domingo

CÁNTICO ESPIRITUAL (34) - SAN JUAN DE LA CRUZ


24 / En este sosiego se ve el entendimiento levantado con extraña novedad sobre todo natural entender a la divina luz bien así como el que después de un largo sueño abre los ojos a la luz que no esperaba. Este conocimiento entiendo quiso dar a entender David cuando dijo: “Vigilavi et factus sum sicut passer solitarius in tecto”; que quiere decir: “Recordé y fui hecho semejante al pájaro solitario en los tejados (Ps. 101,8). Como si dijera: abrí los ojos de mi entendimiento y halléme sobre todas las inteligencias naturales solitario sin ellas en el tejado, que es sobre todas las cosas de abajo. Y dice aquí que fue hecho semejante al pájaro solitario, porque en esta manera de contemplación tiene el espíritu las propiedades de este pájaro, las cuales son cinco: La primera, que ordinariamente se pone en lo más alto; y así el espíritu en este paso se pone en altísima contemplación. La segunda, que siempre tiene vuelto el pico hacia donde viene el aire; y así el espíritu vuelve aquí el pico de el afecto hacia donde le bien el espíritu de amor, que es Dios. La tercera es, que ordinariamente está solo y no consiente otra ave alguna junto a sí, sino que, en sentándose junto alguna, luego se va; y así el espíritu en esta contemplación está en soledad de todas las cosas, desnudo de todas ellas, ni consiente en sí otra cosa que soledad en Dios. La cuarta propiedad es, que canta muy suavemente; y lo mesmo hace a Dios el espíritu a este tiempo. Porque las alabanzas que hace a Dios son de suavísimo amor, sabrosísimas para sí y preciosísimas para Dios. La quinta es, que no es de algún determinado color; y así es el espíritu perfecto, que no solo en este exceso no tiene algún color de afecto sensual y amor propio, mas ni aun particular consideración en lo superior ni inferior, ni podrá decir de ello modo ni manera, porque es abismo de noticia de Dios la que le posee, según se ha dicho:

La música callada.

25 / En aquel sosiego y silencio de la noche ya dicha y en aquella noticia de la luz divina echa de ver el alma una admirable conveniencia y disposición de la Sabiduría en las diferencias de todas sus criaturas y obras, todas ellas y cada una de ellas dotadas con cierta respondencia a Dios; de suerte que le parece una armonía de música subidísima que sobrepuja todos los saraos y melodías del mundo. Y llama a esta música “callada”, porque, como habemos dicho, es inteligencia sosegada y quieta, sin ruido de voces; y así se goza en ella la suavidad de la música y la quietud del silencio. Y así dice que su Amado es esta “música callada”, porque en él se conoce y gusta esta armonía de música espiritual. Y no sólo eso, sino que también es

la soledad sonora.

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