por José Ignacio Cuenca
Con poco que demostrar ya en el campo de la interpretación, donde es considerado con toda justicia como uno de los mejores actores de su generación, Sean Penn ha producido, escrito y dirigido 'Hacia rutas salvajes', donde evidencia también su enorme talento como cineasta en lo que probablemente sea su trabajo más completo, maduro y personal hasta la fecha.
¿Cómo se involucró en este proyecto?
Todo empezó en una librería, hace unos 12 o 13 años, cuando vi por primera vez la portada del libro de Jon Krakauer con la foto del autobús. Hay algo acerca de esa imagen que hace que puedas contemplarla durante mucho tiempo. Después, leyendo el libro, me di cuenta de que allí había una película. En ese momento no fue posible llevar el proyecto adelante; pero no me sorprendió recibir la llamada 10 años más tarde porque, aunque no estaba seguro de que al final la rodaría yo, siempre sentí que tenía que hacerse.
Sin duda, se trata de una historia muy especial. ¿Qué sintió al rodarla?
Sentí que estaba predestinado para llevarla a la gran pantalla. Ha sido la primera vez que he podido combinar mi forma de vida ideal con mi trabajo. Aparte de contemplar a mis hijos sonreír, nada me gusta más que estar en la carretera rodando una película. Y eso hicimos, tras la pista de este personaje y de su historia.
¿Cuál fue la búsqueda que emprendió Christopher McCandless?
Él era un hombre más sensible de lo común, por lo que no aceptaba ciertas cosas. Su viaje fue en pos de la autenticidad, algo que se encuentra más fácilmente en plena naturaleza. No hay que buscar el motivo de su viaje en el ambiente familiar o social que le rodeaba, sino en su propia persona. Y es que lo extraordinario no fue su punto de partida, sino la respuesta que buscó a la situación personal en la que se encontraba. Esa realidad le golpeaba con más fuerza que a la mayoría de las personas.
Su familia le autorizó a rodar este filme. ¿Qué relación mantuvo con ellos?
He mantenido una relación estrecha con ellos durante años. Lo primero que hice fue escribir el guión y luego volví al libro. Más tarde repetí el viaje de Christopher, siguiendo sus pasos, y entré en contacto con su familia. Su hermana, Carine, fue una gran ayuda y una compañera en este proyecto. He pasado muchos días y horas con ella repasando los detalles de la vida de su hermano. No sabría decir por qué me apoyaron, pero creo que igual se lo debían a la memoria de Chris y su historia, para así poder compartirla con nosotros.
¿El rodaje fue difícil?
Sí, pero tuve el mejor equipo, y les encantaba la historia. Sabíamos que iba a ser duro, por lo que nos preparamos para ello. Fue emocionante porque constantemente nos intentábamos superar y poner metas más difíciles. Por ejemplo, si nos topábamos con una pendiente de difícil acceso, todos sabíamos que la cámara terminaría situada en la cima. El paisaje determinaba nuestras decisiones.
Y, sobre todo, esta experiencia debió ser dura para el actor Emile Hirsch.
¡Dura es poco! Nunca he visto a un actor pasar por lo que él pasó. Siempre estuvo donde tenía que estar, y eso que acababa de cumplir sólo 21 años. Es un tipo fenomenal que nunca pierde la concentración.
¿Qué le hizo decidirse por él para protagonizar 'Hacia rutas salvajes'?
Me gustó su trabajo en Los señores de Dogtown, pero lo que me convenció fue el peso de su corazón y el amor que dedica a todo lo que hace.
¿Cómo encontró al resto del reparto?
Poco a poco. Cierras los ojos y te intentas imaginar quién sería la persona adecuada para cada papel. La verdad es que llegaron por vías distintas. Con algunos, como Hal Holbrook, ya había trabajado con anterioridad. Él representa lo que un actor debería ser. Catherine Keener es alguien con quien hablo a menudo, y más tarde conocimos a Brian Dierker en el río Colorado –ya que era nuestro guía– y como todavía no habíamos encontrado al actor para su personaje… En el caso de Kristen Stewart tuve dudas debido a lo guapa que era, pero había algo dentro de ella que me convenció porque, pese a su aspecto físico, al final es su belleza interna la que es la verdadera estrella. Por otro lado, Vince Vaughn y yo ya habíamos hablado antes acerca de la posibilidad de trabajar juntos, y con Marcia Gay Harden había coincidido en Mystic River, donde conectamos de verdad en un par de escenas. A William Hurt le conozco desde hace tiempo y por fortuna le pude convencer. Y, por último, Jena Malone me mandó un vídeo suyo –algo que la mayoría de actores con una carrera como la suya no se atreverían a hacer– y encajaba perfectamente en lo que buscaba.
Usted nunca está en las películas que dirige...
Eso es porque, al estar encargado del cásting, no me contrato a mí mismo (risas).
¿Por qué le gusta dirigir?
He oído que un estudio científico ha llegado a la conclusión de que la dirección cinematográfica es la segunda profesión más estresante que existe. Que me digan cuál es la primera... Pero creo que disfruto con ese estrés, quizás porque tiendo a ser un poco vago y con la dirección no puedo serlo.
¿Le gustaría algún día trabajar con Javier Bardem?
¡Me encantaría! Javier es todo lo buen actor que uno puede llegar a ser.
Se podría decir que Christopher McCandless era un rebelde. ¿Era usted rebelde de joven? Y, si tenía que escaparse a algún sitio, ¿A dónde iba?
Yo no creo que fuera un rebelde de joven. Y, si me rebelé contra algo, probablemente fue contra la propia rebeldía. Pero cuando me escapaba a algún sitio era siempre al océano Pacífico, porque me gusta el surf.
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