miércoles

ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (18) - HÉCTOR GARBARINO


II / Psicosis

Espacio y tiempo en la psicosis (2)


Deseamos enfatizar dos hechos: en primer lugar que las patologías mentales graves regresan a situaciones espacio-temporales graves y narcisísticas que son propias del infante, cuando aun no se ha constituido el aparato psíquico , y en segundo lugar, el hecho verdaderamente paradojal y sorprendente de que estas patologías se aproximan mucho más que a la mente normal a la verdadera realidad del universo de que nos hablan los físicos, especialmente a la realidad cuántica, donde no existen partes existentes por separado, e independientes unas de otras. De este modo los fenómenos sobrenaturales que viven estos enfermos por la continuidad del yo en el mundo exterior y el derrumbe del yo corporal, se convierten en cierto modo en parte de la naturaleza, como ya ha sido señalado para los estados trascendentales y místicos.

Es justicia señalar que ya en 1919, un psicoanalista, Víctor Tausk (***), había señalado la mutación del espacio tridimensional en un espacio bidimensional y la pérdida de los límites del yo, en su célebre trabajo “Sobre el origen del aparato de influencia en la esquizofrenia”. Sin embargo, estas ideas precursoras no fueron continuadas por los psiquiatras y psicoanalistas que le sucedieron hasta el momento actual que son retomadas por nosotros y por algunos otros colegas, como Sami Alí, aunque con orientaciones diferentes.

Pero lo que deseamos destacar es que estos espacios no euclídeos a los que regresan los psicóticos son los vividos por el lactante en el primer año de vida.

Cuando nacemos, pasamos de un medio líquido y un espacio cerrado. Limitado por las paredes uterinas, a un medio aéreo y un espacio abierto, ilimitado, y allí el desequilibrio narcisista que comporta el nacimiento nos procura el presentimiento de ser sin límites con la angustia traumática de caer en el vacío; vivida a nivel del cuerpo, sin representaciones. Se trata entonces de un espacio multidimensional un tiempo sincrónico, presente eterno, donde no hay “antes y después”.

Muy pronto el vínculo con la madre transformará este este espacio multidimensional en un espacio bidimensional, formándose entonces lo que llamaos yo-Ser, un yo corporal no limitado.

En este momento, el lactante ve sus órganos fragmentados como mundo exterior, como bien señaló Tausk. Como no existe la distinción adentro-afuera uno está incluido en lo que percibe. Llamamos a estas percepciones del Yo-Ser presentaciones del Ser, entendiendo por ellas las percepciones que nos unen al Todo, a falta de la existencia de un límite exterior. No hay aquí y allí, no hay yo y no yo.

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