domingo

LOS “TRUCS” DEL PERFECTO CUENTISTA Y OTROS ESCRITOS (8) - HORACIO QUIROGA


Selección, prólogo y notas: Beatriz Colombi y Danilo Albero-Vergara

PRÓLOGO (4)
                                                                           
El mercado literario y la situación del escritor (2)

La posición de Quiroga respecto al mercado no es cínica, ni negativa, ni siquiera ambigua. Se fundamenta en una aceptación de las reglas del juego, paralela a una actitud crítica y atenta a los excesos. Seducido por las nuevas formas de la industria cultural (la radiofonía, el cine), critica paralelamente los peligros que estos ofrecen: así en el artículo “Un poeta de alma infantil”, de 1928, advierte sobre los riesgos de la adicción a la radio en detrimento de la lectura.

En “La Novela y el público”, de 1906, por ejemplo, valora la “buena trama”, el “argumento interesante”, “agarrador”, como recursos de la obra narrativa para obtener una buena recepción del público, que es refractario a la literatura sin fábula y, ante el éxito de la novela extranjera, pródiga en incidentes, reclama un espacio en el mercado para la novela nacional, no obstante advierte que la masividad en la aceptación y el éxito no puede ser la medida del mérito de la obra.

En “El impudor literario nacional”, de 1921, Quiroga enfrenta dos modelos: el torremarfilista decimonónico del escritor fuera del mercado y el actual de los jóvenes que promueven su obra como mercancía, y se pregunta si se puede vender la obra literaria como un jabón, una gomina o un mondadientes, tema que retoma en “La propaganda literaria”, de 1928. También en “La crisis del cuento nacional”, de 1928, advierte sobre la influencia nociva de las revistas y periódicos sobre el cuento, ya que exigen novelas cortas, resultando de este modo cuentos fallidos, estirados por el autor por imposiciones editoriales: “A los órganos de publicidad, pues, y su anotada exigencia, debe imputarse la decadencia actual del cuento que agoniza”.

Un número significativo de estos artículos está dedicado a la defensa de los derechos autorales, de la paga del escritor, de la cotización literaria y revelan la conciencia profesional y gremial de Quiroga, que fue uno de los fundadores de la Sociedad Argentina de Escritores.

Los últimos años de Quiroga, de decadencia en el “mercado literario” y de abatimiento personal por razones de salud y afectivas, son rescatados en el testimonio de Ezequiel Martínez Estrada: “Tampoco se esforzaba por producir, aunque necesitara los pesos adicionales de las colaboraciones. Lo cual no quiere decir, ni cerca, que fuera un escritor iluso, que profesara el arte por el arte o que considera venal el trabajo intelectual retribuido. Lugones y él fueron campeones de los derechos del trabajador intelectual y para su defensa se fundó la Sociedad Argentina de Escritores. Desdeñar el estipendio fue signo de linaje y de mérito de nuestros rastacueros de las letras, cuando escribir formaba parte de las buenas maneras de la sociedad. Como escritor, Quiroga se consideraba un proletario expoliado”. (13)


Notas

(13) Cartas inéditas de Horacio Quiroga, tomo I, Montevideo, Instituto Nacional de Investigaciones y Archivos Literarios, 1959.

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