jueves

ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (104) - HÉCTOR GARBARINO

 

 1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996               

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

 

EL SER EN LA NEUROSIS (2)

 

EMA USLENGHI DE NAGUIL

 

Caso B (2) 

 

Duelo por el objeto.

Duelo por el yo.

Duelo por el Ser.

 

El tratamiento comienza. Dos elementos, que se reiteran, permiten conectarse con la instancia del Ser en la neurosis de Enrico; los recuerdos que afloran de su relación con Griselda y su vínculo actual con la niña. El denominador común en ambos, pasado y presente, es lo que le posibilitaban “expandirse, vivirse, sentirse pleno”. Interrogado sobre el “expandirse” dice:

 

“Le explico, es despertar con el cuerpo de Griselda al lado mío, después de haber tenido unas relaciones sexuales diez puntos, sentir cómo quiero a esta mujer, cómo me siento bien con ella, después de haber discutido los dos, qué hacer con este trabajo que aparece para mí o para ella, por ejemplo, haber llegado a una transacción o a un acuerdo, y simultáneamente que la miro dormir o despertarse, mirar el cielo estrellado o la oscuridad profunda, oír el ruido del mar, tumultuoso o rítmico, oír el ruido de su respiración, tan diferente a la mía, y a la vez expandirme, ser parte de ese mar, de ese cielo, de ese silencio intenso lleno de silenciosos ruidos, vida y muerte, tumulto y quietud, ser polvo de estrellas, y marido de esa mujer plena. Es ser plenamente yo, viviendo con esa mujer, tan distinta a mí, y ser un pedacito, un átomo de esa inmensidad, una especie de ‘muerte’, todo a la vez”.

 

“…Es como los fenómenos atmosféricos. Usted sabe; la gente vive haciendo metáforas: estoy gris como el cielo nublado y si no, hoy estoy como un sol radiante, el frío me tira abajo… en fin. De lo que yo le hablo es de otra cosa. Cuando yo estoy a pleno con mi pareja, cuando me siento pleno, yo me siento lluvia, yo me siento viento, yo soy nube, o burbuja de la ola que me salpica cuando salgo a remar en mi bote después de tirar mis anzuelos. Eso quisiera recuperar, pero no puedo, salvo por instantes, excepcionales, discontinuos, efímeros. Estando bien con mi mujer la continuidad se daba. Con Amanda, por ejemplo, uno puede compartir por momentos, algunas de estas cosas, pero, sexualmente no pasa nada; es un vínculo casi mecánico, eyaculo, pero no hay placer. Yo le digo a mi amigo, que hablando de lo bien que le caigo a las colegas mujeres, me presiona, como la familia. Y ¿cuándo concretás?, que yo busco polvo sexual, no pala mecánica. Y ya fue. Salgo a remar, los brazos siguen el ritmo, del agua, del cielo, pero de la cintura parta abajo, nada más que la permanente sensación de impotencia”.

 

“…Estoy todavía furioso con ella; aunque fuera de acá, lo niego. La extraño, la necesito. ¿Podré encontrar, elegir, sin apuros, algún día… otra mujer?”.

 

Se le interpreta que la mujer de la que habla, es femenina, sexuada, madre, elegida, objeto de amor y de odio, provocadora de conflictos, por la que hay que competir con otros hombres, objeto en la discontinuidad y en la diferencia, objeto del deseo, “polvo sexual”; y simultáneamente, la que “lo encuentre”, siendo intermediaria con esas presentaciones, con esas continuidades, madre cósmica, “polvo de estrellas”.

 

“Con Nyré, es diferente y es casi lo mismo: Las dos cosas. Mi familia me carga, dicen: ‘Nyré y Enrico, he aquí el Edipo’. Estoy recordando a J. (su analista por años, con el que se encuentra a menudo en la guardería, padre también de niños pequeños). Yo no lo niego, es posible que algo de eso haya. Es innegable. Pero ella es, a la vez, eso otro, expansión infinita. Se despierta, vienen corriendo desde su cuarto, ‘papi, papi’. Y comienza la jornada, cambiarla, vestirla, que no quiere la tricota, que le gusta el desayuno, que no le gusta, que sentarse en la mesa… ¡Qué lío! Y a la vez, juntos quedamos suspendidos, cuando señala la persiana entreabierta y me dice ‘luz, luz’; corre, toca las plantas; ‘la flor, papi, la flor’… Juntos somos eso, luz, flor, aire… Y simultáneamente, ‘papi, un piquito, un besito’ y se tira sobre mí, ‘papi, papi’… en la boca, no, Nyré. Papi, no le da a Nyré besos en la boca, acá en el cachete, sí, así… Y trae el cassette, y escuchamos música los dos, quietitos, suspendidos, expansión, plenitud… cada uno en su silla, cada uno en su lugar”.

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