jueves

CÉSAR VALLEJO - AUTÓGRAFOS OLVIDADOS

TRIGESIMONOVENA ENTREGA


STEPHEN M. HART / ALGUNOS APUNTES SOBRE LOS AUTÓGRAFOS DE POEMAS HUMANOS ESPAÑA, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ (2)

Poemas humanos (17)

‘Un hombre pasa con un pan al hombro…’ (5 de noviembre, 1937) (22)

En este poema Vallejo trata el tema del abismo terrible que existe entre la mente y el cuerpo, la especulación y el dolor físico. Según Ferrari ha puntualizado: ‘es a partir de esas sensaciones elementales de hambre, de frío, de dolor físico como llega a los hombres para gritar su ternura, igualmente obscura y elemental; el sufrimiento de la carne, la mutilación del cuerpo recusa toda especulación intelectual.’ (89) ‘Un hombre pasa con un pan al hombro’ también puede interpretarse como una reflexión sobre la escritura misma. En su interpretación de este poema, por ejemplo, Michéle Bernu propone lo siguiente: ‘Vallejo s’interroge ici sur les contidions de l’écriture et l’ensemble du poème pose implicitement la question: est-il possible d’être poète dans le monde actuel?’ (90) El autógrafo del poema merece destacarse por varias razones. Se cuenta entre los pocos cuyo primer verso no sufrió muchos cambios antes de llegar a la forma definitiva; en efecto parece haber salido de un tirón. La estructura antifonal del poema -un verso que contiene un comentario sobre el mundo seguido por otro cargado de especial ironía- estaba ya presente en el primer borrador del poema, y la mayoría de los cambios tienen que ver con la creación de contrastes cada vez más efectivos. En el v. 5 del borrador original, por ejemplo, se leía: ‘Otro ha entrado en mi pecho dando un grito’ (VI, v. 5), que posteriormente se revisó: ‘Otro ha entrado en mi pecho naciendo palmas’ (VI rev., v. 5). La tercera versión del mismo verso en el autógrafo, ‘Otro ha entrado en mi pecho con un palo’ (V1 rev., v. 5), es más convincente. En la versión dactilográfica Vallejo añadió la expresión ‘en la mano’ para completar la imagen (‘Otro ha entrado a mi pecho con un palo en la mano’, V2, v. 5; Silva-Santisteban, III, 240). A despecho de su aparente sencillez, el verso pasó por varias etapas antes de llegar a su forma definitiva. En algunos casos los cambios ejemplifican los cambios tortuosos por donde camina la imaginación poética de Vallejo. El v. 6, por ejemplo, originalmente se iniciaba con dos palabras, ‘¿Cómo entrar?’, que luego se suprimieron, y el verso se inició otra vez: ‘¿Hablar luego de Sócrates al médico?’ (V1 rev., v. 6) La sección más revisada del poema, sin embargo, es la tercera parte.


El cambio más importante en todo el poema en el sentido del contexto literario es el v. 8, en que Vallejo vacila entre la figura entre la figura de Paul Valéry, poeta de la poesía pura, (91) o André Breton, el creador de movimiento surrealista. Originalmente el verso decía: ‘¿Voy por eso a escribir a Paul Valéry?’ (V1, v. 8). Luego el verbo ‘escribir’ se convirtió en ‘leer’, el adverbio ‘por eso’ se transformó en ‘después’ y, cambio aun más importante, , Paul Valéry fue reemplazado por André Breton. La versión revisada ahora dice: ‘¿Voy, después, a leer a André Breton?’ (V1 rev., v. 8). Es importante destacar que Vallejo se había alejado en aquellos años  tanto de la poesía pura, que veía como un tipo de literatura ‘masturbatoria’ (es decir, narcisista), como del surrealismo, movimiento con el cual conservó lazos intelectuales y artísticos por más tiempo (recuérdese que su obra hecha con Juan Larrea, Favorables-París-Poema (1925) tenía conexiones muy claras con el vanguardismo). (92) Pero en 1930 Vallejo finalmente rompió con el surrealismo al escribir un artículo vitriólico en que atacó a André Breton. (93) ‘Un hombre pasa con un pan al hombro…’ se escribió en 1937, y merece destacarse que, en aquel entonces, Breton era una figura más importante que Valéry; la fama de este último había disminuido a lo largo de los años treinta. Es por esta razón que Vallejo escoge a Breton; la alusión al nombre del fundador del surrealismo es completamente irónica. El poema en sí es un ejemplo de lo que Vallejo llamó en sus notas ‘verdadismo’, porque describe situaciones relevantes y actuales sacadas de la realidad cotidiana, y luego contrasta estas mismas situaciones con el deseo -muchas veces futil- del hombre que trata de comprender la finalidad de las mismas, al usar fórmulas teológicas, lógicas, políticas, etc. (94)


Algunos de los cambios no son a primera vista de gran importancia. En el v. 12, por ejemplo, Vallejo ensaya de varias maneras la pregunta, ‘¿Cómo queréis que…’, y ‘¿Cómo me decís…’ (V1, rev., y V1 rev., v. 12), antes de llegar a la forma definitiva, la cual es más directa: ‘¿Cómo escribir, después, del infinito?’ (V2, v. 12) En otros casos los cambios parecen ser sustanciales. Por ejemplo, la versión original de ‘¿Innovar, luego el tropo, la metáfora?’ (V3 v. 14; Silva-Santisteban, III, 24) era: ‘¿Hablar con corrección, con metáforas vivas?’ (V1, v. 14), y es significativo que Vallejo hubiera eliminado la referencia a la corrección porque demuestra que el poeta peruano veía tanto la metáfora como la corrección (gramatical) como elementos artificiales que no logran captar la espontaneidad de la vida. Es innegable, sin embargo, que la nueva versión del verso es superior a la primera por ser más directa. En su libro de apuntes Vallejo escribió un axioma sumamente relevante para el análisis de ‘Un hombre pasa con un pan al hombro…’: ‘La mecánica es un medio o disciplina para realizar la vida, pero no es la vida misma. Ese debe llevarnos a la vida misma, que está en el juego de sentimientos, o sea, en la sensibilidad. Walt Whitman, Vallejo.’ (95) La posición que aquí Vallejo traza entre, por un lado, lo que llama la ‘mecánica’ y, por otro, la sensibilidad encaja perfectamente con la estructura antifonal de este poema. Vallejo incluye a sí mismo y también al gran poeta norteamericano, Walt Whitman, en ese grupo de artistas para quienes la sensibilidad es más importante que la mecánica del verbo, o sea, la metáfora. Según María José de Queriroz ha sugerido con respecto a este poema, es la sensibilidad de Vallejo que le impide escribir inocentemente sobre el sufrimiento de los otros: ‘Ser sensivel que é, nâo lhe cabe fazer literatura sôbre o sofrimento alheio nem imaginar vâs filosofías quand a fome invade o mundo.’ (96) El poema sigue así: ‘¿Hablar después de Rembrandt?’ (V1, v. 20) antes de llegar a la forma definitiva: ‘¿Hablar, después, a nadie de Picasso?’ (V3, v. 20), lo que demuestra que incluía no solamente el arte tradicional sino también el arte moderno en su crítica contra los sistemas humanos que encasillan la vida según su propia hermenéutica, falsificándola. (97)


En conclusión: la forma antifonal  que caracteriza el poema ya existió en el borrador original, y algunas de las enmiendas son muy importantes, especialmente aquella corrección que suprime a Valéry para reemplazarlo por Breton, lo que demuestra que, para Vallejo, el arte -hasta el arte moderno- muchas veces fracasa al enfrentarse con la espontaneidad de la vida humana. ‘Un hombre pasa con un pan al hombro…’ sugiere sutilmente que la vida en sí elude las preguntas sencillas que la humanidad le dirige; la vida constituye ‘una respuesta sin pregunta’. (98)


Notas


(89) El universo poético de César Vallejo, 139.
(90) ‘L’écriture dans la poèsie de César Vallejo’, Seminaire César Vallejo: Il Travaux de synthèse, 19-39 (24).
(91) En su libro de apuntes Vallejo alude varias veces a la obra de Paul Valéry. En su ensayo, ‘Negaciones de negaciones’, por ejemplo, hace el comentario siguiente: ‘La idea es la historia del acto y, naturalmente, posterior a él. Primero se vive un acto y, luego éste queda troquelado en una idea, la suya correspondiente. Paul Valéry me excusará este pequeño aterrizaje, esta conjugación del infinito de ‘El alma y la danza’; Contra el secreto profesional, 41. Aquí Vallejo marca cierta distancia -respetuosamente- entre su posición filosófica y la de Valéry. Pero en otra ocasión Vallejo rechaza más tajantemente la actitud del poeta francés con respecto a la política: ‘No es poeta el que hoy pasa insensible a la tragedia obrera. Paul Valéry, Maeterlinck, no son’; Contra el secreto profesional, 75. Según puntualizó en la misma página, pensando obviamente en el caso de escritores como Valéry y Maeterlinck: ‘Los intelectuales son rebeldes, pero no revolucionarios’ (75)
(92) Para una discusión matizada de la relación de Vallejo con la vanguardia, véase Roberto Paoli, ‘En los orígenes de Trilce: Vallejo entre modernismo y vanguardia’, Mapas anatómicos de César Vallejo (Florencia: Casa Editrice D’AQnna, 1981), 31’50.
(93) En su ensayo, ‘Literatura a puerta cerrada o los brujos de la reacción’, El arte y la revolución (84-85), Vallejo adopta una actitud marxista con respecto a la literatura burguesa que llama ‘literatura a puerta cerrada’ porque no se enfrenta con la vida sino que se abstrae en unas elucubraciones que poco tienen que ver con la realidad sufrida por la mayoría de los seres humanos: ‘El literato a puerta cerrada, no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y direcciones encontradas de la realidad social y objetiva, nada de esto llega hasta el bufete del escritor a puerta cerrada’ (84). Su ensayo concluye con un insulto: ‘Hoy mismo, en los países donde la reacción burguesa se muestra más recalcitrante, como en la propia Francia, En Italia yen España, -para no citar sino países latinos- los escritores en boga son Paul Valéry, Pirandello y Ortega y Gasset, cuyas obras contienen, en el fondo, una evidente sensibilidad de gabinete. Ese refinamiento mental, ese juego de ingenio, esa filosofía de salón, esa emoción libresca, trascienden a lo lejos al hombre que se masturba muellemente, a puerta cerrada’ (85). Por las razones aquí expuestas Vallejo rechaza tanto la poesía pura como el surrealismo. Para Vallejo se incluyen en el mismo tipo ‘burgués’ de literatura. Este criterio es sumamente relevante para el poema discutido.
(94) Vallejo acuña un nuevo término, ‘verdadismo’ para describir a su propia poesía y la de Neruda: ‘Verdadismos: Vallejo, Neruda’ (El arte y la revolución, 161). En efecto, ‘Un hombre pasa con un pan al hombro…’ es un buen ejemplo de este tipo de poesía, cuyo objetivo consiste en desenmascarar la realidad.
(95) Contra el secreto profesional, 77.
(96) César Vallejo: ser e existencia (Coimbra: Atlántida Editora, 1971), 155.
(97) En su carnet de 1929, Vallejo alude a una nueva poética inspirada por Picasso: ‘Una nueva poética: transportar al poema la estética de Picasso. Es decir no atender sino a las bellezas poéticas, sin lógica, ni coherencia, ni razón. Como cuando Picasso pinta a un hombre y, por razones de armonía de líneas o de colores, en vez de hacerle una nariz, hace en su lugar una caja o escalera o vaso de naranja’ (Contra el secreto profesional, 74). Es importante señalar, sin embargo, que Vallejo escribió este artículo unos ocho años antes de componer el poema aludido. Es posible que hubiera ocurrido alguna evolución en el pensamiento de Vallejo durante ese período.
(98) Según Vallejo: ‘Existen preguntas sin respuestas, que son el espíritu de la ciencia y el sentido común hecho inquietud. Existen respuestas sin preguntas, que son el espíritu del arte y la conciencia dialéctica de las cosas’; Contra el secreto profesional, 18.

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