por Mónica Telles
Tal cual lo anunciáramos en una reciente nota realizada a Beto de León, el director uruguayo de Corazon Concerts / Linking Generations -con sedes alternativas tanto en Santa Barbara / EEUU como en Punta del Este- ha invitado a Vitanova Producciones a realizar un primer trabajo conjunto. Dos semanas después, Hugo Giovanetti Viola y Federico Miralles nos resumen a dos voces lo que significó esta meteórica experiencia vivida en el estudio Bajocero de Dany Martínez, y cuando escuchamos la frase que titula esta nota no tenemos más remedio que acorralarlos con una pregunta que no le cae en gracia a nadie.
¿Eso quiere decir que el dúo de solistas Giovanetti-Miralles grabó su primer CD -Cantando adelante- sin renunciar a ciertos esquematismos?
Federico: Bueno, de eso nos damos cuenta recién ahora. Yo, personalmente, nunca había trabajado con un “productor musical” que además de proponerte los temas diseñara tan minuciosamente lo microcósmico y lo macrocósmico de las texturas y las estructuras.
Hugo: Yo presencié un trabajo muy parecido cuando Ulises Ferretti produjo musicalmente a la Banda Barroca, surgida del Taller Literario Universo. Pero acá me parece que lo que más importa es la direccionalidad estética de Beto de León, que se dedica vocacionalmente a curar las heridas de la sequedad moderna.
Federico: Y te aclaro que nosotros formamos nuestro “dúo de solistas” con una actitud barroca multigenérica, proliferante y contrastante. En ese sentido, ya habíamos roto esquemas modélicos ad usum.
Hugo: Sí. Y buscamos un ensamblamiento esencialmente destinado a peinar con la mayor sencillez posible el alma de la gente. En mi caso, se plantea una actitud extrema del poeta que necesita el mismísimo soplo del canto para hipnotizar “al toque”.
¿Y cuáles fueron los factores claves que aportó Beto de León para que se afianzaran en posturas más radicales?
Federico: Yo diría que Beto nos hizo ahondar más radicalmente en la comunicación con nuestro inconsciente, aunque ya en el primer CD ya grabé mis partes guitarrísticas (y lo sigo haciendo ahora en público) sin saber con exactitud lo que me iba a aflorar. El otro día vi un programa donde Martha Argerich explica que jamás tiene resuelto racionalmente de antemano lo que va a tocar por esa fe depositada en el tesoro que tiene que emerger virgen y en el momento justo. De ahí los célebres pánicos que padece antes de las actuaciones y las grabaciones.
Hugo: Y en el caso de Beto no hay que olvidar que él fue considerado siempre un “inconsciente” por pedalear exclusivamente montado en la intuición, más allá de que a la hora de entramar el arreglo de un tema o de grabarlo o de mezclarlo se vuelva un puntilloso casi hiperracional.
Federico: Todo esto genera un vértigo muy especial y apasionante porque durante la construcción de las canciones de golpe sentís como que te vas arrimando a un límite peligroso de ser comprendido popularmente.
Como cuando Charlie Parker decía “Esto lo estoy tocando mañana”.
Hugo: Algo así. Y habría que subrayar -ya que hablás de un “perseguidor” como Charlie Parker- que tanto Beto de León como nosotros mismos estamos obsesionados con la concreción de una trascendencia musical cósmica, capaz de trepar hacia esa comunicación generadora de una realidad “alta”.
Federico: Yo además, cuando viví en España, tuve la clarísima certidumbre de que nuestro país aporta una energía muy especial desde ese “vértice receptor” en el que está enclavado. Y me quedé asombrado, por ejemplo, cuando supe la importancia que tuvo el maestro Isaias Savio en la formación de guitarristas como Joao Gilberto.
Hugo: ¿Y qué te parece la paternidad reconocida que ejerció Julio Herrera y Reissig sobre César Vallejo? Nada menos.
¿Y Beto piensa que ese “buensalvajismo” espiritual puede obtener recepción en cierto público estadounidense?
Hugo: Sí. Porque si sabés atacar y filtrarte entre los esclerosados formulismos del entertaining intrascendente, seguramente vas a encontrar un público que necesita verdadera “belleza americana”, del norte o del sur.
Federico: Son los ciclos constitutivos. En mi canción “Mil nacimientos” queda planteado con claridad que en la verdadera dialéctica creativa se producen muertes y resurrecciones continuas, purificadoras.
Tengo entendido que Hugo le dio clase de guitarra a Beto en los años 70 y diez años después conversaron un rato caminando por la calle. ¿Ese fue todo el contacto previo a este reencuentro tan pujante?
Hugo: El reenganche se produjo hace veinte días, en el ómnibus. Claro que cuando te encontrás con un tipo como Beto podés esperar que todo suceda y se concrete fulminantemente.
¿Cuándo piensan completar este segundo CD?
Federico: Beto piensa volver en primavera, y no debemos olvidar que los cuatro temas que se concretaron todavía permanecen en carácter de “demo”.
Hugo: Tampoco hay que olvidar que trabajar con Beto implica no sólo romper esquemas paralizantes, sino que inevitable y simultáneamente nos llevará a explorar nuevos horizontes imprevisibles.
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