martes

LA NEGRA JEFA (Sexo, Momo & Yemanjá) - HUGO GIOVANETTI VIOLA


DECIMOSEXTA ENTREGA


DOS: PAN AMASADO POR EL DIABLO (5)

17

-Seguimos tu consejo y decidimos hacer una fiesta íntima con mi marido -informó Ma-Sa al rato en el teléfono. -Ver el atardecer en la Plaza Virgilio igual que cuando nos comprometimos y después comer un asado en casa. ¿Vas a llevar a Paloma al ensayo?

-No.

-Dejámela al bajar para el club, entonces.

-Annelise se va a quedar con ella, no te preocupes.

-Che: ¿qué le pasa a esa muchacha?

Estoy a punto de decir la verdad, pero pienso que puede salir del baño en cualquier momento.

-Otro día te explico -suspiró Abel.

-¿Puedo pedirte algo? Queremos ir al recital de mañana en el club. Contestame sí o no, nomás.

Un sábado terrible para el golero de Liverpool.

-Mañana te contesto si hay recital, corazón.

La izquierda había ganado la Intendencia y en Dieciocho no se podía caminar y bajaron por la plaza de El Entrevero y de golpe viste dos chiquilinas deslumbrantes que se te abalanzaban y en cuestión de unos metros la cara de la rubia empezó a cargarse de arrugas como en una película de terror y la primera en reconocer a Flor fue Candela a pesar de haberla visto solamente unas horas en Cuernavaca casi una década atrás y saltaron abrazados y Flor te preguntó a quemarropa Me queda bien el pelo corto y Annelise se ordenó las crines anranjadas y dijiste Divino.

La muchacha ya no tenía náuseas pero pidió para acostarse con la bolsa de agua caliente. La llevo a mi escritorio y empiezo a armarle un sillón-cama.

-¿Querés ver la tele?

-No. Antes veíamos todas las novelas con mamá, hasta que me pudrí de pasarle crema por las arruguitas. Y ahora también me dan asco las novelas.

-No me digas que te obligaba a-

-No me obligaba un pomo. Yo pedía para pasarle la crema porque no quería verla tan triste. ¿La cazás? Te podés imaginar que las arrugas no se le iban. Pero el bajón se le iba por un rato.

-¿Y cuándo fue que se declararon la guerra? Porque con el teatro siempre fue piola, tu vieja.

-Bueno, no era tan piola como ustedes se creían. Pero si tenés una hija podés fumártelas porque de últimas te lucís, mijito. Lo salado es que tu nena empiece a formar con el hijo de un ginecólogo degenerado. ¿Y sabés por qué terminé enganchada con Marcelo? PARA LLEVARLE LA CONTRA A ELLA!!!! PORQUE UN DÍA FUI A BAILAR TODO LEGAL Y ME ESPERA CON UNA MÁSCARA DE CREMA VERDE QUE TE DABA GANAS DE VOMITAR Y ME PREGUNTA COJISTE BIEN-

-Shhhh. Estás en un apartamento.

-Me espera maquillada como un murguista trucho y me pregunta Cojiste bien porque si no sabés yo te enseño y sentí que me ODIABA. ¿La cazás? ME O-DIA.

Y no tuviste más remedio que preguntar por Brian y Flor dijo El ginecólogo no está para estos trotes El ginecólogo está para trotar en las canchas de paddle agregó Annelise fabricando una especie de danza caricaturesca que te maravilló.

Cuando llegó Paloma la muchacha ya estaba acostada escuchando a Fito Páez.

-Tenemos a tu actriz preferida atacada por una terrorífica menstruación -le miento con una mueca jovial de hombre avanzado. -Aunque igual aceptó acompañarte mientras voy a Marítimo.

Paloma sonrió.

Y los trajeron en el auto y mientras atravesaban el jardín Flor tocó un bocinazo y aulló Tenés el corazón más en orsai que yo pero sos de los buenos Abelito.

-Existe un cielo y un estado de coma -canta Fito Páez.


18

El hombrecito mal articulado repechó Palmas y Ombúes en cámara lenta, esta vez. Entre el atardecer de ayer y de hoy Annelise abortó y mi cuñado supo que el cáncer sigue allí y yo encima tengo que rejuntarme y brindar con los fantasmas.

Al mes de reencontrarse en El Entrevero Flor cayó un mediodía que estabas solo y se te metió en la cocina y te obligó a seguir lavando los platos mientras decía con voz de Perry Mason Ahora tengo las pruebas más lamentables de la infamia petiso le acabo de pescar un cassette a Annelise con grabaciones underground de rockandombe donde aparecen dos temas de aquel grupo que Ringuito tuvo a espaldas nuestro.

Había un solo coche (con chapa brasilera) estacionado frente al Marítimo. La puerta del club está abierta pero todavía no prendieron las luces: me siento en el murete del pequeño terraplén embaldosado con piedra laja que llega hasta la vereda, y enseguida oigo un acople de micrófonos y una voz de mujer cantando: Se eu quiser falar com Deus / tengo que ficar a sós / tenho que apagar a luz / tenho que calar a voz / tenho que folgar os nós / dos sapatos da gravata / dos desejos dos receios / tenho que esquecer a data / tenho que perder a conta / tenho que ter maos vacias / ter a alma o corpo nús.

La voz no era de una cantante profesional, pero logró que Abel levantara los ojos hacia el estrellerío que invadía el lado oscuro del atardecer. Cristo. Hubo otro acople y una tos filtrada en el micrófono antes que la canción continuara derramando hacia la calle: Se eu quiser falar com Deus / tenho que aceitar a dor / tenho que comer o pao/ que o diabo amassou / tenho que virar un cao / tenho que lamber o chao / dos palacios dos castelos / suntuosos do meu sonho / tenho que me ver tristonho / tenho que me achar medonho / e a pesar do mau tamaño / alegrar meu coraçao.

Entonces te secaste las manos y preparaste café mientras las arrugas artificialmente tostadas del rostro de Flor brillaban como tajos Y todavía te acordás de esas cosas preguntaste sonriendo y ella cerró los ojos y contestó Me acuerdo de mi vida.

La que canta debe ser la mujer de Ringuito. Abel torció la cabeza hacia el club y sondeó la penumbra todavía muy celeste encuadrada por el portal. Ese es un famoso tema de Gilberto Gil, pero nunca lo había escuchado entero: Se eu quiser falar com Deus / tenho que me aventurar / tenho que subir ao ceus / sem cordas prá asegurar / tenho que dizer adeus / dar a costas caminar / decidido pela estrada / que ao findar vai dar en nada / nada nada nada nada / do que eu pensaba encontrar.

El ritmo de la batería derivó de la balada-bolero al rokcandombe y Abel se paró de un salto. Cuando llego a la puerta veo una mujer bailando sobrenaturalmente en la penumbra cada vez más azul: es muy flaca, y está descalza y vestida con una malla arremangada hasta las rodillas. Abel no alcanzaba a distinguir al batero. La bailarina tiene perfil de pájaro y unos ojos dorados y volados que titilan como joyas sobre su rostro moka.

Dónde tenés el grabador petiso preguntó Flor al terminar el café y no tuviste más remedio que llevarla al escritorio y escuchar un rockcandombe que no te pareció nada del otro mundo pero que se aguantaba al lado del Kinto o el Totem o los Moonlight de Dino y dijiste Mirá vos y ella escupió por la ventana y ladró Pensar que por estos mugrientos se nos fue todo al diablo Bueno pará sonreíste Que con las grabaciones nuestras no jodíamos a nadie y hay que reconocer que ellos tenían su yeito y Flor entrecerró una mirada color pus y se fue dando un portazo.

Abel no pudo evitar toser. Entonces la bailarina se inmoviliza y tuerce su corazón hacia mi escasez de altura y comprendo que es ciega.


19

Nadie pareció escuchar la llegada de Flor, que descargó una heladera portátil de su Daihatsu Charade y taconeó eléctricamente hacia el club.

-Che: ¿están jugando un serio? ¿Qué onda con ustedes? -me hace erizar como cuando mi madre me sorprendía escapándome de su locura.

La pequeña mujer de pelo platinado (y cortado a lo paje) depositó la heladera en el suelo del club y se abalanzó hacia el contador eléctrico.

-Vo: ¿no se te ocurrió prender las luces? -me rezonga jadeando exageradamente. -¿Probaron los micrófonos, muchachos? Abel: te presento a Cristina, la esposa de Ringuito.

-Recién la oí cantar Se eu quiser falar com Deus. Y después la vi volar en alteza de oscura fe. Así que me parece que ya la conozco bastante bien.

-Y ahora yo creo que también te conozco -sonrió la mujer ciega y de piel renegrida, hablando casi sin acento.

Ringuito viene a abrazarme: tiene las mandíbulas más anchas, muchísimo menos pelo y un sorprendente hondón de pureza en la mirada.

-¿Cómo? ¿Tu mujer baila y CANTA, también? -protestó Flor con gracia. -ESTO ES TRAICIÓN, QUERIDO.

Un día antes que la prensa confirmara el asesinato del Che filmaron con Discodromo en la Plaza Virgilio y fue la primera vez que se toparon con un grupo de melenudos motudos y desaliñados que hacían guiñadas-tic a lo Lennon pero además usaban tumbadoras agregadas a la sección rítmica y cantaban en español y Flor dijo Qué asco mientras Ringuito se acercaba a presenciar la pantomima insolente del playback con ojos de gambusimo.

-¿Pero qué te vas a preocupar? Si como vos no canta ni María Bethania, bombón -dice Ringuito, y Flor nos hace reír a todos resoplando una pedorrera.

Abel se acercó a saludar a Cristina, que le besó dos veces el claror de la cara donde nace la barba. Es de hueso: los verdaderos ojos son los pezones al ras, tristes y esperanzados.

-Bueno, traje vasos y hielo -informó Flor. -Y botellas hay de sobra, en una mesa que coloqué allá atrás de los equipos. Ahora me toca remolcar a mi marido: todavía se estaba bañando porque anduvo de paddle con los amigotes. Y después de potrear no lo hacés sacar el auto ni aunque vengan degollando.

El golero de Liverpool acosado por la Selección Mundial de Gárgolas que hoy dirige la mismísima Lady Macbeth.

-¿Te volviste alcohólico, petiso? -carcajeó Ringuito viendo avanzar a Abel hacia el bar improvisado en el fondo del salón.

Y cuando al otro día Flor amenazó con capar al que le hablara de tocar para los pitucos Ringuito le pidió un trago de vermut y se quedó con ella observando el río-mar a oscuras como si uno buscara la resurrección del la estrella del Che y otro la del latido rocoso de la tierra.

-Abel -me grita Flor, reapareciendo relampagueantemente en la puerta. -¿No me hacés el favor de llamar a Annelise a la casa de Cecilia para ver si se va a quedar a dormir allí? Porque si hablo yo me amargo.

No se puede creer.

-Okey -contestó el hombre calvo, sirviéndose demasiado whisky. -¿Qué teléfono es?

Y a las tres de la mañana los encontraron dormidos en el pasto como si hubieran hecho el amor por telepatía y Brian te miró fijo y vos apenas pudiste absolverlos sentenciando Están nocau y nunca más se habló de aquella borrachera.

-Ah -me remata Flor. -Y contales a los muchachos qué es que andan haciendo con Annelise, que yo no entiendo un pomo.


20

Abel subió la escalera que comunicaba con el entrepiso donde vivía el matrimonio de cuidadores del club. Venir a hablar por teléfono con un terrible farol de whisky en la mano significa tener buen pulso, por lo menos. Demoraron mucho en abrir. Cuando veo aparecer el rostro pintarrajeado y los pechos gigantescos de Luz Adrogué casi se me cae el vaso.

-Tranquilo, rapaz. Tranquilo -dijo la mujer color borra de café recién hecho, alzando cabareteramente su bastón. -¿Qué te pensabas? ¿Qué me había muerto de verdad? Che: te agradezco mucho, pero las ofrendas a Yemanjá se hacen en botella.

-Ahora le traigo una.

-Bueno. Dame un traguito. Y tuteame, nomás. Pero no me preguntes por qué estoy aquí ni nada. Los cuidadores tuvieron que salir y la playa queda cerca y topún: antes era la diosa de Maracaná y ahora soy la diosa del agua, el whisky o luckyvenga. ¿Querés pasar?

-Sí. Preciso el teléfono.

Flor volvió a aparecer a la semana como si jamás hubiesen hablado de rockandombe y estuvo simpatiquísima con Candela y de repente te pidió para conversar a solas y apenas se sentó en la silla destinada a los alumnos de guitarra dijo Tengo dos cosas atravesadas en el buche que quisiera contarte desde que nos reencontramos petiso La primera es que fui ayudante de tu padre cuando se hizo detective y la segunda es que durante años fuimos amantes con Luz Adrogué.

Paloma me atiende divertidísima.

-Estoy bailando desde que fuiste -jadeó la niña, con Chiquitita a todo volumen detrás. -Huácale, hoy me olvidé otra vez de preguntarte: ¿mamá llama a las ocho de acá o a las ocho mexicana?

Coño: no me acuerdo.

-A las ocho de acá, supongo -dijo Abel. -Igual yo te despierto, no te preocupes. Dame con Annelise.

Annelise viene enseguida al teléfono, y le explico la suerte que tuvimos y le pido que llame por las dudas.

-Tené cuidado con Janis, que es especialista en envenenar botellas -advirtió la muchacha antes de despedirse.

Entonces me derrumbo en un sillón y le ofrezco whisky a Yemanjá, que me mira sin Gárgola.

-Los que se ponen a jugar a la rayuela con las nenas sin usar suspensor terminan con los quimbos atragantados -sentenció la negra, triste.

Lo que necesito averiguar antes que nada es si todavía existe aquel libro que iba escribiendo tu viejo mientras investigaba el caso de la guitarra estrellada dijo Flor y si en algún momento me nombra Te nombra muy al pasar retrucaste nervioso La primera ayudante de Isabelino Pena que figura en el libro es Peluca de Oro y la segunda es Ma-Sa La primera fui yo saltó Flor descontrolada Pero no se animó a ponerme porque no le gustó lo que vio en el conventillo y se fue dando un portazo y Candela dijo Chíngale con estos culebrones.

-El problema no son las nenas -me clavo un cigarrillo en la trompa. -El problema son los fantasmas, mi querida. Y me parece que vos conocés al peor de todos, si no me equivoco.

La negra devolvió el vaso entornando una mirada soberbia.

-Estás hablando con una diosa, rapaz. Decime de una vez lo que querés saber.

-¿Vos conociste bien a D’Artagnan De Deus, verdad?

-¿Y a vos te parece que Luz Adrogué iba a terminar encajándole veintidós cortes a un soruyo que no junaba bien, peladito?

-Bueno: yo lo que quiero saber es si el hijo de D’Artagnan De Deus está vivo. Porque si está vivo es capaz de limpiarme en cualquier momento.

Y a la semana Flor te llamó por teléfono y dijo Disculpame loco pero preciso seguir hablando de aquel mojo maldito o reviento y fijaron día y hora para verse y Candela dijo Chíngale si sería culebrón.

-Así que tuviste bronca con Ray De Deus, nada menos. Bueno, te voy adelantando que para resolver esa clase de tríngulis Yemanjá Saba precisa una botella. Etiqueta negra, claro -contestó la mujer frotándose las manazas.

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