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JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (157) Psicoanálisis del mito

 EPÍLOGO / EL MITO Y LA SOCIEDAD

 

1 / EL QUE CAMBIA DE FORMA

 

No hay un sistema final para la interpretación de los mitos y nunca habrá tal cosa. La mitología es como el dios Proteo, “el veraz anciano de los mares”. El dios “probará de convertirse en todos los seres que se arrastran por la tierra, y en agua, y en ardentísimo fuego.” (1)

 

El viajero de la vida que quiera recibir enseñanzas de Proteo debe “sujetarlo aunque desee e intente escaparse” y finalmente aparecerá en la forma que le es propia. Pero este astuto dios nunca descubre, ni siquiera ante el más hábil interrogador, el contenido íntegro de su sabiduría. Contestará a la pregunta que se le haga y la respuesta será grande o trivial, según lo que se le haya preguntado. “Cuando el sol, siguiendo su curso, llega al centro del cielo, el veraz anciano de los mares, oculto por negras y encrespadas olas, salta en tierra al soplo del Céfiro. Enseguida se acuesta en honda gruta y a su alrededor se ponen a dormir, todas juntas, las focas de natátiles pies, hijas de la hermosa Halosidne, que salen del espumoso mar exhalando el acerbo olor del mar profundísimo.” (2) El rey guerrero griego Menelao, guiado y ayudado por una hija de este viejo padre del mar a sus salvajes lares, e instruido por ella de cómo lograr la respuesta del dios, deseaba sólo preguntar el secreto de sus dificultades personales y el paradero de sus amigos personales. Y el dios se dignó responder.

 

La mitología ha sido interpretada por el intelecto moderno como un torpe esfuerzo primitivo para explicar el mundo de la naturaleza (Frazer); como una producción de fantasía poética de los tiempos prehistóricos, mal entendida por las edades posteriores (Müller); como un sustitutivo de la instrucción alegórica para amoldar el individuo a su grupo (Durkheim); como un sueño colectivo, sintomático de las urgencias arquetípicas dentro de las profundidades de la psique humana (Jung); como el vehículo tradicional de las intuiciones metafísicas más profundas del hombre (Coomaraswamy); y como la Revelación de Dios a Sus hijos (la Iglesia). La mitología es todo esto. Los diferentes juicios están determinados por los diferentes puntos de vista de los jueces. Pues cuando se la investiga en términos no de lo que es, sino de cómo funciona, de cómo ha servido a la especie humana en el pasado y de cómo puede servirle ahora, la mitología se muestra tan accesible como la vida misma a las obsesiones y necesidades del individuo, la raza y la época.

 

Notas

(1) Odisea IV, 401, 417-41. Traducción de Luis Segalá y Estalella.

(2) Ibid., IV, 400-406.

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