por Sara Beltrame
El largometraje documental ‘Amazona’, de la colombiana Clare Weiskopf,
aborda en primera persona la confrontación de la directora con su madre,
Valerie Meikle, a quien quiere comprender después de que la dejara siendo una
niña para irse a viajar por el río Amazonas. Juntas emprenderán un viaje hacia
la vorágine más íntima de su relación. La película está nominada en los Premios
Goya 2018 en la categoría de Mejor Película Iberoamericana.
Esta es la historia de Val, contada y vista a través de la lente de su
hija Clare. Después de una trágica pérdida familiar, Val deja atrás a sus hijos
para internarse en la selva colombiana y descubrirse a sí misma como una mujer
sin las ataduras del deber ser. Con la dirección de esta película en donde la
selva no es un escenario sino un personaje, Clare Weiskopf logra redimirse de
las heridas de una niña que no lograba entender qué buscaba su madre alejándose
de ella cuando apenas contaba con once años. Treinta años después y embarazada,
Clare decide confrontar a su madre para entenderla y definir su propia
maternidad en términos menos convencionales. Juntas emprenderán un viaje hacia
la vorágine más íntima de su relación, lo que las llevará a explorar la
frontera entre la responsabilidad y la libertad sin culpas ni señalamientos
¿Qué significa ser una buena madre?
En junio 2017, durante los DocsBarcelona, entrevisté a Clare
Weiskopf porque desde hace meses estaba investigando la
instrumentalización por parte del sistema patriarcal del personaje de ‘la
madre’ en épocas y culturas diferentes. La historia que la periodista y
documentalista iba a contar en su documental ‘Amazona’ intentaba romper con ese esquema ficticio a partir de
una historia real y contestando a la pregunta:
“¿Qué hace que una persona sea una buena madre?”
Se leía en su biografía que era directora de cine y periodista colombiana,
centrada en temas sociales, desde el conflicto armado en Colombia y la
violencia sexual como arma de guerra hasta la difusión de la cumbia en América
Latina y Europa. Había ganado dos veces el Premio Nacional de Periodismo Simón
Bolívar de su país y había sido seleccionada para la IDF Academy y el
Dok.Incubator. Recientemente ha dirigido dos series documentales, ‘2012:
Chronicles of the End of the World’ y ‘Los Colores del Fútbol’.
‘
Amazona’ es su primer largometraje documental.
Los temas que desarrolla en el documental son a menudo dolorosos y
contradictorios, sobre todo pensando que, entre la persona que graba y la
persona que es grabada, surge -supuestamente- la más fuerte de las relaciones
entre dos seres humanos: la de una madre con su hija.
¿Cómo se te ocurrió convertir una relación personal en un documental?
Había empezado a pensar en este proyecto porque todo el mundo conocía a
mi madre y todo el mundo sabía que era una mujer especial, un personaje muy
peculiar. Tiene más de 80 años y vive sola en la floresta amazónica. Cocina con
el fuego de la madera recogida en el bosque y su compañera favorita es una
gata. Al principio quería centrarme exclusivamente en ella, en su vida y en
particular en un viaje que hizo cuando yo tenía solo 11 años. En esa época
abandonó la ciudad donde vivíamos, abandonó a mi hermano y a mí y nos dejó al
cuidado de mi padre, para irse con su amante del momento a hacer un viaje por
el río Amazonas. Ella y mi padre habían estado separados durante mucho tiempo y
una de mis otras hermanas, que mi madre tuvo durante su primer matrimonio, acababa
de morir trágicamente. Quería simplemente contar la historia del viaje por el
río; pero en cuanto me puse a trabajar junto a mi productor y compañero,
Nicolas Van Hemelryck, por un lado me di cuenta de que podía caer en hacer
simplemente una biografía en formato vídeo de la vida de mi madre y, por el
otro, Nicolas me convenció para ponerme delante de la cámara y convertirme en
un personaje del documental. La historia empezó a cambiar aunque no tenía claro
en la cabeza el nuevo proyecto. Sabía donde quería ir pero no había llegado
todavía a la esencia universal del proyecto. Poco a poco sentí que
quería hacer un documental sobre la maternidad, sobre lo que significa ser
madre, sobre el límite entre libertad y responsabilidad. Uno de los temas
que parece más difícil tocar cuando las mujeres se convierten en madres. Quería
también que mi trabajo sirviera a empoderar a la mujer que hubiera vivido esta
historia. Todo esto lo fui descubriéndolo poco a poco. Puede que los directores
con más experiencia ya sepan de entrada cuál es el punto de universalidad que
tienen sus proyectos, pero en mi caso se trataba del primer largometraje y me
costó enfocarlo. Creo que ha sido el proyecto más complicado en el que me he
metido pero me ha servido para entender mi manera de concebir el
documental: un instrumento narrativo que nos permita reflexionar sobre uno
mismo, sobre sus propias creencias y, en este caso, sobre sus propias familias.
Hicieron falta 200 horas de grabación, ocho meses de edición y cinco
años de trabajo para llegar a la estructura final de esta historia en la que el
personaje de ‘la madre’ se aleja totalmente de los guiones hasta ahora
interpretados. Tu madre, ¿cómo reaccionó la primera vez que vio el documental?
Cuando llegamos a tener una primera versión definitiva del montaje, la
miré y pensé que la película era realmente demasiado dura, su personaje era
demasiado duro. Tenía miedo de su juicio, pero se la mostré tal y como estaba y
me dijo: “Yo creo que podrías ser un poco más dura conmigo…”. Para mí eso fue
el pasaporte a la libertad que necesitaba. Creo que siempre hay que tener a
mente una cosa: si hubiera sido un hombre el que hubiera decidido lo
que mi madre decidió en ese momento, dejarnos con nuestro padre y viajar, tal
vez su historia no hubiera sido tan extraña. En nuestra sociedad se
supone que una mujer que se convierte en madre tiene que estar al cien por cien
primero con sus hijos y segundo con el resto de las tareas que supuestamente le
tocan. No se permite a una mujer mantener una vida propia al lado de su papel
de madre. Valerie rompe este patrón y, mirando a cámara, consigue decir en voz
alta el porqué lo hizo y por qué volvería a hacerlo. Primero afirma que la vida
de una persona es su vida, independientemente de si es madre o no y, segundo,
se niega firmemente a tener que sacrificar su propia vida por el hecho de haber
tenido hijos.
No es la primera vez que asistimos en pantallas a historias como a la de
Valerie, pero esta no es una película de ficción donde hay un personaje
construido y escrito por alguien, a menudo un hombre guionista, se trata de un
documental, de una historia real. Hay un trabajo creativo en el montaje pero,
dejándolo un momento a lado, ¿qué te llevó realmente a enfrentarte a una viaje
tan íntimo?
Mi madre es un gran personaje que ha dejado en mi vida un vacío de sus
mismas proporciones: grande. Tenía la necesidad de contar el vacío que había
implicado vivir al lado de una mujer que tiene su visión de la vida. Cuando le
dije “mamá, vamos a hacer un documental sobre tu vida. Sobre las cosas buenas y
sobre las cosas malas”, ella me miró y me preguntó: “¿Cuáles cosas malas,
hija?”. Estaba claro que no se había enfrentado nunca a las consecuencias de
sus decisiones. Al quedarme embarazada mientras estábamos grabando, la
necesidad de cerrar este círculo vital entre todas nosotras fue todavía más potente,
casi terapéutico. Quería dejar claro que no le estaba juzgando, quería ser
justa. Quería dejarle hablar y darle el espacio para que compartiera su
decisión conmigo. Por esta razón en el documental ella tiene la posibilidad de
aclarar su punto de vista: es necesario romper la rueda de sacrificio en la que
las madres y las hijas están metidas por la sociedad. Las madres se sacrifican
por sus hijos e hijas, y cuando las madres o los padres enferman o envejecen
serán las hijas quienes deberán sacrificar su vida para cuidar de ambos. Mi
madre, teniendo que elegir entre nuestra soledad y su libertad, ha elegido su
libertad con consecuencias para mí y mis hermanos de las que no se siente
responsable.
‘Amazona’ es un viaje salvaje en el sur del Amazonas, cerca de Leticia,
donde el río se tuerce creando una pequeña isla de tierra en la que vive
Valerie. En un momento del documental, mirando a cámara, dice: “Cuando nos
negamos a tomar riesgos y cerramos la puerta a lo inesperado, a lo que no
sabemos, sofocamos nuestras vidas y nuestras vidas se trasforman en tediosas
rutinas. El vacío que siempre implica elegir un camino seguro es un insulto a
nuestra energía vital que se renueva cada vez que confiamos en ella, cada vez
que decidimos tomar riesgos. ¿De qué sirve una mujer si se convierte en una
madre sacrificada?”. ¿Qué piensas de esta frase?
He cambiado siendo madre de mi hija. Creo que se pueden hacer las dos
cosas: ser madre y no sacrificarse. Voy poco a poco, en el día a día, sin saber
si estoy haciendo lo correcto o no, pero sé que una persona puede intentar
equilibrar las cosas. No sé si en el futuro cambiará esta convicción que tengo
porque en esta vida nada es cierto, pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda.
Mi hija está arriba en la lista de las prioridades de mi vida, pero tampoco voy
a anular mis sueños por ella. Esto lo tengo claro. Hay que encontrar un
equilibrio, algo tan difícil para las mujeres. Este es el tema: nos han
enseñado que como madres tenemos que vivir en un idilio absoluto con nuestros hijos
y hijas pero luego no es así, hay momentos en los que una quiere de verdad
mandar todo al carajo. Hablar y compartir es la mejor forma que tenemos de
empoderarnos. Ya está. El silencio ya está roto.
El documental de Claire Wesikopf está nominado a
los Premios Goyas 2018. Pero no en la categoría de Mejor Película
Documental, sino que ‘Amazona’ concurre en la categoría de Mejor Película
Iberoamericana, junto con tres otras historias de… ficción.
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