TERCERA ENTREGA
II. LA LÁMPARA EMPAÑADA
"Utopía". "Welfare State". "El laboratorio del mundo". "La Suiza de América". "El Paraíso de los locos" (también). Hasta nuestros días -prácticamente- la singularidad extrema del cuadro político-social uruguayo ha atraído atenciones (a veces minuciosas), ha despertado fervores, ha suscitado animadversiones en apariencia desproporcionadas a nuestra entidad como nación. Si la opinión progresiva mundial adhirió a los primeros rótulos (de los que algunos fueron de factura local), los intereses conservadores anglosajones se apegaron, en algún momento, y con fruición, al último, sin duda craso y malhumorado. En los años que corren, estudiosos extranjeros (caso de los norteamericanos Simon Hanson, Philip Taylor y Milton Vanger, del inglés George Pendle, del sueco Göran Lindhal) han parecido de nuevo ganados a una fascinación que se creía disipada, por más que en ellos ésta se haya vertido en estudios rigurosos. (Aunque sea un rigor que no descarte a veces implicarlos tan plenamente en la circunstancia nacional como si fueran uruguayos cabales). (2)
Resulta muy probable que cierta candidez partidario-patriótica sea muy capaz de ilusionarse con tales síntomas. Cabe observar, sin embargo, que el interés de estos universitarios -todos del área noratlántica- es esencialmente científico y que hoy es el mundo entero el que se encuentra bajo el lente hurgador de temas para una fabulosa producción de tesis académicas. Y ese propio comprometerse en el asunto manejado que todos aquellos atestiguan, puede ser sólo una expresión de la creciente universalización de los dilemas políticos fundamentales. (Una "universalidad" bastante transparente en el Uruguay y, sobre todo, en el período que ellos estudian).
Cuatro o cinco exóticas golondrinas, entonces, no hacen verano y, si hubiéramos de trazar una curva: la de la publicitación de la originalidad uruguaya, sus trazos más altos se encontraríanmucho más atrás. Digamos, alrededor de la tercera década del siglo, en las "entre-deux-guerres", a veinticinco años de nuestra situación. Más adelante poco se halla y lo que se ofrece cambia de tono, pasa de lo ditirámbico a lo neutro y de lo neutro a lo aprensivo. Incluso, vale la pena marcarlo, un libro tan equitativo como la excelente monografía de George Pendle sobre el país perdió, desde la segunda edición (3) su aprobatorio subtítulo de South America's first Welfare State.
¿Qué es lo que ocurre (o lo que ya ha ocurrido)? No me cabe duda de que fue en el Uruguay que tal reflujo del orgullo y la confianza comenzó y, obviamente, él no podía haberse iniciado en otra parte. Pero retrazar su curso es, a la vez,endiabladamente fácil y difícil para quienes -como el que esto escribe- tal proceso ha sido el centro mismo de su experiencia de lo nacional.
En realidad, cuando cayó el Batllismo en 1933, barrido por un golpe de Estado tramado, empujado desde sus propias filas, el Uruguay, que había contribuido a modelar, estaba demasiado cerca como para jerarquizar lo sustancial de lo accidental. La división ideológica mundial se había hecho -por otra parte- demasiado acuciosa y en el frecuente azoramiento y confusión en que ella hizo caer a las minorías responsables del mundo marginal, el dualismo violento del Batllismo y sus rivales triunfantes se mediatizó esencialmente al conflicto de democracia y totalitarismo, de fascismo y antifascismo, de dictadura y legalidad en que aquélla se desplegaba sin matizaciones. Mal momento entonces para apreciar la impronta uruguaya del Batllismo tal ruido y tal furia, tal inyección de los cerebros con lemas tan ambiguos y estridentes (lo que no quiere decir que siempre vacíos de toda sustancia).
Notas
(2) Philip Taylor: "Government and Politics in Uruguay" (Tulane University); Simon Hanson: "Utopia in Uruguay" (Oxford University Press). De los tres restantes se hace referencia directa en el curso de estas páginas.
(3) London. 1952; 2ª., 1957.
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