Por Roberto Vivo
Hay una
revolución en marcha y es posible que haya más en ella que lo que se ve a
primera vista. En los últimos meses y días desde octubre del año pasado, los
movimientos MeToo (YoTambién) y NeverAgain (NuncaMás)
se han multiplicado y florecido en Estados Unidos, frente a la obstinada
indiferencia y la inacción intencional en los niveles más altos del poder
político.
¿Un signo
de los tiempos? Claramente. Y una probable reacción, saludable, a la tendencia
anterior hacia la disminución de la democracia y hacia un creciente
autoritarismo. Al igual que la chispa de todas las revoluciones, esta podría
encender, asimismo, réplicas en el resto del mundo. Especialmente en todo
Occidente, donde reaccionarios han salido victoriosos en Washington, mientras
ganan un nivel todavía minoritario pero no menos problemático en Europa (una
tendencia que no se ha visto desde el preludio fascista a la Segunda Guerra
Mundial). Estos nuevos movimientos democráticos son, entonces, una respuesta
aguda e inmediata al intento de un gobierno populista de derecha a socavar los
derechos individuales, visto por los autoritarios no como inalienables, sino
como molestos y contrarios a los objetivos de la elite gobernante.
Las ideas
que surgen de la pasión por los derechos individuales colectivos y por la
justicia tienden a fomentar movimientos con un enorme potencial para lograr la
universalidad. Esto fue cierto en las revoluciones americana y francesa hace
más de dos siglos. Fue esa universalidad de los ideales democráticos que, en
1837, inspiró a Ralph Waldo Emerson, en su poema Concord Hymn, a
escribir:
En el
rústico puente que sobre el agua arqueaba
Su bandera
en la brisa de abril flameaba,
Aquí donde
los granjeros firmes por entonces pararon,
Y el tiro
que se oyó alrededor del mundo dispararon.
Los
movimientos YoTambién y NuncaMás no son, sin embargo, parte de una revolución
de disparos. Son, por el contrario, ideas simples pero revolucionarias que
buscan la paz, la justicia y la defensa de los derechos individuales por encima
de cualquier otra consideración. Pero sus efectos podrían terminar siendo, sin
embargo, “un disparo que se oye alrededor del mundo” y, como tal, engendrar
otros movimientos en defensa de las libertades civiles diluidas a través de la
reciente y creciente invasión de políticas autocráticas.
El movimiento YoTambién surgió a mediados de
octubre del año pasado, después de revelaciones escandalosas sobre cómo el
famoso magnate hollywoodense Harvey Weinstein utilizó durante años su poder en
la escena cinematográfica estadounidense para acosar sexualmente, atacar y subyugar
a actrices cuyas carreras dependían en gran medida de su aprobación. Más allá
de la primera docena de denuncias originales contra Weinstein, que van desde el
simple acoso sexual hasta la violación, la estrella de la serie Charmed,
Alyssa Milano, comenzó una campaña de concientización alentando a otras mujeres
a denunciar públicamente el acoso sexual. “Si todas las mujeres que han sido
sexualmente acosadas o agredidas —posteó en Twitter— escribieran ‘Yo también’
en su muro (de las redes sociales), podríamos darle a la gente una idea de la
magnitud del problema.” Y la respuesta fue abrumadora.
Pero ella no fue la primera en usar el hashtag #YoTambién. Fue presentado originariamente por la defensora de los derechos de la mujer y organizadora comunitaria Tarana Burke en 2006, para promover lo que ella describió como “empoderamiento a través de la empatía” entre las mujeres de color que fueran víctimas de abuso sexual. Burke es también la creadora de un documental titulado Yo También. Su inspiración fue una instancia en la cual se encontró incapaz de responder a una niña de trece años quien le confesó que había sido violada. Burke dijo más tarde que hubiera deseado tener la entereza en ese momento de haberle dicho simplemente a la chica, “Yo también.” |
Alyssa Milano, por su parte, usó el hashtag para
documentar la frecuencia y la escala del acoso y del abuso sexual, no sólo en
la industria cinematográfica, sino también en otros ámbitos de la vida. La
frase se volvió viral de inmediato en las redes sociales, desencadenando una
verdadera tormenta de admisiones de YoTambién que terminaron abruptamente las
carreras de actores, artistas, políticos y otras figuras públicas, y que
conmocionó a la sociedad con detalles del acoso sexual sufrido por una larga lista
de mujeres renombradas, las que la mayoría del público había pensado
anteriormente como poderosas, intocables e inmunes al abuso. Sus admisiones a
su vez han dado lugar en los breves meses intervinientes a denuncias públicas
de acoso sexual, abuso sexual y violación por una larga lista de mujeres en
prácticamente todos los campos, así como por un puñado de hombres quienes se
han atrevido a admitir públicamente ser víctimas del abuso sexual en el lugar
del trabajo.
Otra
consecuencia de esta floreciente tendencia fue el juicio y sentencia en el 2017
del ex médico deportivo Larry Nassar. Antes de que le dictaran una sentencia
ejemplar de 175 años de prisión (más la condena de 60 años que había recibido
anteriormente por participar en pornografía infantil), Nassar tuvo que sentarse
en el banquillo de los acusados y someterse a un drama público sin precedentes
en el cual, 156 mujeres, cada una enfrentándolo individualmente, contando
sus nefastas experiencias con él y diciéndole cómo él había invadido y dañado
sus jóvenes vidas, vidas cuya protección y cuidado fueron su responsabilidad
como médico y como especialista deportivo para distintos equipos atléticos de
niñas y mujeres. Ese juicio no solo fue de gran importancia como precedente
legal sino también como indicación del terreno que está ganando el movimiento
YoTambién (y su secuela, el movimiento TimesUp) en la lucha por los
derechos de las mujeres.
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Como tal,
el movimiento YoTambién se está convirtiendo claramente en la “tercera ola” del
movimiento por los derechos de las mujeres, en el marco del movimiento más
amplio por los derechos civiles, que comenzó a principios del siglo XX con la
campaña por el sufragio femenino, continuó con el movimiento por la igualdad de
derechos de la década de 1960, y sigue ahora con YoTambién como tendencia
viralmente contagiosa.
El movimiento NuncaMás, mientras tanto, nació, se
organizó y se volvió increíblemente viral en lo que podría ser un récord
mundial, ya que tiene líderes de alto perfil, un nombre, presencia
multimillonaria en los medios sociales y una agenda nacional, todo en sólo
cuatro días después del horrendo incidente que lo dio a luz: la masacre del
colegio secundario Marjory Stoneman Douglas en el condado de Broward, Florida,
EEUU, el 14 de febrero, en la cual 17 estudiantes y maestros fueron asesinados
y muchos más resultaron heridos. Teniendo en cuenta el manifiesto leído por
Emma González, uno de los inspiradores jóvenes del movimiento, poco después de
la masacre, el movimiento muy bien podría haberse llamado, asimismo, “WeCallBS”
(algo así como EsMentira).
Después de
criticar a los políticos estadounidenses diciendo: “A todos los políticos que
reciben donaciones de la NRA (Asociación Nacional del Rifle, que representa a
los fabricantes de armas), son una vergüenza,” la estudiante de 17 años desafió
los argumentos para mantener a Estados Unidos inundado de armas automáticas
diciendo “es mentira” en respuesta.
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“Las
personas que fueron votadas al poder nos mienten”, dijo González. “Y nosotros,
los jóvenes (del Colegio Stoneman Douglas), y nuestros padres, parecemos ser
los únicos que notamos que es mentira. A las empresas que tratan de convertir
en caricaturas a los adolescentes de hoy, diciendo que todos somos absorbidos
por y obsesionados con las tendencias y que nos tratan de callar para que
nuestro mensaje no llegue a oídos de la nación, estamos preparados para decir,
es mentira. A los políticos que se sientan en sus bancas doradas en la Cámara
de Representantes y en el Senado financiados por la ANR, diciéndonos que nada se
podría haber hecho para evitar ésto, decimos, es mentira. Dicen que leyes más
duras para regular las armas de fuego no disminuyen la violencia perpetrada con
ellas, decimos, es mentira. Dicen que un tipo bueno con un arma de fuego
detiene a un tipo malo con un arma de fuego. Decimos, es mentira. Dicen que las
armas son sólo herramientas como cuchillos y no son más peligrosas que los
autos. Decimos, es mentira. Dicen que ninguna ley pudo haber evitado los
centenares de tragedias sin sentido que se han producido. Decimos, es mentira.
Dicen que nosotros, los jóvenes, no sabemos de lo que estamos hablando, que
somos demasiado jóvenes para entender cómo funciona el gobierno. Decimos, es
mentira.”
Concluyó con un desafío: “Si están de acuerdo,
regístrense para votar. Pónganse en contacto con sus congresistas locales.
Díganles lo que piensan de ellos.”
De lo que los líderes estudiantiles conocedores de
la red como González, Cameron Kasky, David Hogg y otros, se dieron cuenta de
inmediato fue que si querían hacer una diferencia en nombre de sus maestros y
sus compañeros de colegio asesinados, tendrían que poner su propio dolor en
compás de espera y actuar rápidamente. La ventana de oportunidad sería muy
pequeña para hacer que su mensaje se convirtiera en viral a nivel nacional y
global. Si vacilaban por unos pocos días, sus voces serían ahogadas por la
plétora de comentarios pro y contra a través de todo el espectro político, y
que, rápidamente se disiparían como una tormenta tropical y serían olvidados,
como ocurrió con la horrenda matanza de Las Vegas, Nevada, que tuvo lugar en la
noche del primero de octubre de 2017, en la que un francotirador solitario que
disparaba desde un piso superior de un hotel logró matar a 58 personas e hirió
a más de 420 otras, antes de poner fin él mismo a la masacre pegándose un tiro
fatal.
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Como
resultado, en menos de dos semanas desde el ataque al colegio, el movimiento
NuncaMás ha ganado el apoyo de millones de personas en las redes sociales,
llevado su causa y su historia a la comunidad internacional, eclipsado el
habitual sumario de noticias de los medios de comunicación masivos, colocado a
la administración federal en la incómoda posición de tener que responder a sus
demandas o enfrentar una nueva caída en sus encuestas de aprobación, y, en
definitiva, ha colocado a todos los políticos más importantes en su lugar con
respecto al control de armas, como cuando, en un debate puesto en el aire por
CNN, el joven estudiante de secundaria Cameron Kasky dejó al veterano político
Marco Rubio arrastrando los pies y balbuceando en busca de una respuesta al
preguntarle al senador si se comprometería a nunca más aceptar un solo dólar en
fondos de campaña de la ANR. La pregunta de Kasky se produjo después de que el
senador Rubio afirmara con ligereza que estaba del lado de los estudiantes en
su duelo mientras que insistía en que la prohibición de armas de asalto de gran
capacidad de tiro era prácticamente imposible.
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Pero más
importante aún, los movimientos YoTambién y NuncaMás han comenzado a conectarse
entre sí, por el momento, indirectamente, a través de las organizadoras de la
Marcha Mundial de la Mujer que tuvo lugar el día después de la inauguración
presidencial de Donald Trump en enero de 2017, quienes han ofrecido su ayuda a
los estudiantes de NuncaMás para la organización de su propia manifestación de
protesta, “Marcha por nuestras vidas”, que se realizará el próximo 14 de marzo.
La Marcha
de la Mujer es considerada por muchos como una de las manifestaciones masivas
más exitosas de la historia. Atrajo a 500.000 mujeres sólo en Washington, donde
los organizadores dijeron que estaba destinado a enviar un mensaje audaz a
Trump —quien, por su conducta pasada había merecido una reputación como
misógino que explotaba y faltaba el respeto a las mujeres— de que los derechos
de la mujer eran derechos humanos. Otros temas que formaron parte de la
protesta incluyeron la promoción de leyes y políticas sobre derechos humanos y
otros asuntos, como la reforma migratoria, la reforma de salud, los derechos
reproductivos, el entorno natural, los derechos LGBTQ, la igualdad racial, la
libertad de religión y los derechos de los trabajadores.
La marcha de Washington se repitió en las
principales ciudades de Estados Unidos, atrayendo a más de tres millones de
manifestantes. Otras marchas vinculadas tuvieron lugar en más de 180 ciudades
en unos 60 países, involucrando a aproximadamente cinco millones de manifestantes
más.
La conducta inspiradora de los líderes estudiantiles de Marjory Stoneman Douglas High School que han dado vida al movimiento NuncaMás ha roto, como la de los miembros del movimiento YoTambién, con la división entre liberales y conservadores que ha caracterizado al debate político y social durante una década, avergonzando a muchos de los que han adoptado actitudes tan fundamentalistas y tratando de unir a los principales segmentos de la sociedad en la búsqueda de soluciones mutuas a los problemas sociales más acuciantes. |
En este sentido, YoTambién y NuncaMás tienen mucho
más en común con la revolución contracultural de la generación del “flower
power” de las décadas de 1960 y 1970, surgida a partir de los movimientos
pacifistas y derechos civiles de la época, que con revoluciones fundacionales
de la democracia del siglo XVIII. Son un recordatorio de que, si bien la
democracia puede encontrarse gravemente herida y necesitada de soporte vital,
no está muerta. Por el contrario, nos corresponde a nosotros, a nivel popular,
levantarnos y exigir su plena restauración, así como la del estado de derecho,
pero dentro de un marco democrático en el cual las leyes estén diseñadas para
proteger y defender los derechos del pueblo y del individuo, no los intereses
creados de una élite sumamente rica o de la autocracia gobernante que la misma
apoya.
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