domingo

DYLAN THOMAS





“LA POESÍA DEBE ARRASTRARSE MÁS ALLÁ EN LA CONFESIÓN DESNUDA DE LA LUZ”



Las anteriores preguntas fueron redactadas por el editor de la revista New Verse a Dylan Thomas (1914-1953). Se publicaron en dicha revista en el número de octubre de 1934. Dylan Thomas acababa de publicar su primer libro de poesía después de ganar un concurso auspiciado por New Verse. Para la fecha en que responde estas preguntas, el poeta todavía no había cumplido los veinte años.

¿Tratas de que tu poesía tenga una importancia individual o una importancia colectiva?

Ambas. Poesía es el movimiento rítmico, inevitablemente narrativo, que parte de una absoluta ceguera a una visión desnuda y que se activa a partir de la intensa fuerza de trabajo que se le haya puesto a la creación poética. Mi poesía es, o debiera ser, importante para mí por una razón: es el registro de mi lucha individual desde la oscuridad hacia cierta cantidad de luz, y aquello que de esa lucha individual todavía ha de traer las ventajas para la visión y el reconocimiento de las fallas y algunos méritos alcanzados en ese registro concreto. Mi poesía es, o debiera ser, importante a la colectividad por su registro individual de esa misma lucha en la cual el hombre común está necesariamente identificado.
¿Crees que ahora tenga una importancia la poesía narrativa?

Sí. La narrativa es esencial. Mucha de esa pesada poesía abstracta de la actualidad no tiene continuidad narrativa, ningún tipo de continuidad, y consecuentemente se encuentra muerta. Debe haber una línea progresiva, o temática, de movimiento en cada poema. Un poema será más subjetivo en la medida en que sea más clara su línea narrativa. Narración, en su sentido más amplio, cumple con lo que Eliot, refiriéndose al “significado”, denomina “el hábito del lector”. Permitamos que la narrativa tome ese lógico hábito del lector, y la esencia del poema hará su labor en él.
¿Aguardas por un impulso espontáneo antes de escribir un poema; si es así, es este impulso verbal o visual?

No. La escritura de un poema es, para mí, la tarea física y mental de la construcción formal de un dique de palabras, preferentemente con una columna principal moviéndose (por ejemplo, narrativa) para sostener un poco las verdaderas causas y fuerzas del cuerpo y el cerebro creativo. Las causas y las fuerzas siempre están ahí, y siempre necesitan una expresión concreta. Para mí, “el impulso” poético o “la inspiración” es sencillamente la repentina, y generalmente física, llegada de energía a la habilidad constructivista del creador. El trabajador más vago recibe los menores impulsos. Y viceversa.

¿Has sido influido por Freud? ¿Qué te parece?

Sí. Cualquier cosa que esté oculta debería desnudarse. Despojarse de la oscuridad es confesarse, desnudar la oscuridad es confesar. La Poesía, registrando el despojo de la oscuridad individual, debe, inevitablemente, arrojar luz sobre lo que ha estado oculto por demasiado tiempo, y, lográndolo, explicar lo revelado. Freud arroja un poco de luz acerca de la oscuridad que él ha revelado. Beneficiándose por el vistazo de la luz y el conocimiento de la desnudez oculta, la Poesía debe arrastrarse más allá en la confesión desnuda de la luz, incluso más allá de las ocultas causas que Freud podría notar.

¿Formas parte de algún partido o un partido político económico o algún credo?

Estoy de acuerdo con cualquier cuerpo revolucionario que afirme el derecho de todos los hombres de compartir, equitativamente e imparcialmente, cada producción del hombre dirigida al hombre y a las fuentes de producción de disposición del hombre, ya que solamente a través de ese esencial cuerpo revolucionario puede existir la posibilidad de un arte comunitario.

Como poeta, ¿qué crees que te distingue de un hombre ordinario?

Solamente el uso del medio de la poesía para expresar las causas y las fuerzas que son las mismas en todos los hombres.



Do not go gentle into that good night

Do not go gentle into that good night, Old age should burn and rave at close of day; Rage, rage against the dying of the light.
Though wise men at their end know dark is right, Because their words had forked no lightning they Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright Their frail deeds might have danced in a green bay, Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight, and learn, too late, they grieved it on its way, Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight Blind eyes could blaze like meteors and be gay, Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height, Curse, bless, me now with your fierce tears, I pray. Do not go gentle into that good night. Rage, rage against the dying of the light.



No entres dócilmente en esa noche quieta


No entres dócilmente en esa noche quieta.

La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día;
Rabia, rabia, contra la agonía de la luz.

Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa, porque sus palabras no ensartaron relámpagos no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino no entran dócilmente en esa noche quieta.

Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros rabian, rabian contra la agonía de la luz.

Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas. No entres dócilmente en esa noche quieta. Rabia, rabia contra la agonía de la luz.

Traducción: Elizabeth Azcona Cranwell


PALABRAS COMO HUEVOS PUESTOS POR TIGRES (FRAGMENTO DEL MANIFIESTO POÉTICO)

Cuando era muy niño y empezaba a ir a la escuela, en el estudio de mi padre, ante deberes que nunca hacía, empecé a diferenciar una clase de escritura de otra, una clase de bondad, una clase de maldad. Mi primera y mayor libertad fue la de poder leer de todo y cualquier cosa que quisiera. Leía indiscriminadamente, todo ojos. No había soñado que en el mundo encerrado dentro de las tapas de los libros pudiesen ocurrir cosas semejantes y también tanta charlatanería, tales tormentas de arena y tales ráfagas heladas de palabras, tales latigazos a la charlatanería, una paz tan tambaleante, una risa tan enorme, tantas y tan brillantes luces enceguecedoras que se abrían paso a través de los sentidos recién despiertos y se diseminaban por todas las páginas en un millón de añicos y pedazos que eran todos palabras, palabras, palabras, cada una de las cuales estaba viva para siempre en su propia delicia, gloria, rareza y luz. (Debo tratar de que estas notas supuestamente útiles no sean tan confusas como mis poemas). Escribí infinitas imitaciones, aunque no las consideraba imitaciones sino más bien cosas maravillosamente originales, como huevos puestos por tigres. Eran imitaciones de lo que estuviera leyendo en ese momento: Sir Thomas Browne, de Quincey, Henry Newbolt, las Baladas, Blake, la Baronesa Orczy, Marlowe, Chums, los imaginistas, la Biblia, Poe, Keats, Lawrence, los Anónimos y Shakespeare. Como ve, un conjunto variado y que recuerdo al azar. Mi mano inexperta ensayó todas las formas poéticas. ¿Cómo podía aprender los trucos del oficio sin practicarlos yo mismo? No me interesa de donde se extraen las imágenes a un poema; si se quieren se pueden sacar del océano más recóndito del yo oculto; pero antes de llegar al papel deben atravesar todos los procesos racionales del intelecto. Los surrealistas, por otra parte, escriben sus palabras sobre el papel exactamente como emergen del caos; no las estructuran ni las ordenan; para ellos el caos es la estructura y el orden. Esto me parece excesivamente presuntuoso; los surrealistas se imaginan que cualquier cosa que rastrean en sus subconscientes y pongan en palabras o en colores debe ser, esencialmente, de algún interés o valor. Yo lo niego. Una de las artes del poeta es la de tornar comprensible y articular lo que puede emerger de fuentes subconscientes; uno de los usos mayores y más importantes del intelecto es el de seleccionar de entre la masa amorfa de imágenes subconscientes aquellas que mejor favorezcan su finalidad imaginativa, que es escribir el mejor poema posible.

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