal como lo queremos ver pero si miramos más allá del espejo nos veremos como nos ven los demás.

Si esta técnica nos parece muy difícil hagámoslo con otra persona. Evoquemos la imagen de alguien que, en nuestra opinión, se está engañando a sí mismo. Esto quizás no nos resulte tan difícil porque estamos bastante familiarizados con las dimensiones de la sombra de los demás y hasta nos resulta sorprendente que puedan ignorar algo tan evidente.

Ahora bien, aunque sólo sea en teoría no podremos dejar de estar de acuerdo -por más que nos empeñemos en negarlo- de que lo mismo que me ocurre a mí le sucede también a usted. Quiere decir que si yo puedo ver claramente su sombra -ante la que usted permanece ciego- no es improbable que usted pueda ver la mía -que tan difícil me resulta de observar y que si me parece interesante decirle lo que veo de usted (de un modo amable, obviamente) también es muy probable que a usted le parezca interesante decirme lo que ve de mí (también de un modo amable, por supuesto).

Así pues, el feedback que nos proporcionan los demás, la descripción que pueden hacer sobre cómo nos ven, constituye una de las formas más eficaces de tomar conciencia de nuestra sombra personal. Desafortunadamente, sin embargo, el simple hecho de pensar en ello nos hace sentir amenazados y preferimos seguir creyendo que los demás nos ven del mismo modo en que nos vemos nosotros.

Las personas que nos conocen bien se hallan en una posición privilegiada para ayudarnos a descubrir nuestras facetas más oscuras. Estamos refiriéndonos, claro está, a nuestra esposa, o alguien que nos importe realmente, los amigos íntimos, los socios o compañeros de trabajo. Paradójicamente, sin embargo, no parecemos estar muy dispuestos a escuchar lo que puedan decirnos estas personas -que potencialmente son las más adecuadas a nuestro interés- y justificamos nuestra falta de atención con el pretexto de que son subjetivos, están proyectando o tienen interés en el asunto. Obviamente, resulta mucho menos peligroso escuchar a un extraño que a alguien que nos conoce bien pero no olvidemos tampoco que la descripción que pueden brindarnos aquellos no será tan exacta como la que pueden ofrecernos estos últimos.

Hay que tener en cuenta que las propuestas que presentamos no son fáciles de llevar a cabo. Supongamos que le pido que me dé su feedback y que usted me responde que, en las distintas situaciones en que nos hemos visto implicados, ha advertido que soy una persona condescendiente. Quizás tenga dificultades en escuchar su comentario pero no me resultará muy difícil aceptarlo. Es posible que quiera responderle “¿De qué está hablando? Precisamente lo último que yo querría es ser… condescendiente”. Pero me callo.


Esta respuesta constituye una evidencia substancial de que he tropezado con un verdadero rasgo o característica de la sombra. Cada vez que respondemos exageradamente “a favor” o “en contra” de algo y nos mantenemos inflexibles en nuestra actitud existen sobradas razones para sospechar que nos hallamos en territorio de la sombra y que haríamos bien en investigar.

Pero, aun en el caso de que me resulte extraordinariamente difícil creer que puedo parecer condescendiente escucho su comentario y lo acepto. Entonces voy a un amigo íntimo, le explico lo que estoy haciendo, y le digo que alguien me ha comentado que me ve como una persona condescendiente. Luego le pido que sea sincero y que me diga cómo me percibe. Quizás me baste con esta nueva opinión o quizás necesite seguir repitiendo el proceso. En cualquier caso, si soy sincero conmigo mismo, debería interesarme por lo que me dicen los demás -sea lo que fuere- a este respecto. De modo que cuando la opinión de varias personas sea coincidente haría bien en tomar nota de sus observaciones -esté o no de acuerdo con ellos- y dedicarme a examinarlas con detenimiento.

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