
una blognovela de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ALVARO MOURE CLOUZET
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ALVARO MOURE CLOUZET
VIGÉSIMA ENTREGA
77 / CAMELLOS
Sale Begoña y se enciende la parte izquierda del escenario. Entra Francisco empelucado y se pone a sorber rapé, mientras Alma traslada el banquito frente a la palangana.
Francisco (estornudando): Quita ya. Nos vamos ahora mismo para Gorriti con ña Begoña. El Mayor irlandés se interesó en la importación de avestruces y camellos.
Alma (limpiándose un ojo escupido): ¿Camellos?
Francisco: Son bestias de África, guapa. Las mejores cabalgaduras de carga posibles para el desierto Atlántico.
Alma: En la Isla de Francia no había ningún caballo con ese nombre.
Francisco (pasándole milimétricamente un dedo por el perfil): El caballo asesino es tu novio. Me acaba de contar el Mayor que un bandido irlandés presentado con Peitro Canbél lo vio sablear a Juan Mendoza.
Alma: Juan Mendoza traicionó al País.
77 / CAMELLOS
Sale Begoña y se enciende la parte izquierda del escenario. Entra Francisco empelucado y se pone a sorber rapé, mientras Alma traslada el banquito frente a la palangana.
Francisco (estornudando): Quita ya. Nos vamos ahora mismo para Gorriti con ña Begoña. El Mayor irlandés se interesó en la importación de avestruces y camellos.
Alma (limpiándose un ojo escupido): ¿Camellos?
Francisco: Son bestias de África, guapa. Las mejores cabalgaduras de carga posibles para el desierto Atlántico.
Alma: En la Isla de Francia no había ningún caballo con ese nombre.
Francisco (pasándole milimétricamente un dedo por el perfil): El caballo asesino es tu novio. Me acaba de contar el Mayor que un bandido irlandés presentado con Peitro Canbél lo vio sablear a Juan Mendoza.
Alma: Juan Mendoza traicionó al País.
Francisco (arrancándose la peluca): Juan Mendoza peleó parapetado conmigo en la catedral y su ilustrísima caridad hizo que nunca le faltara carne al vecindario ni informes a las Partidas de observación que estorbaban el latrocinio de los herejes británicos en las campañas.
Alma: Pero formó el cuerpo de guerrilleros que ofrecieron sus servicios a Lecor para que ocupara Maldonado. Más que un abastecedor de carne fue un abastecedor de portugos.
Francisco (tirándole agua a la cara): Oxte, puta. Mendoza no se hubiera presentado con corsarios del Protector de los bandidos. Y cuando Venancio Gutiérrez le buscó revancha comandaba las guerrillas auxiliando a los escuadrones destacados para que Frutos no se reorganizara después de la disparada de India Muerta. Lecor nos trajo paz. Y la paz también se come.
Alma (sin secarse la cara): Pero la traición no se traga.
Francisco se para eléctricamente volviendo a encasquetarse la peluca y camina alrededor del sillón y de la esclava sorbiendo rapé sin parar y estornudando hasta ahogarse.
Alma: Pero formó el cuerpo de guerrilleros que ofrecieron sus servicios a Lecor para que ocupara Maldonado. Más que un abastecedor de carne fue un abastecedor de portugos.
Francisco (tirándole agua a la cara): Oxte, puta. Mendoza no se hubiera presentado con corsarios del Protector de los bandidos. Y cuando Venancio Gutiérrez le buscó revancha comandaba las guerrillas auxiliando a los escuadrones destacados para que Frutos no se reorganizara después de la disparada de India Muerta. Lecor nos trajo paz. Y la paz también se come.
Alma (sin secarse la cara): Pero la traición no se traga.
Francisco se para eléctricamente volviendo a encasquetarse la peluca y camina alrededor del sillón y de la esclava sorbiendo rapé sin parar y estornudando hasta ahogarse.
Alma: Un baño de jazmines cura todo, vuecencia.
Francisco vuelve a sentarse y apoya una mano en la cabeza de la esclava.
Francisco: ¿Así que sigues creyendo que Artigas va a proveer tu pleito mientras está lidiando a dos ejércitos con escuadrones de rabo pelado? Voto a bríos que la que debes curarte eres tú, verbenera.
Francisco le hunde la cara en la palangana a la esclava y la suelta como activado por un resorte.
Francisco: ¿Ya desembuchaste?
Alma: ¿Qué?
Francisco: La fe en el Protector.
Alma: Eso ni muerta.
Francisco le escupe la cara y sale dando zancadas.
78 / CHANTAR
-Bienvenidos y perdonen la tristeza -recibió el Rey a Lucía y al Negro Piedra desayunando con Bloody-Mary a las tres de la tarde. -¿Sabés que desde que te vi en el face-book me moría por conocerte, Ojos de Plata?
-Bueno, yo vine porque quería contarte personalmente que la primera canción que me gustó en la vida fue Vuelo ciego -sonrió oyendo pasar un tremolar inmaculado sobre la piscina la muchacha. -Ahí va una garza de las que duermen en Laguna del Diario. Mi abuela me enseñó a reconocerlas cuando cumplí un año. Y ese mismo día me regalaron tu disco simple. El que tenía Pata de palo del otro lado.
-Pero no entiendo. ¿Vos qué edad tenés?
-Dieciocho. Pero en los noventa tu canción se escuchaba a cada rato en un aviso de la tele y parece que a mí me hacía volar. Entonces me armaron un Sony en el suelo y pusieron el disco simple que tenía mi madre y salí gateando a sentármele al lado y se dieron cuenta que había empezado a verle eso que es como un clic.
-Y yo la compuse a los dieciocho años porque mi caniche se quedó ciego -le pasó el porro el Rey al Negro Piedra. -Aunque eso nunca me gasté en contárselo a ningún periodista.
-A los periodistas lo que les importa más son las noticias de las cárceles -le agarró la rodilla Lucía al muchacho de risa rota y odio agatilladísimo. -¿Leíste a Salinger, Johnny?
-El cazador entre el centeno. Pero después que supe que Chapman había matado a Lennon por ese libro no quise leer los otros. Y dicen que hasta el mismo Salinger no quiso publicar más nada. Pobre hombre.
-¿Y por qué compusiste Pata de palo?
-Porque nací con el corazón rengo. Mi madre se hizo jipi y se empezó a acostar con Satanás estando embarazada. Y yo también ya nací siendo una hembra de Satanás. Perdonen la tristeza.
-A mí no me gustó ese rock hasta que tuve la poliomielitis.
-A qué edad.
-A los tres. Y un día sentí que los dos rocks me chantaban igual. Mi hermano se vendaba los ojos y jugábamos horas a la bolita en la cama del hospital y me empezó a pasar lo mismo que a Seymour Glass, el personaje principal de Salinger. Cada vez que había clic no sentía que ganaba ni que perdía. Veía eso y tenía más ganas de vivir que de morirme.
-¿Conocés El violín de Becho de Zitarrosa, Johnny? -se acercó a la piscina sin disimular el achuecamiento humillante el preso.
-Me acuerdo de haberla escuchado por la Negra Sosa, aunque yo al canto popu uruguayo nunca le di pelota. Ya estaba craquelé.
-A mí Leonardo Regusci me regaló el clic enseñándome esa milonga en la cárcel y cuando conocí a Lucía y me explicó que la palabra dolor tenía adentro a la palabra oro me chantó la tristeza.
79 / DOBLÓN
Salen Alma y Micaela desde atrás de la reja hacia el centro del escenario, que quedará transformado en un espacio fluorescente y muy vaporoso.
Alma (dejando el bastón de Micaela en el suelo y agarrándole las manos): Ahora nos sentamos y nos acostamos despacito.
Micaela: Nunca había visto el mundo así.
Alma (carcajeando con una ronquera suave y tentadora): Pero lo que está viendo ahora es la pura vida. Si a los reyes da nobleza / el sentarse sobre el trono / puedo también darme el tono / yo a pesar de mi nobleza / y no agachar la cabeza / de hombre libre y vagabundo / pues hay un sentir profundo / que me sirve de consuelo / y es que al sentarme en el suelo / yo me siento sobre el mundo. Eso se lo enseñó Bartolomé Hidalgo a mi novio.
Micaela: Hay más estrellas que arena.
Francisco vuelve a sentarse y apoya una mano en la cabeza de la esclava.
Francisco: ¿Así que sigues creyendo que Artigas va a proveer tu pleito mientras está lidiando a dos ejércitos con escuadrones de rabo pelado? Voto a bríos que la que debes curarte eres tú, verbenera.
Francisco le hunde la cara en la palangana a la esclava y la suelta como activado por un resorte.
Francisco: ¿Ya desembuchaste?
Alma: ¿Qué?
Francisco: La fe en el Protector.
Alma: Eso ni muerta.
Francisco le escupe la cara y sale dando zancadas.
78 / CHANTAR
-Bienvenidos y perdonen la tristeza -recibió el Rey a Lucía y al Negro Piedra desayunando con Bloody-Mary a las tres de la tarde. -¿Sabés que desde que te vi en el face-book me moría por conocerte, Ojos de Plata?
-Bueno, yo vine porque quería contarte personalmente que la primera canción que me gustó en la vida fue Vuelo ciego -sonrió oyendo pasar un tremolar inmaculado sobre la piscina la muchacha. -Ahí va una garza de las que duermen en Laguna del Diario. Mi abuela me enseñó a reconocerlas cuando cumplí un año. Y ese mismo día me regalaron tu disco simple. El que tenía Pata de palo del otro lado.
-Pero no entiendo. ¿Vos qué edad tenés?
-Dieciocho. Pero en los noventa tu canción se escuchaba a cada rato en un aviso de la tele y parece que a mí me hacía volar. Entonces me armaron un Sony en el suelo y pusieron el disco simple que tenía mi madre y salí gateando a sentármele al lado y se dieron cuenta que había empezado a verle eso que es como un clic.
-Y yo la compuse a los dieciocho años porque mi caniche se quedó ciego -le pasó el porro el Rey al Negro Piedra. -Aunque eso nunca me gasté en contárselo a ningún periodista.
-A los periodistas lo que les importa más son las noticias de las cárceles -le agarró la rodilla Lucía al muchacho de risa rota y odio agatilladísimo. -¿Leíste a Salinger, Johnny?
-El cazador entre el centeno. Pero después que supe que Chapman había matado a Lennon por ese libro no quise leer los otros. Y dicen que hasta el mismo Salinger no quiso publicar más nada. Pobre hombre.
-¿Y por qué compusiste Pata de palo?
-Porque nací con el corazón rengo. Mi madre se hizo jipi y se empezó a acostar con Satanás estando embarazada. Y yo también ya nací siendo una hembra de Satanás. Perdonen la tristeza.
-A mí no me gustó ese rock hasta que tuve la poliomielitis.
-A qué edad.
-A los tres. Y un día sentí que los dos rocks me chantaban igual. Mi hermano se vendaba los ojos y jugábamos horas a la bolita en la cama del hospital y me empezó a pasar lo mismo que a Seymour Glass, el personaje principal de Salinger. Cada vez que había clic no sentía que ganaba ni que perdía. Veía eso y tenía más ganas de vivir que de morirme.
-¿Conocés El violín de Becho de Zitarrosa, Johnny? -se acercó a la piscina sin disimular el achuecamiento humillante el preso.
-Me acuerdo de haberla escuchado por la Negra Sosa, aunque yo al canto popu uruguayo nunca le di pelota. Ya estaba craquelé.
-A mí Leonardo Regusci me regaló el clic enseñándome esa milonga en la cárcel y cuando conocí a Lucía y me explicó que la palabra dolor tenía adentro a la palabra oro me chantó la tristeza.
79 / DOBLÓN
Salen Alma y Micaela desde atrás de la reja hacia el centro del escenario, que quedará transformado en un espacio fluorescente y muy vaporoso.
Alma (dejando el bastón de Micaela en el suelo y agarrándole las manos): Ahora nos sentamos y nos acostamos despacito.
Micaela: Nunca había visto el mundo así.
Alma (carcajeando con una ronquera suave y tentadora): Pero lo que está viendo ahora es la pura vida. Si a los reyes da nobleza / el sentarse sobre el trono / puedo también darme el tono / yo a pesar de mi nobleza / y no agachar la cabeza / de hombre libre y vagabundo / pues hay un sentir profundo / que me sirve de consuelo / y es que al sentarme en el suelo / yo me siento sobre el mundo. Eso se lo enseñó Bartolomé Hidalgo a mi novio.
Micaela: Hay más estrellas que arena.
Alma: Pepe Cordeón decía que eran los rosarios de su Majestad.
Micaela: ¿El Deseado?
Alma: No. Ni Pepas que valgan. Él decía que su Majestad es la que se recibe en forma de oblea blanca en las mansiones donde no entra la muerte.
Micaela: Tengo miedo.
Alma: De qué.
Micaela: De los médanos blancos.
Alma: Venga. Hoy hay que bailar.
Micaela: ¿Cómo así? ¿Renga?
Alma: Ya sube la luna. Y hoy va a parecer un doblón más rojo que la franja de los que peleamos contra el cetro de fierro.
Micaela: Dame la mano.
Alma: Venga.
Alma y Micaela se dan la mano mientras se proyecta una luz roja diagonal y suena el Vals en Do de José Pierri Sapere.
Micaela: Se me hace que ahora podría flamear un poco.
Alma: Vale. Pero mucho cuidado que al principio sentiréis que os echaste al coleto más cognac que ña Begoña.
Micaela (sentándose y arrodillándose con un parpadeo encandilado): Más malvón que doblón.
Alma (sacándole el bastón de la mano): Nada de garrotes, niña. Que eso es mástil sin luz.
Micaela (agarrándose con Alma para empezar a valsear): ¿Es que se oye un viento con música?
Alma: Es un viento cortado por la espada de Pepe Cordeón.
Alma se acompasa con los rengueos de Micaela y después de dos vueltas se abrazan carcajeando.
Micaela: Ahora sí que me pilló un Frontiñán estrellado.
80 / CHIFLAR
-Leonardo Regusci nació el domingo 27 de noviembre de 1983 -le explicó Franco al Rey: -El día más importante de la historia del Uruguay.
-Sí, pero no jodas más con lo del acto antifascista en el Obelisco porque todo el proceso de la liberación pelucona latinoamericana me tiene recontrapodrido desde que soy chiquito.
-Lo que el Flaco Jefe cree es que el theatrum sacrum multimediático fundado por el Laboratorio puede contribuir con el Adviento de una divinidad nuevomundista barroco-mestiza y toda esa blableta profetizada por Lezama Lima.
-Que no era ningún loco.
-Yo le entré varias veces pero nunca terminé de entender un carajo. Y sé que a Onetti le pasaba lo mismo. El que electrocutó a Leonardo con eso fue mi viejo.
-Mirá -se babeó arriñonadamente el Rey: -Tres garzas juntas. Pasan a cada rato y me las tuvo que mostrar Lucía. Y al final me chantó con el Andante de Mozart que letrificó Leonardo. ¿No es un milagro más bien terrible?
-Terrible fue escucharlo chiflando ese Andante durante todo el entierro de mi viejo. Y no hubo quien se animara a encajarle un pisotón, por lo menos.
-Qué edad tenía.
-Quince. Pero siempre fue un provocador profesional.
-La historia del soneto que recitaba frente a Artigas cuando venían a Maldonado es digna de Baudelaire.
-Sí. Y mirá que en ese tiempo ya vivía con nosotros. Pero cuando salía a vender pan con el padre en San Carlos nunca hubo forma de hacerlo calzarse. Y tenía tres años.
-En un pibe del campo no es tan raro.
-En un pibe loco, viejo. Una vuelta hubo que atarlo a la cama porque tenía bruta tos perruna y perdió la voz berreando que el pan había que salir a repartirlo igual que como se nacía.
-Eso es digno de Jesús.
-El problema es que Jesús de vez en cuando resucitaba a alguien. Y el padre del Flaco Jefe se suicidió después que le operaron un aneurisma y quedó hecho un macaco hemipléjico y la madre se fumó todo hasta reventar de cáncer en un año.
-¿Él es primo tuyo por parte de padre?
-De madre. Pero mi tía tenía la misma edad que yo.
-¿Y qué locura le ves a un tipo que vive rompiéndose el alma para enamorar a la gente y tratar de que no se destroce?
-La locura es que se va a hacer matar él.
-Tres garzas más.
-¿Leemos?
-Sí. Pero no cojemos.
-Estás enamoradísimo.
-Mira que la dolencia / de amor, que no se cura / sino con la presencia y la figura.
Micaela: ¿El Deseado?
Alma: No. Ni Pepas que valgan. Él decía que su Majestad es la que se recibe en forma de oblea blanca en las mansiones donde no entra la muerte.
Micaela: Tengo miedo.
Alma: De qué.
Micaela: De los médanos blancos.
Alma: Venga. Hoy hay que bailar.
Micaela: ¿Cómo así? ¿Renga?
Alma: Ya sube la luna. Y hoy va a parecer un doblón más rojo que la franja de los que peleamos contra el cetro de fierro.
Micaela: Dame la mano.
Alma: Venga.
Alma y Micaela se dan la mano mientras se proyecta una luz roja diagonal y suena el Vals en Do de José Pierri Sapere.
Micaela: Se me hace que ahora podría flamear un poco.
Alma: Vale. Pero mucho cuidado que al principio sentiréis que os echaste al coleto más cognac que ña Begoña.
Micaela (sentándose y arrodillándose con un parpadeo encandilado): Más malvón que doblón.
Alma (sacándole el bastón de la mano): Nada de garrotes, niña. Que eso es mástil sin luz.
Micaela (agarrándose con Alma para empezar a valsear): ¿Es que se oye un viento con música?
Alma: Es un viento cortado por la espada de Pepe Cordeón.
Alma se acompasa con los rengueos de Micaela y después de dos vueltas se abrazan carcajeando.
Micaela: Ahora sí que me pilló un Frontiñán estrellado.
80 / CHIFLAR
-Leonardo Regusci nació el domingo 27 de noviembre de 1983 -le explicó Franco al Rey: -El día más importante de la historia del Uruguay.
-Sí, pero no jodas más con lo del acto antifascista en el Obelisco porque todo el proceso de la liberación pelucona latinoamericana me tiene recontrapodrido desde que soy chiquito.
-Lo que el Flaco Jefe cree es que el theatrum sacrum multimediático fundado por el Laboratorio puede contribuir con el Adviento de una divinidad nuevomundista barroco-mestiza y toda esa blableta profetizada por Lezama Lima.
-Que no era ningún loco.
-Yo le entré varias veces pero nunca terminé de entender un carajo. Y sé que a Onetti le pasaba lo mismo. El que electrocutó a Leonardo con eso fue mi viejo.
-Mirá -se babeó arriñonadamente el Rey: -Tres garzas juntas. Pasan a cada rato y me las tuvo que mostrar Lucía. Y al final me chantó con el Andante de Mozart que letrificó Leonardo. ¿No es un milagro más bien terrible?
-Terrible fue escucharlo chiflando ese Andante durante todo el entierro de mi viejo. Y no hubo quien se animara a encajarle un pisotón, por lo menos.
-Qué edad tenía.
-Quince. Pero siempre fue un provocador profesional.
-La historia del soneto que recitaba frente a Artigas cuando venían a Maldonado es digna de Baudelaire.
-Sí. Y mirá que en ese tiempo ya vivía con nosotros. Pero cuando salía a vender pan con el padre en San Carlos nunca hubo forma de hacerlo calzarse. Y tenía tres años.
-En un pibe del campo no es tan raro.
-En un pibe loco, viejo. Una vuelta hubo que atarlo a la cama porque tenía bruta tos perruna y perdió la voz berreando que el pan había que salir a repartirlo igual que como se nacía.
-Eso es digno de Jesús.
-El problema es que Jesús de vez en cuando resucitaba a alguien. Y el padre del Flaco Jefe se suicidió después que le operaron un aneurisma y quedó hecho un macaco hemipléjico y la madre se fumó todo hasta reventar de cáncer en un año.
-¿Él es primo tuyo por parte de padre?
-De madre. Pero mi tía tenía la misma edad que yo.
-¿Y qué locura le ves a un tipo que vive rompiéndose el alma para enamorar a la gente y tratar de que no se destroce?
-La locura es que se va a hacer matar él.
-Tres garzas más.
-¿Leemos?
-Sí. Pero no cojemos.
-Estás enamoradísimo.
-Mira que la dolencia / de amor, que no se cura / sino con la presencia y la figura.
























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