domingo

CÁNTICO ESPIRITUAL (36) - SAN JUAN DE LA CRUZ


CANCIÓN 15

Nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
de mil escudos de oro coronado.

DECLARACIÓN (1)

1 / En las dos canciones pasadas ha cantado la esposa las gracias y grandezas de su Amado, y en esta canta el feliz y alto estado en que se ve puesta y la seguridad de él, y las riquezas de dones y virtudes con que se ve dotada y arreada en el thálamo de la unión de su Esposo; porque dice estar ya ella en uno con el Amado, y tener las virtudes fuertes, y la charidad en perfección y paz cumplida, y toda ella enriquecida y hermoseada con dones y hermosura, según se puede en esta vida poseer y gozar. Y así dice:

Nuestro lecho florido.

2 / Este lecho florido es el pecho y amor de el Amado, en que el alma, hecha esposa, está ya unida; el cual está ya florido para ella por razón de la unión y junta que está ya hecha entre los dos, mediante la cual se le comunican a ella las virtudes, gracias y dones de el Amado, con los cuales está ella tan hermoseada y rica y llena de deleites, que la parece estar en un lecho de variedad de suaves flores que con su toque deleitan y con su olor recrean. Por lo cual llama ella a esta unión de amor “lecho florido”. Así le llama la esposa en los Cantares, diciendo al Esposo: “Lectulus noster floridus; esto es: “Nuestro lecho florido” (1,15). Y llámale “nuestro”, porque unas mismas virtudes y un mesmo amor, conviene a saber, de el Amado, son ya de entrambos, y un mesmo deleite el de entrambos, según aquello que dice el Espíritu Santo en los Proverbios, es a saber: “mis deleites son los hijos de los hombres” (8,31). Llámale también “florido”, porque en este estado están ya las virtudes en el alma perfecta y puestas en exercicio de obras perfectas y heroicas, lo cual aun no hubiese podido ser hasta que el lecho estuviese florido en perfecta unión con Dios. Y por eso dice:

De cuevas de leones enlazado.

3 / Por la fortaleza y acrimonia de el león compara aquí a las virtudes que ya posee el alma en este estado a las cuevas de los leones, las cuales están muy seguras y amparadas de todos los demás animales; porque, teniendo ellos la fortaleza y osadía de el león que está dentro, no sólo no se atreven a entrar, mas ni aun junto a ella osan parar. Así cada una de las virtudes cuando ya las posee el alma en perfección es como una cueva de león, en la cual mora y asiste el Esposo, fuerte como león unido con el alma en aquella virtud y en cada una de las demás virtudes; y la mesma alma unida con él en esas mismas virtudes está como un fuerte león, porque allí recibe las propiedades de el Amado. Y en este caso está el alma tan amparada y fuerte con cada virtud y con todas ellas juntas en esta unión de Dios -que es el lecho florido-, que no sólo el demonio no se atreve a acometer a tal alma, mas ni aun osa parescer delante de ella por el gran temor que ha de ella, viéndola tan engrandecida y osada con las virtudes perfectas en el lecho de el Amado; porque, estando ella unida con Dios en transformación de amor, tanto la teme como al mesmo Dios, y no la osa ni aun mirar. Teme mucho el demonio al alma que tiene perfección.

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