11 / LA LECCIÓN DE LA PACIENCIA (3)
EKR
(2)
En la época actual no
estamos acostumbrados a vivir con incomodidades. Esperamos que los resultados y
la satisfacción sean inmediatos. Queremos respuestas incluso antes de que
puedan emitirse. Disponemos de servicios de reparaciones y comercios que abren
las veinticuatro horas del día. Si tenemos hambre, siempre encontramos comida,
desde un plato preparado hasta la que venden en los comercios y los
restaurantes que abren toda la noche. Incluso existen ferreterías y tiendas de
material de oficina que abren las veinticuatro horas del día. Y ¿quién sabe
hasta qué punto Internet alimentará nuestra impaciencia? Después de todo, con
este medio ni siquiera tenemos que desplazarnos a la librería para comprar un
libro ni recorrer calles y calles con un agente inmobiliario en busca de una
casa, pues todo está disponible de forma instantánea.
La gente ya no sabe
esperar, y ni siquiera conoce el significado de esta palabra. Es cierto que
resulta agradable obtener lo que queremos cuando queremos, pero también es importante
saber esperar para sentirnos satisfechos. Diversos estudios han demostrado que
si a varios niños se les da la opción de comer una galleta en este instante o
dos al cabo de una hora, los que son capaces de esperar se desenvolverán mejor
en la vida en un futuro. La paciencia es, sin lugar a dudas, un valor
importante; sin embargo, muchas personas se quedan delante del microondas
mientras piensan, “¡Deprisa!”, o se enfadan si en la tienda tardan más de una
hora en revelar sus fotografías.
El problema va más allá
de la incomodidad de tener que esperar. Muchos de nosotros no sabemos vivir las
cosas y las situaciones tal como son. Creemos que tenemos que cambiarlas o
mejorarlas y no pensamos que todo irá bien si lo dejamos. Opinamos que no es lo
mismo que algo suceda con retraso a que se resuelva de una manera distinta a
como queríamos. Sin embargo, estas dos ideas tienen el mismo origen mental, que
consiste en juzgar que la situación no está bien tal como está. Pero ¿conseguimos
algo cuando somos impacientes?
La clave para tener
paciencia estriba en saber que todo va a salir bien y confiar en que existe un
plan. Resulta fácil olvidarnos de esto y, en consecuencia, muchas personas intentan
controlar las situaciones que, de otro modo, se resolverían como deben en el
momento oportuno. También, al final de la vida, algunas personas aceptan que su
muerte está cerca, mientras que otras se impacientan y quieren saber cuándo
llegará el momento. A estos últimos les tranquilizaría saber que no morirán
hasta que estén preparados.
Y esto es cierto tanto
respecto a la muerte como a la vida. No adquirimos experiencia en esta vida
hasta que estamos preparados, hasta que confiamos y comprendemos que las cosas
suceden como tienen que suceder y a su debido tiempo. Así que podemos
relajarnos.
Desde un punto de vista
filosófico, la paciencia es como un músculo que debemos ejercitar con
regularidad y confiar en él. Si no lo utilizamos en las situaciones cotidianas
y de menor importancia, como es esperar uno o dos minutos a que el té se
caliente en el microondas, no dispondremos de un músculo fuerte que nos ayude a
enfrentarnos a retos mayores a lo largo de nuestra existencia. Por eso es tan
importante, desde lo más hondo, que la sanación se está produciendo en todo
momento. La mente siempre intenta cambiar las cosas, y nosotros debemos
tranquilizarla y repetirnos que las cosas ocurren exactamente como deberían
ocurrir.
La mente cree que si
cambiamos nuestras circunstancias conseguiremos vivir en paz y que tenemos que
hacer algo al respecto. Pero la realidad es que podemos relajarnos sean cuales
sean las circunstancias y confiar en que tener mucha paciencia nos aportará una
gran paz y sanación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario