domingo

JULIO CÉSAR CASTRO (JUCECA) - LA VUELTA DE DON VERÍDICO (16)


FOFETO FULERO

A Héctor Larrea.

Hombre que supo ser miedoso, aura que dice, Fofeto Fulero, casau con naides porque nunca se quiso acollarar. Era un hombre de lo más soltero.

Si una mujer se le quería quedar en el rancho, él se mudaba. Como siempre alguna se le quería quedar, la mayor parte del tiempo se la pasaba en mudanzas. Miedoso pa las mujeres y pa todo, por miedoso agarró fama de cantor.

Si de noche el viento le sacudía el rancho, él pegaba unos gritos que venía gente de lejos pa ver qué le pasaba. Cuando Fofeto Fulero los veía venir, pa disimular seguía gritando pero haciendo ver como que cantaba.

Hasta que un día montó a caballo, se le desbocó el caballo, y no supo cómo sofrenarlo al caballo. Nunca había sido buen jinete de puro miedoso nomás. Le gustaba, pero cuando estaba arriba le entraba el chucho. Según él, era porque de arriba al caballo no se le ve la cara y uno nunca sabe qué estará por hacer. Y no es cuestión tampoco de andarse bajando a cada momento a verle la cara pa tratar de adivinarle las intenciones.

Se le desboca el caballo, y allá va Fofeto Fulero… ¿Allá va… allá va Fofeto Fulero de caballo debocau y en un solo grito! Sin poder sofrenarlo, Fofeto Fulero trepó a los cerros, galopió por los llanos, se salpicó en los bañados, bajó por las lomas, trepó por las cuchillas, cruzó los arroyos, se metió por los montes, salió de los montes, se tajió en las espadañas, y anduvo de pago en pago y en ninguno se quedó.

Lo vieron pasar las mozas, los gurises en patas, los viejos alambradores, esquiladores y troperos, las víboras y los pumas, las lechuzas, los aperiases y los estancieros. Y cada vez que pasaba cerca de un rancho acomodaba la voz, pa hacer creer que en lugar de gritar galopaba cantando.

Desde los rancheríos lo aplaudían al pasar, y más de una china querendona le agitó un pañuelo como una invitación pa que se abajara. Pero él no se abajaba nada porque tenía el caballo desbocau. ¿Y allá va Fofeto Fulero en un solo grito… allá va!

Y allá pasando frente al boliche El Resorte. Salen todos pa verlo. La Duvija lo saluda con el barcino en los brazos, el tape Olmedo lo saluda levantando una damajuana e vino, el pardo Santiago revoliando el sombrero, Rosadito Verdoso tirando higos pa arriba, y otros a las risas, a los chiflidos y ¿Abajajaiiinomás!... y allá va Fofeto Fulero de caballo desbocau y en un solo grito… y allá se pierde atrás de una loma y el grito queda como un canto colgado en la tarde.

A estas horas sabe Dios por dónde andará Fofeto Fulero, de caballo desbocau y en un solo grito.

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