DECIMOCUARTA ENTREGA
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Isabelino Pena esperó a que sonaran las trompetas del amanecer y se persignó. Nunca supe el rosario, pero una maratón sincera de Avemarías y Padrenuestros te saca de cualquier barro.
-Tiens -se le sobredoró el perfil verrugoso al detective cuando vio aparecer al perrazo de Almá. -¿A que viniste, mijito?
-A sacarte la sed. Vos dirás -puedo leer hasta escalofriarme el azul sobrehumano del ángel del Cedrón.
-No sé lo qué es un duelo. Después de tantas vidas no sé lo que es un duelo.
-Un duelo es no terminar de aceptar que algo nuestro se fue.
El viejo demoró mucho en pararse acodándose sobre el brazo derecho y se acercó a una oreja del lobo que le llegaba hasta la cintura:
-Y qué quiere decir aceptar. Puede parecer joda, pero nunca lo supe.
-Ah -se le platea la transparencia a Nazareno mientras enfoca la luna que se hunde entre los stipes y la silueta de cuervo de la llorona. -En tu caso es muy fácil. Sería como decir: mi madre se mató pero yo no me mato con ella.
-Gracias, ángel. Ahora tengo que encontrar la Puerta de las Ovejas.
-Como quieras.
Isabelino contempló la avalancha rojiza que empastaba los perfiles del Templo y el Monte de Olivos bajo una aglomeración de palomas y golondrinas y rengueó bordeando la muralla en dirección a la hospedería de Bezeta
ALMÁ 7: Y al otro se te ocurrió enseñarles el Padrenuestro a los chiquilines de Siloé y terminaste preguntando que quería decir reino y un muchacho de labio leporino contestó Es saber que Dios nos quiere aunque tiremos piedras y los fariseicos se maravillaron y entonces les preguntaste si había que santificar el nombre del altísimo nada más que para cumplir con la Ley y como se quedaron mudos inventaste la parábola de los perros que cuidaban a una sola oveja y dejaban perderse a las otras porque sabían que igual el dueño les iba a dar de comer todos los días y los lobos hambrientos que dejaron de comerse a las ovejas después que el buen pastor les mendigó amor en la Puerta de la Fuente y acariciaste a Nazareno y explicaste Todo Israel tiene miedo de entender que Dios nos quiso tanto que nos mandó a Jesús para que aprendiéramos la verdad de la Ley: entonces los fariseicos agarraron cascotes y chillaste que era mejor sentirse ciegos de espíritu que dueños de la verdad y el muchacho de labio leporino se te paró adelante oliendo a palosanto y cuando los chiquilines le rompieron el resto de la cara Juan Marcos corrió al Templo a buscar a los discípulos mientras Nazareno cuerpeaba las pedradas y enseguida aparecieron el Iscariote y el Valiente y Judas empezó a chorrear un fuego color lagarto y a gritar que los hijos de Satanás sabían quiénes eran los justos y que si los traicionaban iban a terminar destripados por los chacales en el barranco: y esa tarde tu madre de prohibió seguir jugando a ser la hija del Mesías y cuando le preguntaste si te lo decía en el nombre de Dios o de Amós te contestó que los dueños del mundo eran todos iguales.
Isabelino Pena atravesó el fogaterío y los tendederos de los campamentos con paso muy apretado. Me estoy meando y no me animo a desenfundar atrás de cualquier onagro porque tengo miedo de que el gentío pospascual esté por liquidar el vino de la venta. Una puta con rajas cosidas en lugar de ojos cancerbeaba el galpón de dos pisos fortificados por los establos. Adentro hay luz artificial perpetua y juno más tinajas que las de Alí Babá y escarbo el cinturón y la gorda trata de manotearme el taparrabos por debajo de la túnica mientras ostento el denario y le hago una seña al turco para que sirva mucho.
-El Cristo que acaba de resucitar te va a devolver el sol en la hospedería del Padre -se sentimentalizó el detective después de retener el gran buche ritual.
-El Rey de los Judíos se llama Barrabás -me salpica demostrándome que tampoco tiene dientes y abrazo la jarra de tinto-querosén como si fuera una novia en el tablado. -Y los romanos saben que nunca más lo agarran porque es capaz de disfrazarse hasta de burra y les va a hacer un medallón con la lengua a todos juntos.
-De burra con ojos -hizo girar un huesito de perdiz en la trompa arriñonada el turco.
Ahora no aguanto más la presión de la vejiga pero no puedo tomarme todo ni abandonar un solo segundo el tesoro de los tristes.
-¿El rey de las ovejas nos va a descoser a todas las que nos pincharon como si fuéramos muelas? -hizo relampaguear una zarpa la Maritornes y el detective no pudo cerrar a tiempo las piernitas y terminó chorreando el piso entre carcajadas sucias.
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