domingo

NOCHE OSCURA (55) - SAN JUAN DE LA CRUZ


LIBRO SEGUNDO

DE LA NOCHE OSCURA, TRÁTASE DE LA MÁS ÍNTIMA PURGACIÓN, QUE ES LA SEGUNDA NOCHE (PASIVA) DEL ESPÍRITU.

CAPÍTULO 18 (1)

Declárase cómo esta sabiduría secreta sea también escala.

Pero resto ahora de ver lo segundo, conviene (a) saber, cómo esta sabiduría secreta sea también escala. Acerca de lo cual es de saber que por muchas razones podemos llamar a esta secreta contemplación escala.

1 / Primeramente, porque así como con la escala se sube y escalan los bienes y tesoros y cosas que hay en las fortalezas, así también por esta secreta contemplación, sin saberse cómo, sube el alma a escalar, conocer y poseer los bienes y tesoros del cielo. Lo cual da bien a entender el real profeta, cuando dice: Bienaventurado el que tiene tu favor y ayuda, porque en su corazón este tal puso sus subidas en el valle de lágrimas en el lugar que puso; porque de esta manera el Señor de la ley dará bendición e irán de virtud en virtud como de grado en grado, y será visto el Dios de los dioses en Sión (Ps. 83,6-8), el cual es el tesoro de la fortaleza de Sión, que es la bienaventuranza.

2 / Podemos también llamarla escala, porque, así como la escala esos mismos pasos que tiene para subir los tiene para abajar, así también esta secreta contemplación, esas mismas comunicaciones que hace al alma, que la levanta (n) en Dios, la humilla (n) en sí misma. Porque las comunicaciones que verdaderamente son de Dios, esta propiedad tienen, que de una vez levantan y humillan al alma. Porque en este camino el abajar es subir, y el subir abajar; pues el que se humille es ensalzado, y el que se ensalza (es) humillado (Lc. 14-11). Y, además de esto, de que la virtud de la humildad es grandeza para ejercitar al alma en ella, suele Dios hacerla subir por esta escala para que baje, y hacerla bajar para que suba; para que así se cumpla lo que dice el Sabio, esa a saber: Antes que el alma sea ensalzada, es humillada, y antes que sea humillada, es ensalzada (Prov. 18,12).

3 / Lo cual, hablando ahora naturalmente, echará bien de ver el alma que quisiere mirar en ella cómo es este camino -dejando aparte lo espiritual que no siente- cuántos altos y bajos padece, y como, tras la prosperidad que goza, luego se sigue alguna tempestad y trabajo; tanto, que (parece) que le dieron aquella bonanza para prevenirla y esforzarla para la siguiente penuria, y cómo también, después de la miseria y tormenta, se sigue abundancia y bonanza; de manera que le parece al alma que, para hacerla aquella fiesta, la pusieron primero en aquella vigilia.

Y este es el ordinario estilo y ejercicio del estado de contemplación, hasta llegar al estado quieto, que nunca permanece en un estado, sino todo es subir y bajar.

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