primera edición web
SEXTA ENTREGA
26 / CULPA
En la tomografía que le hicieron a mi padre para clarificar el enclave de un nódulo tiroideo somatizado después de una perversidad ladymacbethiana tejida por mi madre y mi hermana, también pudo constatarse al pasar que al viejo le había crecido un tumor gigantesco y aparentemente asintomático en el riñón derecho.
Pero uno de los colegas que lo tratan piensa que las puntadas que lo hicieron renguear entre agosto y octubre fueron confundidas con un recrudecimiento ciático cuando en realidad estaban denunciando la expansión del manzanazo kafkiano.
Dios sabrá.
Mi viejo me chateó la noticia agregando que ahora le daba la razón a Juan Carlos Macedo: era hermoso contemplar el mundo sedado por las opacidades frutales del poniente.
Y de golpe sentí que estaba confesándose como si yo fuera un cura común y corriente y no su hijo.
Entonces me enteré de que apenas internaron a mi abuelo Salomón completamente lúcido aunque ya hecho un pellejo, mi padre lo mandó desconectar sin consultarlo con mi tío Jerónimo porque no soportaba verlo morir de a poco.
La noche anterior había soñado que mi abuela lo investía con una especie de corona de ángel maligno, además.
Y enseguida de entrar en un coma desasosegado mi abuelo le agarró la mano con huesuda precisión, porque evidentemente lo estaba viendo mientras se despedía.
27 / FAMILIA
Mi madre es muy parecida a Simonetta Vespucci, y antes de que mi hermana Sabrina dejara este mundo a los ocho meses aceptó filmar el final de una película donde aparece tirada en una playa contemplando el estrellerío completamente desnuda.
Casiopea fue guionada por Abel Rosso, que logró que mi tío Jerónimo convenciera a su cuñada de que debía rodar aquella maravilla mandándole una magnolia de la Más Dimensión desde Atlántida.
Y el día que se estrenó la première televisiva mi padre estaba orgulloso de ver a su mujer ofreciéndole un símbolo de pureza venusina invencible a un país donde desde 1830 gobierna Satanás.
Yo era muy chico y en la escuela tuve que aguantar chistes espantosos, pero hoy pienso que ver aquella escena influyó decisivamente en mi decisión de hacerme sacerdote.
Lo verdaderamente trágico fue que al morir mi tío Jerónimo mi madre permitió que Satanás empezara a estragarle la gratia plena hasta petrificarla.
La familia se hizo pedacitos en pocos años y me dijo mi padre que esta Navidad lloró a gritos un De profundis para que la mujer de su vida no terminara por volverse irreversiblemente loca.
Y dos semanas después le detectaron un tumorazo en el riñón y ella le mandó un mail donde la belleza interior parecía reverberarle igual que en la escena final de Casiopea.
Entonces colgué en el facebook el dicho más perfecto de San Juan de la Cruz: Mejor es sufrir por Dios que hacer milagros.
28 / DEGLUPTA
A mi viejo tienen que sacarle un riñón porque somatizó el odio femenino familiar ateísta vulcanizando un tumorazo y mi madre y mi hermana se asustaron de veras.
Aunque él se siente eufóricamente feliz por la reunificación que provocó la enfermedad.
Y justo hoy encontré en el facebook un informe con fotos asombrosas sobre el Eucalyptus Deglupta, que es capaz de mudar la corteza y generar colores arcoíricos.
Mi hermana acaba de diplomarse en Viena, y puedo asegurar que desde que era chiquita su guitarra rezuma un calidoscopio tímbrico tan sanador como el de esos árboles.
En un tiempo fue cristiana, pero ahora comparte las porquerías que cuelga una patota que odia a Dios en forma militante, aunque necesitándolo lastimosamente.
Yo soy cura y reconozco enseguida esa minusvalidez satánica posposmoderna.
Y sin embargo mi hermana la Deglupta hoy me etiquetó este diálogo de su escritor blasfemo preferido: Charles Bukowski (Fragmentos de “Una dama salvaje”) -Sabés -dijo Monk, es maravilloso, es la gente excepcional la que hace girar el mundo. Es como si hicieran los milagros por nosotros. (…) -Así es -dijo la dama. (…) -Me parece que estás loca -dijo Monk. -También lo dicen de Juana de Arco -dijo la dama. -Supongo que viste arder a Juana de Arco en la hoguera -dijo Monk. -Yo estaba allí -dijo la dama. -Yo lo vi. -Mentira. -Ardió. Yo la vi arder. Fue tan horrible y bello (…) Movía los labios y rezaba, pero no gritó. -Macanas -dijo Monk. -Cómo no iba a gritar. -No -dijo la dama. -Hay gente que es distinta. -La carne es carne y el dolor, dolor -dijo Monk. -Subestimás el espíritu humano -dijo la dama. -Sí -dijo Monk.
29 / ALBEDRÍO
A mi padre le extirparon un carcinoma renal de células claras o hipernefroma, y apenas volvió de la anestesia hizo un laringoespasmo y pudo sentir que se estaba yendo y que quería abandonar este infierno tan querido.
Incluso lo asfixiaron sus viejas dudas religiosas hasta que lo invadió una proliferación de Avemarías y Padrenuestros que emergían como un cardumen de burbujas-perlas bombeadas por la Fonte.
Después se le aparecieron algunos rostros amados desde la infancia, y además se acuerda perfectamente de haber visto cuatro veces al Papa que acaba de renunciar orando por su alma.
A mí no me visualizó como su hijo cura: era apenas un adolescente con alas de garza.
Y también se acuerda que en un momento se puso a cantar con el pensamiento muy iluminado la segunda estrofa de la letra que le puso mi tío Jerónimo a la Vidala de José Pierri Sapere: No hay necesidad de recordar / que la muerte no podrá reinar / porque las flores saben cantar / lo que Dylan Thomas escuchó.
En el lado de acá solamente veía brillar una especie de altura nacarada.
Al final pidió ayuda tres veces y al darse cuenta de que estaba completamente abandonado pudo leer la palabra FE y eso lo hizo despertarse del todo y volver.
Ayer colgué esta historia en el facebook y muchísimos amigos se maravillaron.
Y recién ahora me acuerdo de que mi padre tiene colgada sobre su cama una Pietà comprada en Roma que le regalé cuando se separaron con mi madre.
30 / PERDÓN
Mi hermana Poli vive en Viena hace años y le mandó a mi padre una grabación de la Canco del lladre mientras él todavía estaba internado, después que le extirparon un tumor renal.
Ella es Magister en guitarra clásica, pero siempre cantó como una alondra mozartiana.
La letra está reinventada por mi tío Jerónimo sin prestarle atención al original, y mi madre conserva un demo maravilloso registrado por Cristina Fernández y Ana Inés Zeballos a fines de los 80.
Y enseguida la subí a facebook y rompió todo, aunque no me animé a adjuntar el comentario de que el poeta se había inspirado en una reflexión leída en una novela de Abel Rosso.
Página 130 de la tercera edición de Morir con Aparicio: “Es una canción popular que recogió Miguel Llobet. Una belleza” dijo: “Siempre me hizo pensar que si Dios existiera vendría a ser una especie de ladrón dueño de lo que roba”.
Mi madre y Poli siempre odiaron a Dios, y estoy seguro de que mi tío Jerónimo pensaba en ellas cuando coronó el texto con esta dulcísima blasfemia:
Ya he perdonado al ladrón / dueño de lo que robaba.
Yo lo leí por primera vez mientras estaba haciendo el postulantado con los carmelitas descalzos y no me escandalicé en absoluto.
Y cuando mi padre oyó a Poli en el sanatorio pudo llorar en paz mientras agradecía que el tumor hubiese provocado la transfiguración definitiva del odio de mi hermana.
2013
2 comentarios:
Una maravilla de blog. De todo como en botica. Se puede uno pasar horas leyendo cosas de primer nivel.
Además, me encantó esta entrega.
Gracias por el comentario.
Un abrazo.
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