1 / LA LECCIÓN DE LA PACIENCIA (2)
EKR (4)
Renee fue capaz de
relajarse mientras los dos días transcurrían y encontró fortaleza en la espera.
Cuando supo dejarse llevar por el proceso aprendió mucho sobre sí misma y la
vida. También aprendió que si no le comunicaban los resultados en el plazo de
dos días, tenía el derecho de llamar o visitar al médico.
Es importante que
encontremos nuestro poder. Si abusan de nosotros, debemos levantarnos y decir:
“¡Esto no está bien!” Pero si es la vida la que establece las pautas, debemos
relajarnos y aceptar la situación tal como es.
La vida consiste en una
serie de experiencias por las que todos pasamos. Aunque no la percibamos,
existe una razón detrás de cada experiencia. Todo tiene un sentido. Todo lo que
nos ha ocurrido ha sido para que aprendamos las lecciones que necesitamos
aprender. Pero resulta difícil cuando gritamos con impaciencia que la situación
no nos gusta y queremos cambiarla. Otras veces, simplemente vivimos la
experiencia y no la negamos, no nos quejamos ni intentamos hacer nada para
cambiarla.
Todas las experiencias
nos conducen a un bien mayor y a la sanación. La parte positiva es que no
tenemos que hacer nada para conseguirlo. Sólo tenemos que vivir la vida tal
cual es.
Un camionero llamado Gary
aprendió la lección de la paciencia. Siempre viajaba de un lado para otro, y
durante muchos años bebió para mitigar su infelicidad. Cuando tenía cuarenta
años, se vio amenazado por la pérdida de la vista.
“En las ventanas de mi
domicilio tengo persianas. De repente, empecé a verlas onduladas y a percibir
unas manchas en mi campo de visión. Al principio pensé que era sólo el
cansancio.”
Los médicos le aplicaron
un nuevo medicamento directamente en los ojos que detuvo al virus, pero ya
había perdido el 65% de la visión. Una infección ocular secundaria casi le hizo
perder la vista del ojo izquierdo por completo. Lo sometieron a dos
operaciones, pero su visión ya estaba gravemente dañada y no había esperanza de
que volviera a ver como antes.
“Desde el primer momento
me dijeron que no podían hacer nada para que recuperara la visión que había
perdido. Sabía que podía pasarme el resto de la vida intentando superar aquella
pérdida.
“Mientras estaba en Nueva
York para recibir el tratamiento tuve que buscar un sitio donde dormir. El
único lugar que pude costearme resultó ser un convento. Estaba lleno, pero
encontraron una habitación para mí. Mientras estuve allí, recé para tener mucha
paciencia. Comprendí que no podía cambiar lo que me estaba sucediendo. Había hecho
todo lo que podía y lo había intentado todo. Ya no podía hacer nada más por mi
vista.
“En la vida a menudo
perdemos cosas, y la vista era lo que yo tenía que perder. Conozco a muchas
personas que se recrean en el lado triste de la vida. Podía lamentarme, pero no
quería pasarme el resto de mi vida haciéndolo. Quizás ese era el reto que
necesitaba. Al perder la visión, empecé a tomármelo todo con más calma y me
replanteé mi forma de vivir.
“Decidí hacerlo de un
modo distinto. Antes no habría hecho nada, sólo sentirme desgraciado y beber.
Pero, a raíz de aquella experiencia tuve que aprender muchas cosas nuevas para
seguir con vida; entre ellas, a superar los problemas. Nadie cuidaba de mí, así
que tenía que hacerlo yo mismo. Tuve que encontrar mis propios sueños y
objetivos. Aquello me ayudó a sentir la vida de un modo más intenso, a disfrutarla
mucho más. Me gustaba jugar al billar y creí que tendría que dejarlo, pero
después de practicar cierto tiempo, volví a jugar bien. Me he dado cuenta de
que la gente de Los Ángeles, donde vivo, es muy impaciente. No tienen tiempo
para nada y siempre quieren ir más y más deprisa. Yo también era como ellos,
pero ahora comprendo que el tiempo que tenemos es para disfrutarlo.
“En cierto modo, ahora
veo más que antes de perder tanta visión. Ahora miro con más atención, pues
tengo que hacerlo. Busco el humor y el aspecto positivo en todas las
situaciones. Muchas personas no encuentran las cosas buenas o el humor de la
vida. Sin embargo, no creo que vea cosas que los demás no puedan ver, sino que
ellos no tienen paciencia para mirar o apreciarlas.”
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