miércoles

JOSEPH CAMPBELL - EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (125) Psicoanálisis del mito

  

2. LA MATRIZ DEL DESTINO (2)

 

El primer día, Morongo dio a luz pollos, ovejas y cabras.

 

La segunda noche Mwuetsi durmió con Morongo de nuevo. Y a la mañana siguiente Morongo dio a luz primero niños y luego niñas. Los muchachos que nacieron por la mañana ya habían crecido al atardecer.

 

En la cuarta noche Mwuetsi quiso dormir con Morongo de nuevo. Pero empezó una tormenta y Maori habló: ‘Déjala, vas rápidamente hacia tu muerte.’ Mwuetsi tuvo miedo. La tempestad pasó. Cuando hubo pasado, Morongo le dijo a Mwuetsi: ‘Haz una puerta y úsala para cerrar la entrada de la choza. Maori no podrá ver lo que hacemos y podrás dormir conmigo.’ Mwuetsi hizo una puerta. Con ella cerró la entrada de la choza. Entonces se acostó con Morongo. Después se fue a dormir.

 

Cerca de la mañana, Mwuetsi despertó. Mwuetsi vio que el cuerpo de Morongo estaba hinchado. Cuando llegó el día, Morongo empezó a dar a luz. Morongo parió leones, leopardos, serpientes y escorpiones. Maori lo vio. Maori le dijo a Mwuetsi: ‘Te previne.’

 

La quinta noche Mwuetsi quiso dormir con Morongo otra vez. Pero Morongo dijo: ‘Mira, tus hijas han crecido. Ayúntate con tus hijas.’ Mwuetsi miró a sus hijas. Vio que eran hermosas y que habían crecido. De manera que durmió con ellas. Dieron niños a luz. Los niños que nacieron por la mañana ya habían crecido al llegar la noche. Y Mwuetsi se convirtió en el Mambo (rey) de un gran pueblo.

 

Pero Morongo durmió con la serpiente. Y ya no dio a luz. Vivió con la serpiente. Un día, Mwuetsi volvió a Morongo y quiso dormir con ella. Morongo dijo: ‘Déjame.’ Mwuetsi dijo: ‘Tengo ganas.’ Se acostó con Morongo. Debajo del lecho de Morongo estaba la serpiente. La serpiente mordió a Mwuetsi. Mwuetsi enfermó.

 

Después de que la serpiente hubo mordido de Mwuetsi, Mwuetsi enfermó. Al día siguiente no llovió. Las plantas se marchitaron. Los ríos y los lagos se secaron. Los animales murieron. La gente empezó a morirse. Mucha gente murió. Los hijos de Mwuetsi preguntaron: ‘¿Qué haremos?’ Los hijos de Mwuetsi dijeron: ‘Consultaremos al hakata (los dados sagrados).’ Los hijos consultaron al hakata. El hakata dijo: ‘Mwuetsi el Mambo está enfermo y muriéndose. Debéis mandar a Mwuetsi a Dsivoa.’

 

De allí que los hijos de Mwuetsi estrangularon a Mwuetsi y lo enterraran. Enterraron a Morongo con Mwuetsi. Luego escogieron a otro hombre para que fuera Mambo. Morongo también había vivido dos años en el Zimbabwe con Mwuetsi.’ (9)

 

Es claro que cada una de las etapas de la procreación representa una época en el desarrollo del mundo. El patrón del proceso ya era conocido casi como si ya lo hubieran observado; esto queda indicado en la advertencia del Más Alto. Pero al Hombre de la Luna, el Poderoso Viviente, no se le negaría la realización de su destino. La conversación en el fondo del lago es el diálogo de la eternidad y del tiempo, el “Coloquio de lo Pasajero”, “ser o no ser”. El indómito deseo triunfa finalmente; el movimiento empieza.

 

Las mujeres y las hijas del Hombre de la Luna son las personificaciones y los precipitadores de su destino. Con la evolución de su voluntad de creación del mundo, las virtudes y los rasgos de la madre diosa se metamorfosearon. Después del parto del vientre elemental, las primeras dos esposas fueron prehumanas, suprahumanas. Pero cuando prosiguió el ciclo cosmogónico y el momento creciente pasó de sus formas primordiales a sus formas históricas humanas, la señora de los partos cósmicos desapareció y el campo quedó libre a las mujeres de los hombres. Por lo tanto el viejo señor demiúrgico en medio de su comunidad se convirtió en un anacronismo metafísico. Cuando al final de cansó de lo meramente humano y sintió nostalgia por la mujer de su abundancia, el mundo enfermó por un momento bajo la fuerza de su reacción, pero luego se liberó y corrió libremente. La iniciativa pasó a la comunidad de los hijos. Las figuras paternas simbólicas, parecidas a los sueños, sucumbieron en el abismo original. Sólo el hombre permaneció en la tierra completa. El ciclo se había iniciado.

 

Notas

 (9) Leo Frobenius y Douglas C. Fox, African Génesis (Nueva York, 1937), pp. 215-220. Zimbabwe significa “la corte real”. Las enormes ruinas prehistóricas cerca de Fort Victoria son llamadas “Gran Zimbabwe”. (Nota de Frobenius y Fox.)

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