44 / El tercer crepúsculo.
La tercera puerta.
Pasan como las veces anteriores para hallar la luz violeta más intensa y diáfana que jamás han contemplado.
Lo abarca todo: el arriba, el abajo, la izquierda, la derecha y el suelo donde pisan.
Los deslumbra.
Incrementa sus percepciones preparándolos para la experiencia.
Hay un camino amplio bosquejado por menudas llamas que brotan adentro de las corolas de unas flores lila de perfume delicado.
Los rodea el bienestar.
Sus almas reciben placidez como adelanto de un paraíso vislumbrado en sueños.
-Nunca imaginé un lugar de tan alta espiritualidad... -pronuncia Nahala en voz baja para no perturbar el silencio.
-Se agudizan los cinco sentidos... -comenta Salma.
-Más otros de los que no teníamos noción... -contesta Larne.
Y Laal finaliza:
-Sabiendo muy poco, siento que todo lo sé...
Un cendal se descorre.
Entran en un jardín donde abunda el verde nuevo y claro de las plantas en plena floración.
El piso es de baldosas blancas y negras ordenadas en damero.
Un anciano de ropas púrpuras los aguarda sentado en una silla tallada de granates.
Podría tener la edad de la creación.
Sobre una mesa de amatistas relucientes hay cuatro cirios encendidos.
Con la impaciencia que la caracteriza, Nahala le pregunta:
-¿Acaso eres un dios, señor?
Él sonríe y les responde con pensamientos:
“Soy un enviado de la divinidad suprema. Tomen un cirio cada uno y síganme”.
Los lleva a una zona lóbrega en la que la única claridad es la de las llamas y de las chispas que se desprenden y caen describiendo airosas elipses de rastros dorados.
Temen separarse y repiten el gesto de asirse de las manos.
El ser, espíritu, aparición, les habla sin palabras:
“Este es el perfil oscuro de sus mentes, en el que hay que luchar durante cada existencia, instante por instante, para vencer sentimientos negativos.
“Así es vuestro lugar interno; observen cómo la luz ilumina un pequeño espacio.
“Procuren agrandarlo cada día y colmarlo de fulgor.
“Es el Padre quien les ruega”.
Su mano dibuja un círculo en la superficie.
Se abre una boca y al mirar abajo descubren un territorio desolado donde las almas esperan ser redimidas.
“No atrasen vuestra evolución porque retroceder no es la mejor opción.
“Los que conocemos el destino de los seres, humanos o no, sabemos que cumplirán, porque si no, no serían dignos de estar acá ni de los privilegios que se llevarán de este reino.
“Difundan las buenas nuevas entre sus hermanos para que transiten por el sendero de la iluminación.
“Conserven los cirios y enciéndalos en el tiempo de la penumbra.
“Están santificados y los guiarán hasta el nido seguro.
“Pueden marcharse”.
45 / Regresan al patio blanquinegro.
Los visillos se corren separándolos de aquel edén.
Mientras caminan se van apagando una a una las llamas que nacían dentro de los cálices.
Pero la luz violeta, espléndida, no desaparece y gozan de esa paz inigualable.
Luego, lo de siempre.
Los escalofríos en la espalda.
Las vibraciones de sus cuerpos y de las piedras de la pared, la puerta sellada que les da paso, los cantos de los magos...
lunes
23/ El Caldero de la Bruja [Anna Rhogio] - La novela WEB de magia y hechicería para niños
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