martes

LA PATRIA Y LA TUMBA (5) - RICARDO AROCENA


(Crónica ficcionada del golpe de estado y de la Huelga General)

A la memoria de María Cristina Díaz Marrero

Juan José, eufórico, no para de hablar. Cristina lo escucha con atención. Ni bien se encuentran en una perdida plazoleta del barrio Goes, le dice sin poder contenerse:

-¡La huelga es todo un éxito! ¡A las diez de la mañana 220 empresas metalúrgicas ya estaban ocupadas!

Desde la madrugada que no se veían, del sindicato lo habían pasado a buscar por la pensión para que colaborara en la organización de la medida sindical, Cristina se había quedado prendida a la radio hasta que escuchó el comunicado oficial e inmediatamente salió a colaborar en la organización de la resistencia en la Facultad de Arquitectura. Hace frío y lo soportan apretando los cuerpos, mientras comen unos refuerzos que ella hizo a las apuradas, antes de salir para el encuentro. Ni bien lo ve, atosiga a su compañero a preguntas, quiere que le cuente con lujo de detalles cuál es el ánimo de la clase obrera, los niveles de aceptación de la medida, todo lo que recuerde, entre otras cosas para poderlo retransmitir al gremio de estudiantes. Juan José toma sus manos, el viento congela a esa hora de la tarde-noche y además apeligran llamar la atención, por lo que deciden caminar por Arenal Grande hacia el Centro, abrazados, como una pareja cualquiera que retorna a su hogar. En el oído casi, sintiendo que lo anega el perfume de la piel de su mujer, comienza a relatar.

-Ni bien terminamos de organizar la ocupación en las fábricas metalúrgicas, el sindicato me pidió que fuera hasta la Estación de AMDET a coordinar formas de intercambio de información para que las noticias lleguen rápidamente a los lugares más apartados. Ya estaba ocupada cuando llegué a la Terminal que queda frente al Cementerio del Buceo, por Avenida Rivera. Lo mismo Cristalerías del Uruguay, en Comercio y Rivera… ¡Qué te puedo contar! El clima en todos lados es de combate. En muchos lugares los trabajadores no llegan solos a sus lugares de trabajo, sino acompañados de sus esposas y sus hijos, que los ayudan a cargar colchones, comida, frazadas… Las familias prevén que la ocupación va a ser larga y se preparan, lo que está diciendo cuál es el estado de ánimo de la gente. En todos los lugares han colgado carteles para informar a cada barrio de las razones de la huelga; los vecinos se solidarizan con yerba, alimentos, radios, bicicletas, motos, todo lo que pueda ser útil. He recorrido la ciudad y prácticamente no vi ómnibus en las calles, los pocos con los que me crucé tenían cartel de expreso y trabajadores en su interior, pero además me comentaron que no salió ningún tren, ni de carga ni de pasajeros. Las calles están tan desiertas como ésta, incluso en los barrios populares y a lo largo de la ciudad muchos comercios se han sumado a la huelga… Mi amor, no te quepa la menor duda, estamos viviendo un momento histórico. ¡La huelga general es un éxito…! Pero ahora, contáme vos…

***

Cristina respira hondamente antes de responder. Está cansada, pero contenta por todo lo vivido el primer día de lucha. Y con ímpetu relata, mientras aprieta el brazo de Juan José:

-Como ya sabés, enseguida de conocido el decreto golpista, la Federación de Estudiantes decidió ocupar. Están ocupadas las Facultades de Derecho, Ciencias Económicas, Ingeniería, Medicina, Química, Odontología, la Estación Experimental de Paysandú y la de Arquitectura, mi Facultad y prácticamente todos los organismos de cogobierno han llamado a sumarse a la Huelga General. Es más, a mediodía lanzamos desde el Edificio Central, la primera movilización contra el régimen.

Por un momento queda callada, recordaba su intervención en la multitudinaria asamblea en Arquitectura, en la cual además de estudiantes participaron funcionarios y docentes. Retenía casi cada palabra de lo que había dicho y estaba segura que nunca las iba a olvidar, que si sobrevivía algún día las repetiría a sus nietos:

-"Los trabajadores, los estudiantes y el pueblo en general, no podemos permitir que un régimen fascista asuma el poder sin que haya una respuesta, eso sería una claudicación, es nuestra obligación que la dictadura sienta el contragolpe y que nazca herida por la más amplia resistencia popular. Responder es cuestión de principios, sobre todo porque el fascismo viene a barrer nuestros intereses, nuestras conquistas y las libertades sindicales y democráticas. Hay que enfrentarlo, erosionarlo, aislarlo, que quede contra las cuerdas y huérfano de todo apoyo; en la medida de que lo logremos y que nuestra lucha vaya creciendo hasta transformarse en avalancha de multitudes, en la medida de que el combate consolide la más amplia unidad anti dictatorial, los días de estos traidores estarán contados.”

En su torno bullía la indignación y el entusiasmo y fue saludada con una ovación al terminar. Le comenta todo esto a su compañero, que la mira entre orgulloso y embelesado. Cristina agrega:

-El Consejo Directivo Central está en sesión permanente y ha convocado a todos los universitarios a sumarse al resto de la población, junto a los Partidos Políticos y cualquier otra organización social, para evitar el afianzamiento de la dictadura, es más, mañana se reúne la Asamblea General del Claustro y seguramente hará un llamamiento a la población.

Es la hora de despedirse, pero luego del abrazo Juan José distingue junto a una baldosa de la vereda un volante que por algún motivo le llama la atención, está escrito en verso y lo recoge para leerlo entre los dos. El volante dice:

El que borda, es Bordaberry
Y borda con hilo negro.
Está haciendo una mortaja
Para enterrar a su pueblo

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