LAS CARTAS DE MOZART COMO ESPEJO DE SU POSICIÓN FRENTE AL MUNDO (2)
REALISMO (24)
AUTOPRESERVACIÓN
(11)
El padre le escribe
indignado al saber que ha renunciado a su empleo en Salzburgo. Mozart no se
acalora y contesta voluntarioso:
Podía
imaginarme muy bien que en el primer momento de enojo me escribiría todo tal
como debía ser leído por mí, ya que el caso era demasiado sorpresivo para
usted. Pero ahora ha meditado el asunto y siente como un hombre de honor tanto
más fuerte la ofensa. (1)
El padre no cede y tres
días más tarde el hijo le escribe:
¡Debo
confesarle que no reconozco a mi padre en ningún trazo de su carta! Si a un
padre, pero no al mejor, al más amante, al padre preocupado por su propia honra
y la de su hijo, en una palabra: no a mi padre. Pero todo eso ha sido un sueño;
usted acaba de despertar y no tiene necesidad de respuesta mía alguna para
estar más convencido que no puedo volverme atrás de mi decisión, ahora menos
que nunca. (2)
Una táctica parecida
sigue Mozart en lo referente a su matrimonio con Constanza. Admite haber
firmado, a espaldas de su padre, un contrato matrimonial.
…en
lo referente al contrato matrimonial también quiero hacerle la más sincera
confesión, bien convencido que ha de perdonarme este paso, pues de haberse
encontrado en mi lugar seguramente habría hecho lo mismo.
Después de prolija
explicación, concluye su carta:
No
me preocupaba su consentimiento para mi boda, ya que se trata de una chica a la
que sólo le falta dinero, y conozco su sentado pensamiento en este sentido. ¿Me
perdonará usted?, lo espero, no lo dudo. (3)
Aun no sabe si su padre
ha de aprobar de corazón su elección, pero, ¿para qué torturarse mucho con inseguridades?
…le
ruego que me haga feliz con su consentimiento, se lo ruego. Estoy seguro de que
todavía ha de amar a mi querida Constanza. (4)
Tenemos motivos para
dudar de que Mozart tuviera razón.
La más audaz de sus anticipaciones
es, sin duda, la que sigue:
Beso a usted las manos y le agradezco con la
ternura que un hijo siente por su padre su bondadoso consentimiento y su
bendición paternal. ¡Pero yo tenía absoluta confianza en que así sería!, pues
usted sabía que yo mismo sabía muy bien todo lo que se puede objetar de
semejante paso, pero que no podía actuar de otra manera sin herir mi conciencia
y mi honor; por lo tanto podía estar seguro y contar con su consentimiento.
Esperé en vano dos correos su contestación y como el casamiento estaba fijado
para ese día, en el que ya debería haber sabido todo, y convencido y confiado
en su asentimiento, me casé con mi amada en el nombre de Dios. Al día siguiente
recibí dos cartas juntas; ¡ahora y pasó! Ahora sólo me resta pedirle perdón por
mi apresuramiento en confiar en el amor paterno. (5)
¡No sobreestimemos la
sumisión de Mozart! A pesar de todo hace su voluntad. Aparentemente conserva la
obediencia infantil, pero, en el fondo, se emancipa de toda autoridad para
conseguir condiciones de vida que le aseguren tranquilidad para trabajar. Esto parece
ser lo que más le preocupa últimamente. Siempre vuelve a las mismas quejas:
Mi
corazón está inquieto, mi cerebro confuso, ¿cómo es posible pensar o trabajar
debidamente en estas condiciones? (6)
Es una de las causas de
su impostergable boda con Constanza.
Notas
(1) A su padre, Munich,
29-XII-1778, I, 570.
(2) A su padre, Viena,
19-V-1781, II, 92.
(3) A su padre, Viena,
22-XII-1781, II, 146-47.
(4) A su madre, Viena,
12-I-1782, II, 150.
(5) A su padre, Viena,
7-VIII-1782, II, 174.
(6) A su padre, Viena,
27-VII-1782, II, 170.
No hay comentarios:
Publicar un comentario