EPÍLOGO
Jeremiah Abrams (3)
El
humor facilita enormemente el trabajo de aceptación de la sombra. Cualquier
cómico sabe intuitivamente que el humor constituye una manera inofensiva de
liberar los confusos y peligrosos contenidos de la sombra. El humor puede
conmover nuestros temores y emociones reprimidas y liberarnos del embarazo y
vergüenza que sentimos por nuestras debilidades. El humor puede mostrarnos la
faceta más vulnerable de las cosas y evidenciarnos lo que no estamos dispuestos
a admitir. Es muy probable que quien carezca de sentido del humor se halle muy
desconectado de su sombra y sienta la imperiosa necesidad de seguir manteniendo
la fachada de las apariencias. La risa nos permite liberar la energía atrapada
en la oscuridad de la sombra. Como dice la canción country, “si no pudiéramos
reír terminaríamos enfermando”.
Cuando
puedo reírme con los demás -incluso de las cosas más serias e importantes- mi
trabajo resulta más placentero y eficaz. En las fronteras de lo inapropiado se
halla un territorio en el que merece la pena arriesgarse porque es ahí, en las
fronteras de la conciencia, donde podemos descubrir la “Gran Vía” del Zen, el
camino en el que el significado profundo de las cosas se mantiene a salvo de la
tendencia de nuestra mente consciente a establecer todo tipo de demarcaciones.
“Separar lo que te gusta de lo que te desagrada -dijo el tercer Patriarca
Sengstan- es la enfermedad de la mente.”
En
mi opinión, por tanto, la selección de ensayos e ideas que acabamos de
presentar en este libro constituye una estimulante invitación al conocimiento
creciente de nuestra ubicua sombra. Para ello bastará con que el lector lea
unas pocas páginas y observe luego, a la luz de lo leído, su propia vida. A fin
de cuentas, todo el mundo puede sacar provecho del trabajo de la sombra.
El
trabajo con la sombra es una buena medicina que nos encamina hacia la búsqueda de una vida auténtica, lo que
algunos llamarían llevar una existencia íntegra. Para ello deberemos
enfrentarnos a nuestra personalidad hipócrita (nuestra sombra) para poder decir
-cuando nos hallemos postrados en nuestro lecho de muerte próximos al encuentro
con el Hacedor- que hicimos cuanto pudimos de la mejor manera posible. Como
dijo Gandhi: “El único diablo que existe en el mundo mora en nuestro corazón.
Es ahí, a fin de cuentas, donde deberemos librar nuestra más decisiva batalla”.
Mientras
no tomemos conciencia de le enorme influencia de la sombra en nuestras decisiones
conscientes permaneceremos sujetos a su influjo. Sólo entonces podremos tomar
decisiones claras y conscientes y liberarnos definitivamente del remordimiento,
y sólo entonces podremos elegir ser
personas respetables y decidir comportarnos como alguien con quien se puede
contar.
El
trabajo con la sombra nos ofrece la extraordinaria oportunidad de disipar la
tensión existente entre nuestra sombra y nuestro ego y, en ese sentido, de ser
plenamente conscientes de nuestras decisiones. Si podemos elegir lo que hacemos
en el mundo también podremos asumir la responsabilidad del mundo que creamos.
* * *
Entrar en la oscuridad con una luz
sólo nos permite conocer la luz.
Para conocer la oscuridad
hay que ir a oscuras.
Ve sin ver y descubre que la
oscuridad
también florece y canta,
y puede ser hollada
por pies oscuros y por oscuras alas.
WENDELL
BERRY
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