OCTAVA ENTREGA
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Isabelino Pena midió de reojo el asombro de la viuda y caricaturzó un bondadismo talmúdico:
-Si me dejan lavarme cuatro veces las manos y bajar con cuatro jarras te acompaño hasta el amanecer, hermano.
-Acá abajo hay botijos para emborrachar a toda la Torre Antonia y a las cohortes celestes -carcajeó desahogadamente el hombre treintón ya muy encanecido.
Gracias, Señor. El detective se remangó la túnica y estornudó una vez por escalón mientras se metía en el sótano-sepulcro donde el candil que anaranjaba las panzas arcillosas fue sacudido por el zigzaguear de una rata tamaño perro.
-Ahora les llevo pan y cordero y otro manto para dormir -se entusiasma Sara, que tiene un tesoro más grande que el de Nuestra Señora y la Magdalena juntas ardiendo bajo los pezones.
-¿Tu nombre, hermano?
-Esteban -se acomodó la pelambre para disimularse una amenazante calva delantera el supuesto enfermo. -¿Y el tuyo?
-Isabelino de España.
-¿Y en España también hablan de Jesús de Nazaret?
-De Jesús de Nazaret nos hablan hasta las estrellas -paladeo el primer buche dándome cuenta que escuchó la conversación con Almá y ya me pongo gallito.
ALMÁ 4: Cuando se terminaron los bailes con antorchas guiaste al perro hacia el Getsemaní porque sabías que tu madre iba a pasar la noche encerrada en la sheol y encontraste el fogón donde Jesús cenaba pescado con un gentío y de golpe eructó El Hijo del Hombre se hizo carne en el mundo y encontró muchos borrachos y muy poca gente con sed y después alzó la copa en dirección a Rufo de Cirene que parecía tristísimo y sonrió Bienaventurados los que tienen sed del vino y no del vaso y les aseguro que vale más llevar una bestia muerta a espada en el corazón que todos los dientes blancos y le agradeció el mosaico al carpintero: entonces chasqueó los dedos y el perro te llevó frente al olor de los pies que iban a ser clavados en la Pascua y les preguntó como se llamaban y cuando contestaste Almá el Iscariote explicó que era un nombre puesto por un hipócrita y el maestro contestó que todos nacemos en estado de novia y se asombró de que tu cabalgadura no estuviera rebautizada Este lobo tiene más alma que cien fariseos rezongó Y desde ahora se va a llamar Nazareno y le pediste para volver a acariciarlo porque pensabas hacer un mosaico del Hijo del Hombre y Él se acordó de Corozain y respiro muy hondo Pero si me estás viendo desde antes de nacer para qué te hace falta tocarme y porfiaste Porque te veo con pena: y esta vez tu bracito sobrevoló los rulos para palpar el aura y decidiste Pinotea del Hermón y enseguista le clavaste un dedo en la nuez casi tan aguileña como la nariz y te asustaste Esto va a llevar ébano y se maravillaron de que adivinaras el trago profetizado y el Rabí te peinó la desnudez del cráneo y gruñó Andá a dormir.
Isabeñino Pena agregó:
-Los gentiles que creemos en un solo altísimo también esperábamos al hijo de la paloma. Incipit vita nova. Y sin no rememberá la dulce metedura donde perdió el honor Salomón. Tira más el pendejerío de la fonte que una yunta de bueyes. Y a la Sulamita le pasaba lo mismo con la zarza, botija. Ponme como sello sobe tu corazón, porque el amor es fuerte como la muerte, duros como el infierno los celos, las sus brasas son brasas del fuego de Dios.
Y los hoyos de mi madre espejados en la espesura del tinto chinche retrucan sin rendirse:
-Siempre quise que fueras feliz.
-Estás muy borracho, hermano -teatralizó la compasión Esteban.
-Borracho pero con flores.
-Y Almá tiene razón: yo estoy enfermo de miedo, nada más. Porque ya no creo en nada. ¿Cómo pueden creer en el Hijo de Dios si no hay Dios? Y ahora van a terminar matándonos a todos.
-Por qué van a matarte.
-Por seguir a Jesús.
-Ah, seguiste a Jesús. Mirá vos: y pensar que te llamaban Esteban el Valiente. ¿O me falla la tonada?
Y ahora vuelve a asomar el verdor del infierno que me llagó en la puerta del cagadero.
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