domingo

LOS PÁJAROS DESOCULTADOS POR JUAN PABLO PEDEMONTE SERÁN DIFUNDIDOS POR TV CIUDAD


https://www.youtube.com/watch?v=JWMoYiVcQzg

HONESTIDAD / HUMILDAD / HAMBRE / HUEVOS

El ya muy difundido ciclo de documentales HD Los pájaros ocultos (FCC, 2011, 2014) que realizó el poeta, plástico y videasta Juan Pablo Pedemonte para Tremendo films, será emitido próximamente por TV Ciudad.

Estos trabajos de desocultamiento investigan el ciclo vital de artistas uruguayos que, según el realizador, “tienen en común -a juicio de la crítica especializada- haber desarrollado una obra que no ha sido difundida convenientemente de acuerdo a su calidad”.

La primera serie de largometrajes que se emitirán televisivamente incluye las figuras de Álvaro Figueredo, Pedro Piccatto, Octavio Podestá, Clever Lara, Lucio Muniz, José Parrilla, Miguel Ángel Tosi, Enrique Estrázulas, Marosa di Giorgio, Jorge Meretta,  Alfredo Fressia Hugo Giovanetti Viola.

¿Cómo definirías al verdadero vuelo artístico?

Tal vez sea, en definitiva, inefable. Sí es aprehensible la calidad de una obra a través de la sensibilidad cultivada (porque de gustos está casi todo escrito) pero, en último término, es indefinible; hay una zona que le pertenece al misterio. Pero sí se puede hablar de algunas condiciones necesarias para emprender vuelo propio, como son  estas cuatro H: honestidad (ser uno mismo), humildad (saber que somos mota de polvo del universo), hambre (tener sed de aprendizaje y crecimiento) y huevos (saber bancar el cáliz amargo). Y a partir de ahí, construir. Por supuesto que el talento existe y hay quienes tienen su adn helicoidado en la magia. 

Por otra parte, creo que el vuelo artístico tiene que ver con el dominio del símbolo o con la capacidad de transmigrar un lenguaje a una zona de fascinación. Se trata de metaforizar para producir un desorden objetual fascinable; en otras palabras, saber espiritualizar la materia.

¿No pensás que vivimos en una cultura (o más bien en una ocultura) donde el amor incondicional al misterio molesta?

Desde Bacon en adelante (principios del siglo XVII), la palabra “misterio” pasó a ser inconveniente. Ni mencionar dos siglos después a partir de Comte o la entrada del siglo XIX después de la Francia de Robespierre. Sería ingenuo decir que no fueron cimientos de una historia evolutiva, favorable, pero provocaron un racionalismo inmoderado que puso en jaque las más primitiva necesidad del hombre: espiritualizar. Hace falta eso que  Boccanera consignó en el título de su libro sobre Gelman: “confiar en el misterio”.

Hoy el arte se encomienda más a lo “misterioso” que a saber entrar en el misterio. Asistimos a la paradoja de una imposición del “vale todo”; legitimada sistemáticamente en los museos, en los concursos, en las performances. Quiero decir, desde arriba, desde los jerarcas de la Cultura, hacia abajo. El chiste de una banda presidencial en el perro de Mujica obtuvo el último Premio Nacional de Artes Plásticas. Es casi obsceno. El “vale todo” termina siendo idéntico al “vale nada.

¿Cuáles fueron las peores dificultades que se te plantearon al intentar construir estas historias con un calado mítico?

En realidad no hay algo tan deliberado. Los artistas calan per se, más allá de que intenté que los documentales respetasen la diagramación espiritual de sus obras. Lógicamente, aportando mi color autoral.   

¿Podríamos afirmar que lo que tienen en común tus pájaros desocultados es haber sobrevivido, al decir de Joaquín Sabina, con un alma en oferta que nunca vendieron?

Totalmente. De eso se trata; de autores que han apostado a la máxima de Boido: porque la poesía no se vende

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