DEVOCIONES
DECIMOCTAVA ENTREGA
XX
Id agunt
Bajo estos indicios de materia digerida, proceden a purgar
Aunque la deliberación parece consistir más bien de partes espirituales seguidas de acción, sin embargo la acción es el espíritu y el alma de las deliberaciones. Las deliberaciones no siempre se definen en resoluciones; no podemos siempre decir: “Esto fue concluido”; las acciones siempre se resuelven en efectos; no podemos decir: “Esto fue hecho.” Las leyes poseen su reverencia, y su majestad, cuando vemos al juez en su tribunal ejecutándolas. Los consejos de guerra poseen sus lemas, y sus operaciones, cuando vemos el sello de un ejército que les es aplicado. Era una antigua costumbre la de celebrar la memoria de los que merecían el reconocimiento del Estado, brindándoles esa clase de representación escultórica que entonces era llamada Hermes; la cual consistía en la cabeza y los hombros de un hombre, puestos sobre un cubo, pero que no tenían ni brazos ni manos. En conjunto representaba a un leal defensor del Estado por su consejo; pero en este jeroglífico, que hacían sin manos, se simbolizaba que el consejero no debía tener manos, para así no extenderlas hacia tentativas extranjeras de soborno en cuestiones de Consejo, y que no era necesario que la cabeza empleara su propias manos; que los mismos hombres sirvieran para la ejecución, los que asistían al Consejo; pero que no pertenecieran manos a cada cabeza, y acción a cada consejo, nunca se propuso, tanto en imagen como simbólicamente. Ya que, así como en el matrimonio apenas puede denominarse matrimonio cuando existe un propósito en contra de los frutos del matrimonio, en contra del nacimiento de hijos, así los consejos no son consejos, sino ilusiones, cuando desde el comienzo no existe el propósito de ejecutar las resoluciones de esos Consejos. Las artes y las ciencias están más propiamente referidas a la cabeza; que es su propio elemento y esfera; pero, sin embargo, el arte de demostrar, la lógica, el arte de persuadir, la retórica, son inferidos por una mano; aquélla, expresada por una mano que se cierra en un puño, y ésta, por una mano extendida, y abierta; y permanentemente el poder del hombre y el poder de Dios mismo se expresan así: “Todas las cosas están en su mano; ni siquiera es presentado tan a menudo a nosotros con nombres que llevan nuestra consideración al Consejo, como a la ejecución del Consejo; él es más menudo denominado se Señor de los Ejércitos, que mediante cualquier otro nombre que pueda referirse a otra significación. Aquí, en consecuencia, adaptamos a nuestra meditación la resbaladiza condición del hombre, cuya felicidad, de cualquier clase, puede ser arruinada por la imperfección de una sola cosa que conduzca a esa felicidad; él debe disponer de todas las piezas para alcanzarla. Sin consejo, yo no habría llegado tan lejos, sin acción y práctica, no avanzaré hacia la salud. ¿Pero cuál es la acción necesaria ahora?: purgar una retirada, una violación de la naturaleza, un debilitamiento mayor: oh caro precio, y oh extraña manera de adicionar, sustrayendo; de restaurar a la naturaleza, violando a la naturaleza; de probar la fuerza, aumentando la debilidad. ¿No estuve enfermo antes? Y es una demanda de consuelo el preguntarme ahora: ¿Fue tu físico el que te enfermó? ¿Fue eso lo que mi físico me prometió, enfermarme? Este es otro paso sobre el que podemos sostenernos, y ver más allá en la miseria del hombre, el tiempo, la estación de su miseria; debe ser dado ahora: ¡Oh super-astuta, super-vigilante, super-diligente, y super-sociable miseria del hombre, que raramente llega sola, pero que cuando puede acompaña a otras miserias, y así se colocan mutuamente en la más elevada exaltación y en el mejor corazón! Soy terreno hasta para una disminución, y debo proceder a la evacuación, caminos todos para la inanición y la aniquilación.
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