11 / LA LECCIÓN DE LA PACIENCIA (2)
EKR
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Selma Shimmel,
presentadora de un programa de entrevistas, que ha superado un cáncer y es
autora de Cancer Talk (Charlas sobre
el cáncer), cuenta que, según su padre, creemos que el despertador nos
despierta cada mañana, pero que es Dios en realidad quien decide despertarnos.
Creemos que tenemos que decidir la hora de levantarnos, poner la alarma y
comprobarla un par de veces, pero nos olvidamos de que existe un plan más
general. Dios decide si vamos a disponer de otro día para levantarnos. Este es
el plan que no tenemos en cuenta, el músculo que no ejercitamos. Por supuesto
que debemos poner la alarma del despertador, pero también debemos recordar que
hay muchas más cosas de las que percibimos.
Renee estaba esperando
los resultados de una biopsia. Al principio no pensaba en otra cosa más que en
los dos días que tenía que esperar para que le dijeran si padecía un cáncer o
no.
-¿Por qué tardan tanto?
-preguntaba una y otra vez-. ¿No pueden darse prisa? ¿Y qué hago si tardan diez
años? ¿Y si el médico no me llama dentro de unos días?
-Nos guste o no, son
necesarios dos días para conocer los resultados. En lugar de pasarte estos dos
días preguntándote qué te dirán, plantéate si puedes dedicarlos a hacer algo
que merezca la pena -le respondí-. Puedes comprender mucho sobre la vida
durante dos días como estos.
Esto no significa que
debamos esperar de forma indefinida. Si los resultados no llegan en el tiempo
establecido, debemos llamar y preguntar: “Ya han pasado tres días, ¿qué ocurre
con mis resultados?” Ser pacientes no significa que debamos comportarnos como
víctimas; no significa carecer de poder, aceptar que abusen de nosotros o
soportar unas circunstancias terribles. Podemos ser pacientes y conservar
nuestro poder.
Reneee recibió la llamada
en el plazo previsto y todo estaba bien.
“Gracias a aquella
experiencia, aprendí acerca de mi poder -dijo Renee con posterioridad-. Aprendí
a vivir el proceso, a experimentar mis sentimientos y escuchar los mensajes que
se derivaban de la situación. También aprendí a confiar en el universo y en mí
misma. Me di cuenta de que, en el pasado, no me sentía capaz de reconocer mi
poder y utilizarlo en caso necesario. Y también aprendí que hay cosas que se pueden
controlar y otras que hay que aceptar. He recibido una gran lección.”
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