lunes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana)


5. LA ACTUALIZACIÓN DE LA SOMBRA EN LOS SUEÑOS (1)


Marie-Louise von Franz

Eminente psiconanalista suiza; probablemente una de las más destacadas discípulas vivas de C.G. Jung, con quien trabajó durante más de treinta años.  Aunque se trata de una pensadora original  y polémica, su trabajo encarna la esencia misma del pensamiento junguiano.  Entre sus libros podemos citar  Sobre los sueños y la muerte (Ed. Kairós), Number and Time; The Great Legend  (con Emma Jung); Puer Aeternus; Projection and Re-collection in Junguian Psuchology; The Feminine in Fairytales; Interpretation of Fairy-tales; Shadow and Evil in Fairytales y la transcripción de su entrevista filmada The Way of Dream.

La sombra no constituye la totalidad de nuestra personalidad inconsciente sino que tan sólo representa aquellos atributos o cualidades desconocidos o poco conocidos del ego, aspectos que pertenecen, en su mayoría, a la esfera personal pero que también podrían ser conscientes. En algunos casos la sombra también contiene factores colectivos procedentes del exterior de la vida personal del individuo.

Cuando un individuo intenta ver su sombra se da cuenta -y también suele avergonzarse- de descubrir cualidades e impulsos que niega en sí mismo pero que ve con mucha claridad en los demás como el egoísmo, la pereza mental, la indolencia; las fantasías, los planes, y las fabulaciones irreales; la negligencia y la cobardía; la avidez exagerada por el dinero y las posesiones, en suma, todos aquellos pecados veniales de los cuales podríamos perfectamente decir: “Eso no importa, nadie se dará cuenta y, en cualquier caso, lo hace todo el mundo”.

Cuando nos enfadamos desproporcionadamente por el reproche de un amigo podemos estar completamente seguros de que tras nuestro enfado se oculta una parte de nuestra sombra de la que no somos conscientes. Obviamente es natural sentirse molesto cuando alguien “que no es particularmente mejor que nosotros” nos critique por los errores cometidos por nuestra sombra. Pero ¿Qué podríamos decir en el caso de que fueran nuestros propios sueños -una especie de juez interno de nuestro propio ser- los que nos criticasen? En ese caso el ego normalmente calla y mantiene un embarazoso silencio. Después comienza la lenta y dolorosa tarea de autoeducación, una labor a la que perfectamente podríamos equiparar como un equivalente psicológico de los trabajos de Hércules. Recordemos que el primer trabajo de este infortunado héroe fue el de limpiar en un día los establos de Augias, unos establos repletos de estiércol de cientos de rebaños durante decenios enteros, una tarea tan desmedida que hubiera cortado el aliento de cualquier mortal con sólo pensar en ella.

La sombra no sólo se manifiesta mediante omisiones sino que también lo hace en forma de actos impulsivos involuntarios. Antes de que nos demos cuenta siquiera irrumpe un comentario malicioso, se descubre el pastel, tomamos la decisión equivocada y nos vemos enfrentados a situaciones que jamás pretendimos ni deseamos conscientemente. Por otra parte, la sombra se contagia colectivamente con más facilidad que la personalidad consciente. Cuando un hombre esta solo, por ejemplo, se siente relativamente bien pero tan pronto como “los demás” hacen cosas incomprensibles o primitivas comenzamos a temer que si nos unimos a ellos nos considerarán tontos. De ese modo abrimos paso a impulsos que realmente no nos pertenecen. La sombra de una persona del sexo opuesto generalmente nos resulta mucho menos molesta y por ello estamos mucho más predispuestos a perdonarla. Entre personas de nuestro mismo sexo padecemos mucho más los efectos de la sombra.

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