domingo

FELIZ (4) - JUAN DE MARSILIO


primera edición WEB / elMontevideano Laboratorio de Artes / 2017

PENSAR Y DECIR

Pensar

Arduo llevar sobre el cuello
una cabeza que piensa
(y soberbio suponer
que los demás no la llevan).


Yo

El yo es nada más una terca ilusión de importancia
que sería admirable si no fuese ridícula,
bien me lo sé.
Un día tendré que atreverme a asumir que soy nadie.
Pero primero muerto que creer
que el prójimo es ninguno.


Volver

Uno quiere volver a ciertos días.
Por eso es que regresa a los lugares
en que los días esos transcurrieron.
Pero uno llega al sitio y no los halla
porque los días esos se han marchado
sin dejar cartelito en el que avisen
que enseguida regresan.
Cuando cierra la boca el boquiabierto
es para hincarle el diente nostalgioso
a un aire que debiera ser manzana.


De abades, zorras y tristes tigres trigueños

Si dábale arroz a la zorra el abad
y la zorra ingería,
seguramente fuera
transgénica la zorra y no el arroz.

Si trigo tigres tragaban
(tristes los tres)
causara su tristeza ese tragar,
tal vez.

Malvado abad, infame domador
(que bien pudieran darles a sus bichos
alimento mejor).
Y monstruoso el poeta,
que pone las palabras a decir
lo que a ellas solas nunca
se les iba a ocurrir.


Poderes

a Soledad Platero, con respeto intelectual

Tras años y años y años
de informarnos los informativos
sólo sobre lo que es obvio,
han adquirido la capacidad
de hacer que no exista lo que no nos informan,
incluso cuando acaba de acaecer
ante nuestros ojos
-que han ganado a su vez el tremendo poder
de no ver lo que no se les dice que vean.


F y F

Filosofía
es la concienzuda búsqueda
de la quinta pata
de un gato
negrísimo
en un cuarto oscuro
donde no hay
ningún
gato.

Por el contrario aunque parecido,
fe
es la oscura certeza
de que la luz existe,
incluso cuando hace
tanto tiempo que no está
que no sabemos bien si la hemos visto
o nos la contaron
cuando éramos pequeños.

Y en esas a veces parece
-por un instante de los más fugaces-
como si a un gato negro
le brillaran los ojos en las sombras.


Génesis esquina San Juan

Exactamente ahí,
donde el principio del Génesis se anuda con el arranque
del Evangelio de Juan,
tejen los poetas
unas tramas leves,
tan contundentes que
el viento aunque las barre no las borra
(por lo menos del todo).

Es cierto que de tanto
que les queda la palabra
y no sacan los pobres por sus versos un pan,
en estos tiempos venales,
ellos y su poesía
son cosa en la que muy poquitos creen,
igualito que Dios.

Pero este detalle cuantitativo
es de poca importancia.


A veces, más de seis

Días y días a veces buscando
la palabra precisa
para luego al leer hallar que no,
que no,
que no era eso
lo que se quería.
Cuántas vueltas
-pregunto-
le habrá dado el Señor al asunto
antes de soltar aquello
de "¡Hágase la luz!"
-que le quedó tan bien,
dicho sea de paso.


Dos poemas lluviosos

I

"...La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado."

J. L. B.


Todo lo que el hombre nombra
le sucede en el pasado:
todo es en nuestra memoria
que conoce en lo nombrado
la sombra de aquel asombro
por cuanto fue inaugurado
(vaya a saber si ocurriera
o si lo habremos soñado).
Aquel primero que vio
aguas de arriba hacia abajo
tuvo que ponerle un nombre
a eso que estaba pasando
y que después, para luego,
nada tendría de raro
(o mejor: nos turbaría
con ese andar anudando
en cada cosa que pasa
lo cotidiano y lo extraño,
lo eternal y lo fugaz,
lo de ahora y lo de antaño).
Y si algo nuevo ocurriese
que nos dejara pasmados,
la calma volverá pronto:
ya sabemos asombrarnos.


II

Si la lluvia acaece en el pasado
porque ya me la sé y me la sabía
antes de que me hubiesen engendrado,
da en sospechar esta memoria mía

-en sospechar, que no es saber seguro-
que da igual afirmar, por el contrario,
que la lluvia sucede en el futuro
(si es que no fuese un hecho imaginario).

Sospecho más: que el tiempo ya ha corrido,
y el recuerdo de todo lo llovido
es lo único que ocurre aquí en lo eterno.

Así es que cuando en medio a un gris de pena
asoma el sol, el alma se me llena
del gozo de no estar en el Infierno.


Here comes the sun                              

(con perdón, Don George Harrison)

¿Y si el sol no volvía tras la noche primera?
Pobres los hombres aquellos
(tan héroes, tan temblorosos)
que afrontaron la antigua angustia negra.

Todavía mi angustia se pregunta,
muy cada tanto en esas noches que
le meten por los ojos al alma su tiniebla,
"¿Y si mañana el sol no regresara?"
-lo pregunta y lo teme
y un poco lo desea.

Hago lo que debieron hacer nuestros ancestros:
levanto la mirada a las estrellas.


Para arriba

"Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido." 1 Co 13,12


I

Soy el escarabajo para arriba
que casi, casi ya no patalea.
Si acaso acaeciese
un pie
que en vez de triturarme,
rozándome no más de costadito,
me diera vuelta,
no sería capaz de llamarlo Dios
porque no poseo más razón o conciencia
que las que me ha prestado el que me escribe
-a quien tampoco puedo llamar Dios-
para ilustrar de modo coleopteroalegórico
cierta idea que no consigo asir
(por más que pataleo
tratando de atraparla).


II

Creo
que nos ha creado
Dios
a su imagen
y semejanza.

que no podemos crear
tal cosa como un Dios
-como mucho,
algunos de nosotros
podemos creer en Él,
y no sin tener dudas
de vez en cuando.

En cambio,
nos sale bastante mejor la tarea
de crearnos distintas ideas de Dios
a nuestra imagen
y semejanza
-para creer en ellas o descreer,
según se nos antoje o nos convenga.


III

Dios
-que no necesita espejo-
sin embargo nos hizo a su imagen y semejanza.
Desde entonces nosotros
especulamos y reflexionamos
sobre el Dios que nos hizo.
Y así es que nos venimos construyendo.


Comino

Despojar al lenguaje de lo que le sobra
e incorporarle aquello de lo que carece,
no a manera de prótesis o postizo,
sino de modo tal que se convierta
en parte del lenguaje como si desde siempre,
pero por siempre nueva y sorpresiva.

Lograr decir las cosas como son y como no son,
como debieran ser o como a uno
se le antoje que debieran
y construir a la vez un discurso
al que las tales cosas le importen un comino
(pero un comino mandado
a traer del Turkestán
en virtud de los méritos mágicos altísimos
no de la hierba ni del territorio,
sino de la palabra "Turkestán",
como escribió un poeta alguna vez).

Y que el señor lector y el señor crítico
aplaudan si es que entienden que deben aplaudir
(o que su indiferencia no me importe un comino,
de los de acá nomás,
de los cominos esos comunes y silvestres).


Blanco                       

a  Alfredo Fressia

Lee
lo que puede saberse del futuro
en el fondo
blanco
de la taza
de té.

El dibujo de las hojas
es nada más capricho del azar
y si algo significara,
ese algo queda por fuera
de nuestros alcances.

Lo demás que necesites,
la fe de a poco te lo irá diciendo
(aunque recién lo entenderás
cuando llegues al fondo
blanco
de tu taza de tiempo).


Todo es verdad

a Alfredo Fressia

Todo es verdad,
incluso la ilusoria
tortuga que no entiende
que el de los pies ligeros
no la puede alcanzar.

*

Nos queremos mirar en el mundo
como si fuera el espejo
que no es.

De vez en cuando gritamos
que nos han hecho trampa
Dios y el universo.

Es sólo nuestra ingenua terquedad
de insistir en creer
que las reglas que quisiéramos
son las que de veras
rigen el juego.


Sobre algunos poetas

El lenguaje
hablándole al lenguaje sobre el lenguaje
(aunque,
por supuesto,
sin concesión alguna
a la explicitud).

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