domingo

JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA) - LA VUELTA DE DON VERÍDICO (46)


LOS CARTELES


Hombre que supo ser celoso pa las intimidades de su rancho, aura que dice, Cotolengo Fortín, casau con Hermosura Cualunque, una mujer tan bonita que la gente la veía y comentaba “¡Qué bonita!”. Cómo sería que le decían “La bonita”.

A Cotolengo Fortín no le gustaba que la gente se le metiera en el rancho sin llamar. Decía que antes de arrimarse a las casas hay que avisar de lejos. Pa evitarse problemas, cuando se casó puso en la tranquera un timbre de bicicleta.

Nunca llegó a escucharlo, porque a las pocas horas los muchachos se lo llevaron pa hacerlo sonar en algún carrito de mano, así que estuvo cavilando una noche entera y al otro día puso cartel.

GOLPEAR ANTES
DE ENTRAR

Al poco rato la gente le dentraba al rancho como si tal cosa pa preguntarle “¿Golpear, qué?”.

Muy fastidiau porque se le había llenau el rancho de vecinos y estraños, y arriba los había tenido que invitar con mate y unos pasteles, esperó a la otra mañana pa poner otro cartelito que decía:

GOLPEAR LAS MANOS

Al poco rato, todo el que pasaba frente a la tranquera golpeaba las manos, y seguía de largo porque no tenían interés ni en saludarlo, pero carteles son carteles y más vale hacerles caso porque a veces nunca se sabe.

Se pasó otra noche sin dormir, cavilando, y a la mañana siguiente encajó otro cartel que decía:

GOLPEAR LAS MANOS
EN CASO DE NECESIDA

Pal mediodía se le había llenau el rancho de gente a preguntarle si había que golpear en caso de necesidá del que golpeaba, o necesidá de él que golpearan, y cómo hacían pa saber cuándo estaba necesitado y cuándo no, ya que pa preguntarle, primero había que golpear.

Cuando pudo desalojar el rancho con ayuda e los perros, la mujer le hizo una olla de tilo bien cargado y se quedó cavilando.

No pegó un ojo en toda la noche, pero a la mañana tenía el cartelito que era un lujo e letras.

SI LLEGA DE VISITA
GOLPEAR TRES VECES

Se tuvo que esconder en el galpón de las herramientas, porque el rancho era un hormiguero e gente preguntando cuántas veces tenía que golpear el que no fuera de visita.

Esa misma tarde salió medio loco, puso una campana en el rancho con una piola que iba hasta la tranquera, y en la punta de la piola le colgó un cartelito que decía:

POR FAVOR TIRAR DE AQUÍ

Como pedía por favor, todo el que pasaba tiraba porque era gente muy servicial. ¡Era una cosa que no se podía estar adentro de aquel rancho! Era como vivir en el campanario e la iglesia con el monaguillo mamau.

Por eso se le fue la mujer. Tanto golpear, tanto salir a ver, tanto ver gente, tanta visita, se le fue y le dejó un cartelito.

GOLPIA QUE TE VAN A ABRIR

Llegó al boliche El Resorte hecho una desgracia. Taba tan impresionau con el asunto, que no sabía si golpear en el mostrador o esperar que le pusieran un cartelito. Cuando contó sus problemas, todos le dieron consejos cualquier cantidá, pero el único que le dio el consejo clavau, fue el tape Olmedo. El hombre salió loco de contento del boliche.

Al otro día colgó cuarenta y siete carteles distintos en la tranquera, y como la gente no tenía tiempo pa perder leyendo las bobadas de este loco, seguían de largo sin molestar pa nada.

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