(integrante del Taller Literario que funciona en Liverpool F. C.)
Hoy, 20 de febrero, es un día especial. Quizá todo se reúne para que haga un duelo, aunque sea simbólico, por algo que no me arranqué hace 5 años.
He decidido sacarme de raíz esta muela que me está torturando. En el camino se me ocurrió comunicarme con el alquimista por un tema inconcluso sobre piedras. En realidad no hay acuerdo sobre lo que yo quiero y lo que él quiere darme y lo siento como una imposición de su parte y por eso voy eligiendo otras piedras que tampoco quiero en realidad.
Su respuesta fue las dos veces muy parecida, fría, distante. Primero dice Creo que es momento de decir chau para siempre.
Qué sentí? Alivio! Él estaba tomando una decisión que no sé por qué motivo yo no había hecho nunca explícita.
Acepté y dice Mala idea.
Ya no respondo, no es mi guerra y no tiene sentido seguir respondiendo y comprendo que quizá es un ensayo del adiós que ya no está tan lejos ni tan tácito.
Perdí mi muela, se aproxima el verdadero final de este camino con el alquimista y mi papá ya hacía años que no estaba en esta Tierra.
Pero de alguna forma di por terminado el duelo y me sentí liberada.
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