domingo

ZENIA GARCÍA RÍOS Y WILSON JAVIER CARDOZO

LA FUERZA DE “ABRELABIOS”
Hace ya casi dos décadas que Zenia García Ríos y Wilson Javier Cardozo empezaron a organizar ciclos artísticos donde se respiraba ese particular e imprescindible amor a la cosa que conocimos -en la década del 50- los que tuvimos un padre en el Taller Torres García, por ejemplo.

Actualmente abrelabios se ha transformado en un potente colectivo multidisciplinario de alcance internacional y vuelve a demostrar que la verdadera diversidad (la desinteresada en el exclusivismo dogmático o los egos enroscados o la manipulación arribista) es capaz de pelearle la cancha al cambalache no siempre hegemónico con que el consumismo salvaje ha saturado esta pos-posmodernidad cada vez más desflecada en variantes de la misma “culturita” hipócrita y pirotécnica destinada a adaptarnos inocuamente al establishment global.

Claro que ellos han sido capaces de sacrificarse proyectándose en el duro deseo de durar que sostiene, desde siempre, lo mejor de la vida.

¿En qué momento de los ciclos de lecturas iniciados en pubs y teatros a mediados de los 90 comenzaron a sentir, junto a Wilson Javier Cardozo, que abrelabios podía constituirse en una prospectiva de largo aliento para nuestra cultura popular?

Creo que fue cuando, a instancias del público asistente a los ciclos de lecturas, surgió la idea de editar libros. La propuesta inicial fue publicar a la gente que leía en lo que llamábamos “la segunda parte”, es decir, en su mayoría “escritores” inéditos.

Era claro que se trataría de una colección de libros colectivos que recogiera una muestra de esa experiencia; pero, apenas estábamos embarcados en el diseño del segundo libro de esa serie cuando fuimos seleccionados, por parte del Círculo de Escritores del Cerro, para editar un libro colectivo producto de un concurso literario de esa zona de la ciudad. La presentación de ese volumen, dicho sea de paso, se realizó en ocasión de la reapertura del Teatro Florencio Sánchez, con un despliegue importante de público y de prensa local.

De allí en más, con una frecuencia inesperada, fueron apareciendo opciones de edición de libros individuales y no solo de gente vinculada a los ciclos de lecturas en vivo. Esta derivación también nos permitió visualizar la conveniencia de finalizar la experiencia de los ciclos que, además de desgastantes (por la intensidad y por la dedicación que poníamos) no contaban con apoyos económicos suficientes para sustentarlo.

¿Cuáles son las características específicas que hacen que ustedes mismos definan a Abrelabios como una gestoría cultural a la uruguaya?
“A la uruguaya” alude a dos cosas: una, procura consolidar una buena imagen del producto nacional (cosa que es muy difícil en un mercado tan invadido y en una época tan globalizada y que contradice la idea de que “a la uruguaya” es idéntico a decir “a como salga”); otra, busca la identidad con una manera de hacer que aproxima al destinatario con los intermediarios (eso es el gestor, en última instancia) del hecho o producto cultural.

Esta proximidad con los destinatarios de los productos culturales se favorece porque hablamos el mismo léxico, despreocupados de las complejidades informáticas de los medios de publicación electrónicos, utilizando la tecnología simplemente como un medio, jamás como un fin en sí mismo; porque no aprovechamos la gestión cultural como pretexto para la venta de equipos o programas informáticos ni para la captación de clientes de talleres de tal o cual disciplina, lo que muestra independencia; porque los escritores que publicamos son los más beneficiados en cuanto a cantidad de ejemplares, contrario a lo que indica cualquier rutina de comportamiento empresarial de las editoras multinacionales. Y acaso, lo más uruguayo que tenemos es la diversificación de tareas. ¿Qué uruguayo que se precie no sabe hacer de todo un poco o es un siete-oficios? En nuestro caso, diseñamos webs, diagramamos libros y revistas, corregimos trabajos literarios y científicos, traducimos, editamos CD de plástica, de poesía y de música, organizamos espectáculos, representamos a algunos músicos, realizamos entrevistas a escritores y artistas para medios nacionales e internacionales, somos fotógrafos… en fin, una suma de actividades cuya sola enumeración evidencia el peligro de que la diversidad disminuya la calidad de los resultados, cosa que siempre ha sido una preocupación fundamental en nuestras actividades.

Ustedes conservan una profundidad de objetivos -léase: impulsar la necesidad de comunicación revulsiva y no de figuración fatua- que los emparenta con el impulso que caracterizó a la llamada cultura de la resistencia y los desliga de toda modalidad o moda posmo adaptada a las exigencias del establishment global. Eso hace recordar al maravilloso verso-consigna de María Elena Walsh:Porque no hay guerra pero sigue la lucha. ¿Piensan que es posible pararle el carro al consumismo salvaje?

Gracias por tu valoración de siempre para con nuestro trabajo.

En realidad no habíamos interpretado nuestra labor de gestores culturales desde una perspectiva militante hasta que un compañero que concurrió a uno de los tantos ciclos de lecturas iniciales le comentó a otra persona sobre nosotros diciéndole, precisamente, que esto que hacíamos era otra forma de continuar la militancia. Con el paso del tiempo, hemos confirmado su acierto. Porque el ámbito cultural nos permitió mantener una conducta y una independencia de criterios que nos hizo más libres (respecto de estructuras político-partidarias) pero más firmes en cuanto a las convicciones primarias de nuestro trabajo. En alguna oportunidad publicamos minilibros con la consigna de “la literatura que no se vende”, aludiendo no a la comercialización del objeto en sí, sino a los contenidos del mensaje estético.

La maquinaria del capitalismo se muestra muy consolidada y se retroalimenta permanentemente. Es capaz de convertir cualquier propuesta u opción de vida en moda y en cosa factible de reproducción en serie. No obstante, la apuesta a la vida sigue estando en dinamitarlo usando los intersticios del sistema, los descuidos sobre la vigilancia del comportamiento humano, aquellas formas de respuesta de los individuos que escapan de lo previsible, los números que no se aproximan a las curvas típicas de las gráficas.

Nacidos en medio de esta maquinaria, no es tan fácil prever o visualizar cómo salirse de ella. Pero el arte, en su conjunto, juega siempre contra lo establecido, lo cuestiona, lo pone en tela de jucio y, a la larga, muestra la cara que el sistema no publicita. Así que, inevitablemente, actúa desde y para otra cosa.

Actualmente la difusión multiplicadora de las redes sociales -a nivel nacional e internacional- abre mucho más la cancha para generar masividad sana. ¿Cómo funciona el intercambio creativo que realizan a nivel de blog?

Te aclaro que, en realidad, somos conscientes que no tenemos capacidad para sostener la atención frecuente que exige un blog, por lo cual (desde el principio) aprendimos a diagramar páginas web y todas las que elaboramos (la mayoría todavía en línea; además de las páginas oficiales de la revista LSD y del propio grupo abrelabios) jamás han tenido una actualización permanente.

Entre los primeros mitos que descubrimos sobre internet está el de que es una absoluta mentira la multiplicación de las ventas o de los compradores. El teletrabajo y la globalización del mercado seguramente son opciones redituables donde ya eran redituables las opciones tradicionales. Las cifras que divulgan seguramente son falsas o están convenientemente maquilladas.

Lo que sí nos permitió esta telaraña informática fue aprovechar, al igual que buena parte de Latinoamérica (según estudios en la materia), para divulgar productos culturales e intentar superar el fraccionamiento que las divisiones políticas e históricas impusieron a la región. Así, entre los primeros internautas que establecieron contacto con nosotros apareció gente de México, de Brasil, de Argentina y de Chile, entre otros.

En cuanto a vínculos productivos y multiplicadores para la cultura, es innegable que internet nos habilitó una red de posibilidades con la que jamás habíamos soñado.

Como ejemplos suficientes, van estos:

1) en el 2009 se contactó, por correo electrónico y a partir de nuestra web oficial, un docente de Tacuarembó consultándonos sobre aspectos de edición de un trabajo de su autoría. Recién lo conocimos personalmente el día de la presentación de su primer libro, en el 2010, en la ciudad de Tacuarembó. Es decir, absolutamente toda la gestión de recepción, corrección, diagramación de sus materiales y demás aspectos administrativos editoriales, fueron resueltos electrónicamente, a pesar que se trataba de un uruguayo que residía a menos de 500 km. de Montevideo. El año pasado editamos su segundo libro, ahora en una relación de camaradería casi absoluta.

2) supimos, por intermedio de Washington Benavides, de la visita a Montevideo de un investigador norteamericano que produjo la primera antología de poesía uruguaya bilingüe; él deseaba presentar su trabajo en ocasión de esa visita pero no tenía resuelto cómo se realizaría. En cuestión de mes y medio logramos (en su mayor parte mediante correspondencia electrónica) no solo la coordinación de detalles de toda índole con el antólogo, sino también con los ámbitos oficiales que nos habilitaron tres locales (el Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad de la República, el Anfiteatro del Instituto de Profesores “Artigas” y el Salón Azul del Centro de Conferencias de la Intendencia de Montevideo) para realizar presentaciones especialmente.

3) a mediados del año pasado, se contactó desde Ginebra, Suiza, un intelectual que estuvo abocado en los últimos años a la musicalización de poesía latinoamericana. Cinco meses más tarde, ya estábamos organizando una presentación de la muestra de su trabajo en la Ciudad Vieja de Montevideo, con él mismo participando. Y, para mediados del 2012, estamos previendo una serie de presentaciones, también con su participación, tanto en Montevideo e interior del país como en Buenos Aires, del CD que integra esos trabajos y que está grabando ahora en estudios de Suiza.

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