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WILSON JAVIER CARDOZO - Conferencia introductoria al espectáculo La Bestia Pop



REFLEXIONES EN TORNO A LA CULTURA POP
EN EL ARTE Y LA CULTURA


(Dale Play, si tiene problemas para escuchar el audio de la conferencia, recorte y pegue en el navegador el siguiente enlace: http://www.goear.com/listen/826442f/conferencia-introductoria-al-espectaculo-bestia-pop-wilson-javier-cardozo )

(Conferencia introductoria al espectáculo La Bestia Pop, realizado el viernes 22 de noviembre en la Embajada de Venezuela, en una co-producción de elMontevideano Laboratorio de Artes y Abrelabios)

Transcripción de la conferencia:

Ingresar en una discusión sobre lo que es pop o no, sería entrar en un tembladeral valioso como debate pero insoportable como exposición en el breve tiempo que nos hemos determinado utilizar tanto Hugo como yo. Así que partiré de una afirmación categórica que seguramente tendrá mejores asideros (o no) en las formulaciones teóricas de Giovanetti. Diré que pop es todo aquello que produce y caracteriza la cultura globalizada y mediática: lo masivo y generalizador, lo reduccionista de las diferencias y de las particularidades, la serie como modelo de referencia, el rating como prioridad antes que la calidad, la preocupación por el efectismo antes que por la sensibilidad.

Ahora bien, ¿qué camino queda frente a esta forma masiva de producción hasta de series humanos en serie? El espacio para lo alternativo, en el mundo globalizado, pareciera reducido a su mínima expresión. Es allí, precisamente, donde estuvimos trabajando arduamente en estas últimas dos décadas, desde la gestión cultural en Uruguay.

Y hemos procedido, cuando revisamos lo actuado, con una pasión que vincula nuestra lógica más cercana a la militancia política que a la de rendimiento económico del mercado. Tanto es así que, cuando en Brasil se informó de la presentación del primer número de una revista cultural que editamos entre los años 2004 y 2007 (LSD), los comentarios aludían a nosotros con términos tales como “guerrilleros culturales”.

Consideramos que, para generar la noción de alternativa a un sistema, debe buscarse una lógica de oposiciones que (por oponerse) no desperdicie el uso inteligente de los errores que el sistema haya generado en sí mismo.

Veamos, para oponerse a la competencia como única pauta de relacionamiento, aparece nítidamente la solidaridad.

Entre los caminos solidarios a que apostamos estuvo el apoyo a la gestión de entidades sociales y culturales mediante formas nuevas, por ejemplo la cesión de espacios en nuestra propia web o de diseño por parte de los miembros de abrelabios. Así sucedió con la Comisión de Fomento de Aires Puros, un barrio de Montevideo, que durante años contó con un espacio del sitio web donde está hospedada la página de abrelabios, para difundir sus actividades.

Desde la lógica del mercado no parece razonable que una supuesta editorial promueva el trabajo de otras. Nosotros hemos llegado a organizar presentaciones y difusión de libros de otras editoriales, sin exigir ni recibir ningún beneficio económico por ello. Acaso la situación más emblemática de todas fue la organización de tres presentaciones de la primera antología bilingüe de poesía uruguaya, compilada y traducida por el hispanista norteamericano Ronald Haladyna. En aquella oportunidad, durante octubre de 2011, coordinamos presentaciones en Facultad de Artes, Instituto de Profesores “Artigas” y Salón Azul del Centro de Conferencias de la Intendencia de Montevideo.

Siguiendo en la misma línea de razonamiento identificando opuestos, podríamos considerar que para oponerse a la lógica de la mercancía como única pauta de intercambio y la ganancia y la especulación como norte de la actividad humana, aparece nítidamente el considerar al objeto cultural al servicio del creador más que de quienes montan la infraestructura para replicarlo.

Así, desde nuestro modesto espacio en esa infraestructura que vincula escritores, editores, diagramadores, diseñadores, correctores, impresores, distribuidores, hemos decidido que (si bien no tenemos capital de inversión para la edición de los autores con los que trabajamos) el 90% de los libros que se produzcan sean propiedad del autor; por tanto, su ganancia, si existe, le corresponda íntegramente. Comparada esa lógica con la que aplican las multinacionales de los libros que (supuestamente, le otorgan el 10% de las ganancias de la comercialización al autor y, por lo que hemos sabido, le venden al propio autor sus libros…) nuestra opción es absolutamente irracional, inviable, para decirlo en el lenguaje metafórico de la economía de mercado.

Ahora bien, dijimos que para generar la noción de alternativa a un sistema, debiera buscarse una lógica de oposiciones que (por oponerse) no desperdiciara el uso inteligente de los errores que el sistema haya generado en sí mismo. ¿A qué errores nos referimos? En la vorágine misma del avance tecnológico nos parece haber descubierto el talón de Aquiles que permite trabajar a partir de la flaqueza del sistema.

Las tecnologías de la información y la comunicación (tic) han replanteado la relación con lo que dicen mediar (la información y la comunicación). Así, si antes carecíamos de posibilidades de acceso, la formidable explosión de vínculos y de bases de datos múltiples y dispersas, nos instala frente a un espacio inabarcable y caótico de la información donde lo más valioso, a nuestro criterio, no es la tecnología en sí sino la competencia del usuario.

La tecnología, variable permanentemente, presentada más como fetiche que como herramienta útil, está pensada para funcionar sistemáticamente en beneficio del mercado y para multiplicarlo. Pero, la competencia no es únicamente la destreza técnica del usuario, sino la inteligencia para orientarse en la búsqueda de información, el desarrollo de la capacidad de evaluación para incrementar su propio saber, la capacidad suficiente para desechar la información no deseada; en definitiva: la inteligencia para discriminar lo sustancial de lo accesorio. Desde esta perspectiva, el ser humano constituye el eje del formidable proceso tecnológico innovador y la técnica se pone a su servicio, jamás a la inversa.

En una publicación alemana (la revista Desarrollo y Cooperación) de inicios de la década pasada, ya se analizaba un fenómeno singular que sucedía en Latinoamérica. A diferencia de otras zonas del mundo, donde la economía era la razón y motivación de los usuarios, “en la mayoría de los países latinoamericanos, el principal usuario de internet no es la economía sino los científicos y sobre todo las ONG del área política y cultural” (“Internet en América Latina. Entre el comercio y la cabina pública”).

Es este, precisamente, el punto de flaqueza del sistema: si logramos generar usuarios competentes de la tecnología, la producción, circulación y socialización de bienes culturales tendrá un efecto revolucionario, promoverá individuos críticos donde se esperaba apéndices vegetales de un teclado y de una pantalla.

Ahora bien, solo como un repaso rápido de qué nos aportó nuestra experiencia directa de vincular las tic y la gestión cultural en Uruguay, anotamos lo siguiente:

a) comprendimos la importancia de disponer de conocimientos elementales y de estética general antes que de tecnología para asimilar rápidamente la tarea de diseño web;
b) percibimos la valoración inmediata de nuestros contenidos por parte de empresas proveedoras de hosting a nivel nacional e internacional;
c) nos permitió ampliar significativamente el mundo de los lectores;
d) comprobamos que el comercio mediante la web, en lo que hace a productos culturales, está más cerca del mito que de la realidad: no existe relación seria entre la ampliación relativa y mínima de ese comercio con la ampliación exponencial del mundo de los lectores;
e) nos permitió un vínculo excepcional con escritores uruguayos y extranjeros dentro y fuera del país;
f) pudimos editar y difundir electrónicamente de manera abrumadora, con contenidos multimedia;
g) nos generó una exigencia elevada de un trabajo inteligente para mantener las páginas web ya generadas y el relacionamiento con las redes sociales; y
h) nos habilitó a organizar actividades culturales de coordinación internacional.

En suma, nos parece que es la misma apuesta a que aludiera Paulo Freire cuando decía que no deberíamos limitarnos sólo a la lectura de la palabra, a la lectura del texto, sino que deberíamos incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo. Para generar ese tipo de lectores trabajamos; para que pueda producirse un mundo humanamente más legible.

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