domingo

EL HÉROE DE LAS MIL CARAS (3) - JOSEPH CAMPBELL



EL MONOMITO (3)

1 / EL MITO Y EL SUEÑO (3)

El infortunado padre es la primera intrusión radical de otro orden de realidad en la beatitud de este restablecimiento terreno de la excelencia de la situación dentro del vientre; la primera impresión que se tiene de él, por lo tanto, es de enemigo. A él se transfiere la carga de agresión que estaba originalmente ligada a la madre “mala” o ausente, mientras que el deseo ligado de la madre “buena”, presente, nutricia y protectora lo conserva (normalmente) ella misma. Esta fatal distribución infantil de los impulsos de muerte (thánatos: destruido) y de amor (eros: libido), es la base del ahora célebre complejo de Edipo, que Sigmund Freud señaló hace alrededor de cincuenta años como la gran causa de nuestro fracaso como adultos en cuanto a comportarnos como seres racionales. Como dice el Dr, Freud: “El rey Edipo, que ha matado a su padre y tomado a su madre en matrimonio, no es sino la realización de nuestros deseos infantiles. Pero, más dichosos que él, nos ha sido posible, en épocas posteriores a la infancia, y en tanto en cuanto no hemos contraído una psiconeurosis, desviar de nuestra madre nuestros impulsos sexuales y olvidar los celos que el padre nos inspiró.” (5) Y añade: “Todas las perturbaciones morbosas de la vida sexual pueden considerarse justificadamente como inhibiciones del desarrollo.” (6)

…Y no te asuste
lo de las bodas de tu madre: de otros
lo mismo cuentan, sí, también… en sueños…
Quien de esas vaciedades más se ríe
mejor la entiende y pasa más tranquilo. (7)

La lamentable perplejidad de la esposa de un hombre cuyos sentimientos en vez de madurar permanecieron encerrados en el amor de la primera infancia puede juzgarse por el aparente absurdo de otro sueño moderno; y es aquí donde comenzamos a sentir que entramos al reino del antiguo mito, pero con un giro curioso.

“Soñé -escribió una mujer preocupada-, que un caballo blanco me seguía por donde yo iba. Yo le tenía miedo y trataba de apartarlo. Me volví para ver si todavía me seguía por donde iba. Yo le tenía miedo y trataba de apartarlo. Me volví para ver si todavía me seguía y pareció haberse convertido en un hombre. Le dije que entrara a una peluquería para que le cortaran la melena y él lo hizo. Cuando salió se veía como un hombre, pero tenía cascos y cara de caballo y me seguía por donde yo iba. Se me acercó y yo desperté.

Soy una mujer casada, de treinta y cinco años, con dos hijos. He estado casada durante catorce años y tengo la seguridad de que mi marido me es fiel.” (8)

Notas

(5) Sigmund Freud, La interpretación de los sueños (Obras Completas, vol. I, p. 392; traducción de Luis López Ballesteros y de Torres, Editorial Biblioteca Nueva, Madrid, 1948).
(6) Una teoría sexual “3) Las metamorfosis de la pubertad”. Obras completas, vol. I, p. 815.
(7) Sófocles, Edipo Rey, episodio tercero; traducción de A. Espinosa Polit. Ha sido señalado que el padre también puede experimentarse como protector y la madre como tentadora. Este es el significado de Edipo a Hamlet. “¡Dios mío! Podría yo estar encerrado en una cáscara de nuez, y me tendría por rey del espacio infinito si no fuera por los maños sueños que tengo”. (Hamlet, II, II). “Todos los neuróticos -escribe el Dr. Freud-, son Edipo o Hamlet”. Y en cuanto al caso de la hija (que es un grado más complicado), el pasaje que sigue ha de bastar para la propia exposición. “Soñé la noche pasada que mi padre apuñaba a mi madre en el corazón. Ella murió. Nadie lo acusó por lo que hizo, pero yo lloraba amargamente. El sueño y él y yo nos fuimos juntos en un viaje, yo me sentía muy feliz”. Este es el sueño de una mujer soltera de veinticuatro años. (Wood, op. Cit., p. 132)
(8) Wood, op. Cit. Pp. 92-93.

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