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ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (72) - HÉCTOR GARBARINO

 

 1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996 

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

  

VI. AUTISMO

 

VIRGINIA ERRANDONEA

 

De la madre-máquina a la madre-humana (*) (11)

 

II / El surgimiento del juego (10)

 

Discusión (6)

 

Lizardo Valdéz: “Hay un tema que aquí se planteó y que a mí siempre me pareció muy interesante, que tiene que ver con el trabajo con las psicosis y es esta exigencia que nos autoimponemos que es muy omnipotente: como de todo o nada. Eso se aleja mucho de lo que es la situación en cualquier enfermedad orgánica.

 

Cuando pensamos en la enfermedad orgánica, por ejemplo, en un paciente terminal, con un cáncer, que ese paciente tenga una sobrevida un poco más larga hace que todo el mundo quede muy contento, en cambio si nosotros logramos cosas con este tipo de pacientes, como las que aquí se relataban de que la madre pueda sentar a su niña en la falda, nos sentimos mal y el entorno se siente mal como diciendo: ‘qué poco que mejora este paciente o no mejora’.

 

En todo esto hay algo que me parece que tiene que ver con la omnipotencia nuestra que hace que funcionemos como con un balde en la cabeza y no podemos disfrutar de los logros como se disfruta en otros casos trabajando con pacientes con enfermedades orgánicas graves.

 

Creo que al introducir lo orgánico y lo de los límites trae el riesgo de abandonarse antes de tiempo; es como decir: ‘como esto tiene una base orgánica, esto tiene un límite’, yo creo que una cosa es la consideración teórica y otra cosa es el trabajo. En el trabajo creo que tenemos que funcionar como si se pudiera todo, pero después a la hora de hacer la evaluación no pegarnos, no autoflagelarnos”.

 

Mercedes Garbarino: “Yo no estoy de acuerdo con ustedes y no creo que estemos tan omnipotentes. En este momento cuando tomamos un paciente autista, lo tomamos para investigar porque todavía hay mucho para investigar, no creo que nadie tome a un autista con la idea dejarlo cero kilómetro, de dejarlo neurótico, lo toma para investigar porque es un tema apasionante para teorizar”.

 

Lizardo Valdéz: “El otro aspecto que yo quería introducir es el tema del dolor y del sufrimiento que a mí me parece que es lo que más conspira contra determinados avances. Cuando el niño es separado y puesto en una institución al resto parece ir funcionando más o menos. El tema es cuando se empieza a tomar conciencia de la situación y algo empieza a moverse; y ahí es donde creo que aparece ese dolor insoportable tanto para el paciente como para la familia.

 

El hecho de que pueda haber momentos de acercamiento también tiene un lado muy doloroso aunque tenga un lado lindo y todo esto le pasa a la familia, nos pasa a nosotros y le pasa al paciente. Yo creo que cuando este tipo de paciente empieza a darse cuenta de algunas cosas siente mucha angustia y esto me parece que es lo más difícil en este tipo de tratamiento.

 

Este problema me lo he planteado muchas veces desde el punto de vista ético debido a que en estos casos uno está aumentando el dolor de la familia y del paciente sin saber hasta donde se llega”.

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