Psicoanálisis del mito
1 / EL CAMINO DE LAS PRUEBAS (6)
La narración más antigua
que se conoce del paso por las puertas de la metamorfosis es el mito sumerio
del descenso de la diosa Inanna al mundo inferior
Desde
la “gran altura” ella dirigió su pensamiento
a
la “gran profundidad”,
La
diosa, desde la “gran altura”, dirigió su pensamiento
a
la “gran profundidad”,
Inanna,
desde la “gran altura” dirigió su pensamiento
a
la “gran profunidad”.
Mi
señora abandonó el cielo, abandonó la tierra,
descendió
al mundo inferior,
Inanna
abandonó el cielo, abandonó la tierra,
al
mundo inferior descendió.
Abandonó
el dominio, abandonó el señorío,
al
mundo inferior descendió.
Se adornó con vestiduras
y joyas reales. Ató a su cinturón los siete divinos decretos. Estaba preparada
para entrar a la ‘tierra de donde no se vuelve’, el mundo inferior de la muerte
y de la oscuridad, gobernado por su hermana y enemiga la diosa Ereshkigal.
Temerosa de que su hermana se matara, Inanna instruyó a Ninshubur, su
mensajero, para que fuera al cielo y alzara un clamor y hablara por ella en el
salón de asamblea de los dioses si después de tres días no regresaba.
Inanna descendió. Se
aproximó al templo de lapislázuli y en la puerta encontró al jefe guardián
quien le pregunto quién era y por qué había venido. ·Soy la reina del cielo, el
lugar donde sale el sol”, contestó. “Si eres la reina del cielo -dijo él-, el
lugar donde sale el sol, ¿por qué has venido a la tierra de donde no se vuelve?
Al camino de donde los viajeros no regresan ¿cómo ha podido guiarte tu
corazón?” Inanna declaró que había venido a asistir a los ritos funerarios del
esposo de su hermana, el señor Gugalanna; por lo cual Neti, el guardián le dijo
que esperara mientras él iba a avisar a Ereshkigal. Neti recibió instrucciones
de abrir las siete puertas a la reina del cielo, y de actuar conforme la
costumbre quitándole en cada puerta una parte de su atavío.
Y
le dijo a Inanna, la pura.
“Ven,
Inanna, entra.”
Cuando
pasó por la primera puerta
la
shugurra ,“corona de la sencillez”,
le
fue quitada de la cabeza.
“Dime
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
Oh
Inanna, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Cuando
pasó por la segunda puerta,
le
fue quitado el cetro de lapislázuli.
“Dime
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
oh
Inanna, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Cuando
pasó por la tercera puerta,
le
fueron quitadas del cuello las cuentas de lapislázuli.
“Dime
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
oh
Inanna, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Cuando
pasó por la cuarta puerta
le
fueron quitadas las piedras brillantes de su pecho.
“Dime,
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
oh
Innana, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Cuando
pasó por la quinta puerta
le
fue quitado el anillo de oro de su mano.
“Dime,
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
oh,
Inanna, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Cuando
pasó por la sexta puerta
el
pectoral le fue quitado de su pecho.
“Dime,
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
oh
Inanna, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Al
pasar por la séptima puerta
todos
los atavíos de señorío de su cuerpo
fueron
quitados.
“Dime,
¿qué es esto?”
“Extraordinariamente,
oh Inanna, han sido
perfeccionados
los decretos del mundo inferior,
oh
Inanna, no investigues los ritos
del
mundo inferior.”
Desnuda, fue llevada ante
el trono. Hizo una profunda inclinación. Los siete jueces del mundo inferior,
los Anunnaki, estaban sentados ante el trono de Ereshkigal y clavaron sus ojos
sobre Innana, los ojos de la muerte.
A
su palabra, la palabra que tortura el espíritu,
la
mujer enferma se convirtió en cadáver
y
el cadáver fue colgado de una estaca. (26)
Inanna y Ereshkigal, las
dos hermanas, luz y oscuridad, respectivamente, representan juntas, de acuerdo
con la antigua forma de simbolismo, una sola diosa con dos aspectos y su
confrontación comprendía el sentido íntegro del difícil camino de las pruebas.
El héroe, ya sea dios o diosa, hombre o mujer, la figura en el mito o la
persona que sueña, descubre y asimila su opuesto (su propio ser insospechado) ya
sea tragándoselo o siendo tragada por él. Una por una van rompiéndose las
resistencias. El héroe debe hacer a un lado el orgullo, la virtud, la belleza y
la vida e inclinarse o someterse a lo absolutamente intolerable. Entonces
descubre que él y su opuesto no son diferentes especies, sino una sola carne.
(27)
La prueba es una
profundización del problema del primer umbral y la pregunta está todavía en
tela de juicio: ¿Puede el ego exponerse a la muerte? Porque muchas cabezas
tiene esta Hidra que nos rodea; si se corta una, aparecen dos más, a menos que
un cáustico adecuado se aplique a la parte mutilada. La partida original a la
tierra de las pruebas representa solamente el principio del sendero largo y
verdaderamente peligroso de las conquistas iniciadoras y los momentos de
iluminación. Habrá que matar los dragones y que traspasar sorprendentes
barreras, una, otra y otra vez. Mientras tanto se registrará una multitud de
victorias preliminares, de éxtasis pasajeros y reflejos momentáneos de la
tierra maravillosa.
Notas
(26) S. N. Kramer, Sumerian
Mithology (American Philosophical Society Memoirs, vol. XXI;
Filadelfia, 1944), pp. 86-93. La mitología sumeria tiene especial importancia para
el Occidente porque es la fuente de las tradiciones babilonias, asirias,
fenicias y bíblicas (de estas últimas surgieron al mahometanismo y el
cristianismo), así como una influencia importante en las religiones de los
paganos celtas, griegos, romanos, eslavos y germanos.
(27) O como los dice James Joyce: “Equals of opposites, evolved by a onesome power of nature of spirit,
as the sole condition ans means of its himundher manifestation and polarized
for reunion by the symphysis of their antipathies” (Finnegans Wake, p. 92).
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