La pulpería (22)
Iba a decir “como siete
hermanos” cuando paró, alarmado. Tiró lejos el pucho. Es que se le aparecieron
en la imaginación unos lindos panoramas de nuestra frontera con el Brasil;
ciertos contrabandistas y, entre ellos, él, él mismísimo cuando era joven; y
pulperías en donde, contento y lleno de oro, entraba bullicioso el díscolo
conjunto; y también le aparecieron los jueces que había mencionado recién: y el
gran volumen del Código, caído debajo de un pupitre… Y le vino tan terrible ira
con sus subordinados, que lo hizo trepidar; pero que, por suerte, halló
desviador cauce en seguida, para su desahogo, al advertir, precisamente, la ausencia
de uno de ellos.
-¿Y dónde, caray, se ha
metido el de la Comisión? ¡Ah, al fin aparecés! ¡Qué bonito!
Al “cuadrarse” y mirarlo,
el Cuzco Overo disminuyó la estatura. Tomole el Comisario entre el pulgar y el
índice la fresca hoja de abrojo… con los otros dedos sacó tabaco de la chuspa…
luego puso arriba de esta la hoja bien abiertita… le depositó arriba el tabaco
recién retirado… y arrolló bien el todo y se lo guardó en el bolsillo.
Mientras hacía, aquella
conmoción furiosa quedó en tormenta de verano.
-Yo les decía a ustedes
que aquí vamos a hacer mediodía. Y les decía también, me parece, que a la mano
de la cocinera de la casa hay que sacarle el sombrero…
Se llevó la diestra el
firme quepis como si este se le hubiera querido venir al suelo. Y vaciló un
poco al decir:
-¡Qué humitas! ¡Qué
matambres rellenos o, si no, al horno!...
Vaciló porque la toma de
conciencia de estar, ¡ahora él!, de quepis, le atrajo otra vez visiones de su
juventud en la frontera. Se vio junto con tres compañeros de cuadrilla,
haciendo invadir, no más, el Brasil, y bien conscientes de la barbaridad en que
incurrían, a lo menos siete milicos nuestros en fuga.
-¡Qué car… bonadas!
-siguió, haciendo esfuerzos para recuperarse. Y después, con pleno dominio de
sí, pero son persistente dejo afectuoso, lo que nunca-: ¡Y esos pasteles, esos
pasteles de picadillo! -exclamó, ya completamente eufórico-. De otro postre
más, muchachos, duraznos en almíbar, que son un bálsamo para la digestión. ¡Ah,
les prevengo que no se me enllenen con las butifarras! Para comerlas solas, son
un Perú; pero cuando hay otra cosa, ¡ojo! Porque enllenan y, después, ya hay
que seguir comiendo a la fuerza…
Armó otro cigarro perdido
el hilo del discurso. Su habitual rabia a los milicos tornábase otra vez, oscura
pero irresistible ahora. Y se entregó a un muy duro malhumor al hacer saltar
chispas al yesquero.
-¡Bueno, vamos al grano!
Usté Soldado Comadreja, se queda al cargo de la caballada, carabina en mano.
Cualquier cosa no le gusta y, lo primero, oigamé bien, desmanea y, en seguida,
desengatilla.
Atrás de los envases de
mercadería, mientras recibía los ecos de la mención de tantos manjares, al ex-Recluta
Carpincho se le estremecía el estómago, y una salivita fría humedecía la
gramilla que tenía pegada a la boca. Pero al enterarse de que un Soldado
quedaría de guardia en la enramada,
-¡Pah! -exclamó como si
no hubiera probado bocado en un mes. Y sin alzarla desplazó la cabeza hacia el
oído del matrero Montés.
Al cabo de un momento, le
situó su oreja para, a su vez, escuchar, completamente confortado:
-A esta contrariedá del
Soldado le daremos su solución.
Retiró la oreja el
Carpincho y puso la boca.
-¡No me lo diga!
Y la sacó y ya estuvo en
el mismo sitio y en la misma altura otra vez su oreja.
-Cuando los otros entren
a la pulpería, yo atropello, lo calzo a ese, y usté, oigamé bien, agarra el
sobeo y me lo amarra. ¿Lo ve allí al sobeo?
-Lo veo, sí señor. ¡Como
adrede ha quedado al lao del candidato, parece mentira!
Y el ir y venir de la
oreja y de la boca fue interrumpido desde la distancia por el Comisario:
-¡Bueno! ¡Atención!...
Vamos a hacer la entrada con tática. Total, nunca está de más… ¡Caray, están en
la luna! ¡Lindo sería que atrás de esos envases…. Es un decir….
Al ex-Recluta le vino un
frío a la sangre.
-…o de la misma pulpería
se les apareciera el que te dije y les meniara bala! ¡Pucha, digo! ¡Tener que
estar siempre lidiando con ustedes!
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