(el caso de las brujas siamesas)
folletín policial y de magia negra de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
folletín policial y de magia negra de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
CATORCEAVA ENTREGA
27 TATUAJES
Y entonces sonreí concentándome en el ventanuco lila que transformaba el entrepiso en lo que el divino Julio hubiera definido como una grieta por donde se podía ver pensar al cielo y le contesté a Magui:
-Nena: vivamos nuestras bodas. No te imaginás cómo necesito conocer noticias de tu tesoro: estrellas, tsunamis, oraciones. ¿No podríamos escribirnos algo todos los días sin pensar obligatoriamente en la literatura? Quiero que nos ayudemos más a acariciarnos el nácar de la nuca. Los tatuajes me importan un carajo. Hay una versión del Cantar de los Cantares que dice: Yo salí a buscar a mi Amado y mi Amado se había ido, y mi alma se me había salido en el hablar de Él. Dame más haikus milagrosos o cualquier clase de hijo del Espíritu Santo, mujer. ¿Sabés que la semidesnudez que te vi en el rodaje me pareció el trasluz de un vestido de novia? Te mando un beso desde el Cucho Cósmico. Y me despido copiando a Darío: Ajena al dolor y al sentir artero / llena de la ilusión que da la fe / lazarillo de Dios en mi sendero / Magdalena Rodríguez, acompañamé.
Después me bañé cantando Te conozco y decidí premiarme con unas muzzarellas en el Tasende. El Tucho me cobra santamente la pensión post-mortem que me inventé como buen ex-funcionario de la Caja de Jubilaciones y mis vidas duran muy pocos días, así que siempre alcanza. Y de golpe se me congelaron las piernas y corrí a abrir el mail sabiendo que era imposible que la Nena ya hubiese contestado y cuando brilló el cubículo estuve a punto de arrodillarme pero el que me escribía era el párroco glotón, citándome para charlar enseguida sobre algo muy grave.
-Ah, Isabelino Pena de las Ánimas -me resigné a sustituir la bermuda por el uniforme bogartiano y el panamá viscoso, aunque siempre sin corbata. -La humanidad recién va a terminar de salvarse el día que en las escuelas enseñen que la vida en este mundo es comer mierda humillarse comer mierda humillarse comer mierda humillarse comer mierda humillarse y seguir siendo feliz en dirección a la Más Majestad, como debía pensar nuestro derrotadísimo Protector cada vez que dirigía el rosario en el infierno de Curuguaty.
Y cuando empezaba a taconear por los escaloncitos de mármol del ex-palacio escuché que Nanda y Rosa nombraban a la Nena mientras abrían su bulo y se me desencadenaron tres o cuatro congelamientos tan brutales que tuve que sentarme y el sombrero se me voló rodando y Encías Negras se asomó asustadísima:
-¿Te resbalaste?
-No. Fue un touch de la Virgen.
-Uau. Mirá lo que nos tatuó Baguette de Chocolate -se trepó en cuatro patas la elfa para mostrarme una especie de calavera-vulva que parecía atumorarle el pescuezo y yo nunca le había mirado bien a Magui. -Nos hicimos de la secta de las Delmiras.
-Perdón. Tengo que ir a ver al párroco -salté tres escalones para pescar el sombrero.
-Pa. Te pusiste verde de los celos, Carvalhito. Capaz que te imaginaste lo que demorará tu ahijada en felatiar a esa bestia bostera.
28 PESCADITO
Jorge me hizo pasar a un saloncito con sillones y revistas donde colgaba nada más que una reproducción de la Virgen del Greco y lo pude creer.
-Todo para ti y nada para mí -me ericé hasta achucharme.
-Voy a tener que fumar en zona prohibida -se le hinchó un esmerilamiento muy cansado al párroco devorador de pastafrolas.
-A mí no me molesta.
-A mí sí. Y cada vez que peco con humo me siento peor que el cura-cucaracha de El poder y la gloria. Era la novela preferida de Fidel y Noel.
-Qué pasó con la autopsia.
-Sos un buen detective: el veneno de hormigas estaba depositado en el hígado hacía bastante tiempo. Así que lo que quisieron hacer pasar por suicidio fue un asesinato digno del Divino Marqués.
-Lástima que no tengamos la autopsia de Fidel.
-Se puede mandar a hacer. Aunque en ese caso el obispo se va a poner mucho más espeso que el Jefe de Policía.
-Qué lo parió. Esa Virgen tiene la humildad más hetimasíaca que existe en todo el barroco -señalé a la patrona del Greco sintiendo dos latidos de electrocutamiento polar en los muslos. -Y pensar que es apenas el detalle de un cuadro.
-No me digas que te enamoraste de Magui.
-No es enamoramiento.
-Bueno, un enganche. Ellas viven así: picoteando papitos. Y donde llegues a apretarlas demás en un abrazo son capaces de odiarte para siempre. ¿Te sentís bien?
-Me dan escalofríos.
-Ojo que fuego y hielo cruzados son brujería. Te digo porque los guaraníes te crucifican peor que los umbandas.
-¿Conocés a Shirley?
-No. Pero conozco a un carmelita de Florida que la adora.
Y de golpe me tuve que parar y pedir para ir al baño porque el sillón se me volvió una silla eléctrica y lo único que veía era el haiku de la Nena revoloteándome en el tercer ojo.
-Bueno -traté de disimular la flojera a la vuelta, ya en mangas de camisa y chorreando un sudor hecho gel. -¿Querés que siga el caso?
-Todo bien -prendió otro cigarrillo el paragua, sonriendo con una horrible falta de fe en la paleontología espiritual. -Lástima que haya tantos sospechosos. ¿Viste que hasta las lesbianas lloraban como perras? Perdón. No soy homofóbico.
-¿Qué más sabés de Shirley?
-Fidel comentaba que cuando se conocieron en el quilombo y le acarició el famoso pescadito rojo que tiene tatuado en la nuca sintió por primera en la vida que podía salvar un alma. Ojalá que termine pasando igual que en la novela. Un alma, por lo menos.
Y entonces sonreí concentándome en el ventanuco lila que transformaba el entrepiso en lo que el divino Julio hubiera definido como una grieta por donde se podía ver pensar al cielo y le contesté a Magui:
-Nena: vivamos nuestras bodas. No te imaginás cómo necesito conocer noticias de tu tesoro: estrellas, tsunamis, oraciones. ¿No podríamos escribirnos algo todos los días sin pensar obligatoriamente en la literatura? Quiero que nos ayudemos más a acariciarnos el nácar de la nuca. Los tatuajes me importan un carajo. Hay una versión del Cantar de los Cantares que dice: Yo salí a buscar a mi Amado y mi Amado se había ido, y mi alma se me había salido en el hablar de Él. Dame más haikus milagrosos o cualquier clase de hijo del Espíritu Santo, mujer. ¿Sabés que la semidesnudez que te vi en el rodaje me pareció el trasluz de un vestido de novia? Te mando un beso desde el Cucho Cósmico. Y me despido copiando a Darío: Ajena al dolor y al sentir artero / llena de la ilusión que da la fe / lazarillo de Dios en mi sendero / Magdalena Rodríguez, acompañamé.
Después me bañé cantando Te conozco y decidí premiarme con unas muzzarellas en el Tasende. El Tucho me cobra santamente la pensión post-mortem que me inventé como buen ex-funcionario de la Caja de Jubilaciones y mis vidas duran muy pocos días, así que siempre alcanza. Y de golpe se me congelaron las piernas y corrí a abrir el mail sabiendo que era imposible que la Nena ya hubiese contestado y cuando brilló el cubículo estuve a punto de arrodillarme pero el que me escribía era el párroco glotón, citándome para charlar enseguida sobre algo muy grave.
-Ah, Isabelino Pena de las Ánimas -me resigné a sustituir la bermuda por el uniforme bogartiano y el panamá viscoso, aunque siempre sin corbata. -La humanidad recién va a terminar de salvarse el día que en las escuelas enseñen que la vida en este mundo es comer mierda humillarse comer mierda humillarse comer mierda humillarse comer mierda humillarse y seguir siendo feliz en dirección a la Más Majestad, como debía pensar nuestro derrotadísimo Protector cada vez que dirigía el rosario en el infierno de Curuguaty.
Y cuando empezaba a taconear por los escaloncitos de mármol del ex-palacio escuché que Nanda y Rosa nombraban a la Nena mientras abrían su bulo y se me desencadenaron tres o cuatro congelamientos tan brutales que tuve que sentarme y el sombrero se me voló rodando y Encías Negras se asomó asustadísima:
-¿Te resbalaste?
-No. Fue un touch de la Virgen.
-Uau. Mirá lo que nos tatuó Baguette de Chocolate -se trepó en cuatro patas la elfa para mostrarme una especie de calavera-vulva que parecía atumorarle el pescuezo y yo nunca le había mirado bien a Magui. -Nos hicimos de la secta de las Delmiras.
-Perdón. Tengo que ir a ver al párroco -salté tres escalones para pescar el sombrero.
-Pa. Te pusiste verde de los celos, Carvalhito. Capaz que te imaginaste lo que demorará tu ahijada en felatiar a esa bestia bostera.
28 PESCADITO
Jorge me hizo pasar a un saloncito con sillones y revistas donde colgaba nada más que una reproducción de la Virgen del Greco y lo pude creer.
-Todo para ti y nada para mí -me ericé hasta achucharme.
-Voy a tener que fumar en zona prohibida -se le hinchó un esmerilamiento muy cansado al párroco devorador de pastafrolas.
-A mí no me molesta.
-A mí sí. Y cada vez que peco con humo me siento peor que el cura-cucaracha de El poder y la gloria. Era la novela preferida de Fidel y Noel.
-Qué pasó con la autopsia.
-Sos un buen detective: el veneno de hormigas estaba depositado en el hígado hacía bastante tiempo. Así que lo que quisieron hacer pasar por suicidio fue un asesinato digno del Divino Marqués.
-Lástima que no tengamos la autopsia de Fidel.
-Se puede mandar a hacer. Aunque en ese caso el obispo se va a poner mucho más espeso que el Jefe de Policía.
-Qué lo parió. Esa Virgen tiene la humildad más hetimasíaca que existe en todo el barroco -señalé a la patrona del Greco sintiendo dos latidos de electrocutamiento polar en los muslos. -Y pensar que es apenas el detalle de un cuadro.
-No me digas que te enamoraste de Magui.
-No es enamoramiento.
-Bueno, un enganche. Ellas viven así: picoteando papitos. Y donde llegues a apretarlas demás en un abrazo son capaces de odiarte para siempre. ¿Te sentís bien?
-Me dan escalofríos.
-Ojo que fuego y hielo cruzados son brujería. Te digo porque los guaraníes te crucifican peor que los umbandas.
-¿Conocés a Shirley?
-No. Pero conozco a un carmelita de Florida que la adora.
Y de golpe me tuve que parar y pedir para ir al baño porque el sillón se me volvió una silla eléctrica y lo único que veía era el haiku de la Nena revoloteándome en el tercer ojo.
-Bueno -traté de disimular la flojera a la vuelta, ya en mangas de camisa y chorreando un sudor hecho gel. -¿Querés que siga el caso?
-Todo bien -prendió otro cigarrillo el paragua, sonriendo con una horrible falta de fe en la paleontología espiritual. -Lástima que haya tantos sospechosos. ¿Viste que hasta las lesbianas lloraban como perras? Perdón. No soy homofóbico.
-¿Qué más sabés de Shirley?
-Fidel comentaba que cuando se conocieron en el quilombo y le acarició el famoso pescadito rojo que tiene tatuado en la nuca sintió por primera en la vida que podía salvar un alma. Ojalá que termine pasando igual que en la novela. Un alma, por lo menos.
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