miércoles

IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO (15)

 PLANTEO DEL ASUNTO (1)

 

El impulso de llamar “canciones” a estas piezas se ve frenado cuando se busca en sus textos el carácter eminentemente lírico propio de la canción. Es cierto que se pueden separar composiciones de puro o predominante lirismo, pero la mayoría de ellas prefiere comunicar hechos, dramatizándolos a veces; muy a menudo narrándolos. Tal vez en este sentido no sería absurdo aproximarlas a los romances.

 

Lírico

 

El planteo puramente lírico, aquel que sólo busca dar expresión a un estado de ánimo, a un sentimiento es, pues, escaso aunque aparece. Por ejemplo, en Aromas:

 

En mi pecho anida una pena

que no sé del todo explicar;

sólo siento que corre serena

una vida que pasa y se va.

 

Casi siempre incorpora una anécdota, aunque sea en forma muy sumaria, dejando a veces, sin embargo, en primer plano la comunicación de la vivencia, de la emoción. Es el caso de Yo también como tú.

 

Del ciego musicante

la música manida,

la tonada gangosa

de un lejano acordeón

revive en una estampa

borrosa y desvaída

el alma arrabalera

del turbio callejón.

La muchacha modista

que cegó una quimera

dorada, que no pudo

jamás satisfacer,

flor que duró tan sólo

lo que una primavera

y pasó como todo

lo que no ha de volver.

 

Qué profunda tristeza

tiene la calle sola.

La música lejana

solloza una milonga.

Todo está como entonces,

cuando tú eras la novia

que gustaba los versos,

los besos y las rosas…

 

Yo también como tú

me perdí en el camino

y entre sombras extrañas

paseo mi tristeza

y no le pido cuentas

de mi vida al destino,

aunque es larga la ruta

y ruda la maleza.

El mismo torbellino

nos lleva al mismo puerto,

la misma sed de olvido

nos une en hermandad.

Qué lejos nuestras almas

del callejón desierto

donde la vida un día

nos vino a despertar.

 

La escasez de letras de carácter puramente lírico no implica que el lirismo escasee. Puede impregnar la actitud -Tus besos fueron míos, Aquellas farras- y el lenguaje -Café de los Angelitos, Los mareados- o alternar con otros desarrollos más prosaicos e informativos, ocupando, por ejemplo, la segunda estrofa, como en Recuerdo malevo.

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