domingo

CONDE DE LAUTRÉAMONT (ISIDORE DUCASSE) 110 - LOS CANTOS DE MALDOROR


CANTO CUARTO

6 (2)

No me dirijo a vuestra inteligencia, le haríais vomitar sangre por el horror que os demuestra: olvidadla y sed consecuentes con vosotros mismos… Vamos, que no haya más trabas. Cuando quería matar, mataba, lo que me ocurría con harta frecuencia sin que me lo impidiera nadie. Las leyes humanas me perseguían con su venganza, aunque yo no atacase a la raza que había abandonado tan serenamente; pero mi conciencia no me hacía ningún reproche. Durante el día yo combatía con mis nuevos congéneres y el suelo quedaba sembrado de numerosas capas de sangre coagulada. Como yo era el más fuerte, todas las victorias fueron mías. Heridas abrasadoras me cubrían el cuerpo aunque aparentaba no darme cuenta. Los animales terrestres se alejaban de mí, y me quedé solo en el centro de mi deslumbradora grandeza. ¿Cuál no sería mi estupor cuando, después de haber atravesado un río a nado, par alejarme de las comarcas que mi furor había despoblado, y pisar otros campos para imponer mis hábitos de asesinato y carnicería, intenté caminar por esa ribera florida? Mis pies estaban paralizados; ni el menor movimiento se producía para delatar la certidumbre de esa inmovilidad forzosa. En medio de esfuerzos sobrenaturales para continuar mi camino, de pronto desperté, y tuve la sensación de que volvía a ser hombre. La Providencia me daba a entender así, de un modo que no resultaba explicable, que ella no quería que mis proyectos sublimes se cumplieran ni siquiera en sueños. Retornar a mi forma primitiva fue para mí un dolor tan grande que por las noches lloro todavía. Mis sábanas están constantemente empapadas, como si las hubiera metido en agua, por lo cual necesito cambiarlas todos los días. Si no lo creéis, venid a verme; comprobaréis con vuestros propios ojos, no la verosimilitud, sino más todavía: la verdad misma de mi aserto. ¡Cuántas veces después de aquella noche pasada a cielo descubierto sobre un acantilado, me he unido a las piaras de cerdos para recobrar, como si me correspondiera por derecho, mi metamorfosis destruida! Ya es tiempo de abandonar esos gloriosos recuerdos que no dejan tras sí más que la pálida vía láctea de las penas eternas.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+