domingo

WASHINGTON BENAVIDES (2) “DESDE UN PRINCIPIO LA MÚSICA ESTABA INTEGRADA EN MÍ COMO LA PALABRA”

SEGUNDA ENTREGA

EC: Recién el Bocha Benavides hablaba de sus comienzos como poeta, y por aquellos años hubo un episodio de su obra literaria que tuvo características insólitas, indignantes, chocantes. Estamos hablando de lo que ocurrió con su primer libro, Tata Vizcacha. Sobre ese libro y la polémica que generó, el Ruso quería decir algo.

MR: Algo que el Bocha recién recordaba a micrófono cerrado, que cuando nos conocimos nuestras tarjetas de presentación fueron…

WB: Intercambiamos banderines…

MR: Seguro, en el centro de la cancha del boliche: él me dio Tata Vizcacha, que era lo primero que publicaba, y yo le di Las ranas. Después tuvimos unas sesiones vitivinícolas, me acuerdo de Walter que estaba totalmente enajenado. Y del Tata Vizcacha recuerdo algunos versos, aquello de no vengan cuatro o cinco carajitos rojos a hablar de repartijas con la tierra, que era además una cosa muy inteligentemente hecha, que de alguna manera pintaba a figuras de Tacuarembó con el espíritu que lo habría hecho el viejo Vizcacha. Con ese libro pasó una cosa insólita, que trascendió poco, incluso en aquella época, creo que vos estabas en el boliche que daba a la plaza: estos chicos de la JUP, de la Juventud Uruguaya de Pie, hicieron un rejunte de…

WB: En realidad unos precursores de la JUP, se llamaba Movimiento de Acción Democrática.

CM: Anterior en fecha, ¿no?

MR: Más o menos.

WB: Estamos hablando del 55.

EC: Año 1955. Compraron los libros y los prendieron fuego en la plaza.

WB: Sacaron los libros que estaban en las cuatro librerías más importantes de Tacuarembó, todo el material. Pero hay un aspecto importantísimo: era plena Guerra Fría, hay que recordar ese aspecto, hay que recordar que la Iglesia era preconciliar. Además yo era profesor de Historia del Arte en el Instituto Normal, y estaba por un lado preparando mi concurso de oposición para entrar a Secundaria, y estaba escribiendo el Tata Vizcacha. El Tata Vizcacha fue provocado por la lectura y el descubrimiento de un poeta excepcional, que ahora pregono para todo aquel joven escritor joven o no joven a quien le interese leer algo realmente importante. Yo estaba totalmente influenciado por Edgar Lee Masters y su The Spoon River Anthology. Por otra parte, es el primer escritor que crea un pueblo, antes aún que el condado de Yoknapatawpha de Faulkner, antes que Macondo, Santa María y todo, el poeta Edgar Lee Masters inventó el pueblito de Spoon River y hace hablar a los muertos del cementerio contando las verdaderas vidas y no las lápidas y epitafios falsos. Entonces dije: yo no los mato a los de Tacuarembó, pero voy a tratar de dar una imagen de las tres dimensiones sociales que podrían plantearse: los detentadores del poder, los servidores de ese poder y las víctimas. ¿Y a quién tomé? A alguien–que siempre me ha sorprendido que esté ahí muy orondo en una de las principales avenidas de Montevideo: el viejo Vizcacha. Es una estatua de Belloni, el viejo Vizcacha parece un anciano de las Sagradas Escrituras, y recuerden que es el antigaucho, la cosa más negativa que puede haber. José Hernández le hace decir a un hijo de Martín Fierro que el viejo Vizcacha mató a la mujer con un palo por cebarle un mate frío. Hacete amigo del juez, / no le des de qué quejarse, / que siempre es bueno tener / palenque ande ir a rascarse. ¿A ustedes les suena?

EC: Suena mal.

MR: El viejo Vizcacha de Zorrilla con los perros, allá en la plaza Varela.

WB: Pero hay uno creo que en avenida Brasil.

MR: Ahí mismo, en la plaza Varela, y está con los perros.

WB: Ustedes lo ven y dicen qué viejo formidable. Formidable para romperle la cabeza con un palo. Quiero decir, Belloni es un admirable escultor, por supuesto, pero ¿por qué esa obra? ¿Se desconoce el significado del viejo Vizcacha? Lean el Martín Fierro y van a ver la catadura moral; explota y los tiene afuera tirados como perros a los hijos de Martín Fierro. Es una cosa impresionante.

EC: Tú lo usaste en Tata Vizcacha.

WB: Yo lo usé, precisamente, y en el prólogo hablo de que estaba surgiendo el tiempo vizcachero, es decir, el del acomodo, el del clientelismo, el de una cantidad de cosas negativas.

EC: ¿Quién sigue en la mesa con sus preguntas, con sus comentarios a propósito de la obra de Washington Benavides?

MATILDE RODRÍGUEZ LARRETA: Obviamente yo me siento muy inclinada a las canciones, fundamentalmente Como un jazmín del país, que fue casi un himno para una generación, ahí en plena dictadura, cuando la cantábamos con unción. Y tantas otras cantadas por Zitarrosa, como Guitarrero viejo.

WB: Es bueno, Matilde, que tú toques eso, porque nosotros hicimos dos discos vinílicos en Sondor con la colaboración de un hombre nacionalista excepcional que fue Fernando Oliú y Quique Abal. Hicimos dos sagas históricas, la de Aparicio Saravia y la de Leandro Gómez. ¿Por qué lo hicimos?, ¿cuál era la significación? El de Aparicio era el enfrentamiento de un grupo que se levantaba contra un gobierno.

MRL: Contra el poder.

WB: Es notorio qué era lo que se estaba planteando. Y en el caso de Leandro Gómez más todavía, porque el enfrentamiento ya fue con fuerzas no solamente nacionales o del país, sino de los dos países limítrofes más poderosos. Eso caló, y no simplemente para despertar a una juventud nacionalista.

MRL: Era para todos.

WB: Recuerdo perfectamente amigos míos batllistas que decían: Sí, sí, ahora vamos a tener que hacer alguna cosa con el viejo Pepe. No con el actual, con Batlle.

MRL: Obviamente, era para todos.

EC: Vamos a ponerles sonido a estos recuerdos.

(Audio Carlos Benavides: Como un jazmín del país.)

EC: ¿Se basaba en algún hecho real o era pura imaginación?

WB: Es un hecho real de Tacuarembó. Pero eso se dio en más de una oportunidad. Piénsese en Basilicio y Aparicio y aquellas magníficas cartas que intercambiaron desde posturas completamente distintas. Pero sobre esa canción hay, además, dos o tres anécdotas muy lindas. Una: fue estudiada en La Sorbona. Dos: un gran poeta y notable traductor de poesía como el argentino Rodolfo Alonso estaba exiliado en Galicia y un amigo le hace llegar el disco Zitarrosa 74, se pone  a escucharlo y cuando llega a la versión de Zitarrosa de Como un jazmín del país

MRL: …donde no nombra a Aparicio…

WB: …se puso a llorar y escribió un librito pequeño que se llama Jazmín del país. Y la otra es que Hugo Giovanetti Viola escribió una novela sobre la canción. La proyección de esa canción fue una cosa muy grande. Creo que el acierto del Bocha fue integrar una canción de amor con elementos históricos.

MRL: Exacto.

WB: Es ponerlo en la historia.

EC: ¿El acierto de quién?

WB: El acierto del Bocha.

EC: ¿Qué Bocha?

WB: El Bocha Benavides. Porque hay dos Benavides, uno con zeta y otro con ese. Rosario Peyrou había señalado si el Benavides con ese no sería también otro heterónimo.

EC: Dice Ana, de la audiencia, que manda su mensaje junto con decenas de oyentes más: Yo soy frenteamplista, y sin embargo Como un jazmín del país para mí sigue siendo un himno. Es todo un tema para conversar, ¿cómo le resulta a Washington Benavides -que no es notoriamente blanco-–haber sido el letrista de esa épica nacionalista? Porque no estamos hablando sólo de Como un jazmín del país, ¿sino de cuántas otras canciones?

WB: Claro, pero sobre esa canción y sobre ese texto un destacado político batllista de Tacuarembó, un hombre macanudo, me dijo: Aquí la gente no se ha dado cuenta de que la heroína es la mujer, y la heroína no es blanca.

MRL: Otra divisa ladra, ¿no?

(Audio Larbanois-Carrero: Como canta el gallo azul.)

JUAN GROMPONE: Este premio a la labor intelectual me resultó muy grato. En primer lugar, porque fue la 
Academia de Letras quien propuso por unanimidad el nombre de Benavides.

EC: Y Juan integra la Academia.

JG: Sí, yo fui uno de los que levantaron la mano. Pero en segundo lugar porque ocurrió la síntesis de un poeta con la de un físico teórico, porque Uruguay reconoció finalmente la amplitud de la cultura, que va desde la poesía hasta la ciencia, y para mí va desde la gastronomía hasta la música, dadas sus enormes dimensiones. Este premio es como un punto de quiebre en la historia de los premios a la labor intelectual: se amplió el concepto de lo que era la labor intelectual, y en este caso tenemos un poeta y un maestro, un formador. La segunda reflexión es: qué nostalgia que me da ese liceo de los años 60, que era un centro cultural y que ahora está tan decaído, tan venido a menos, tan destruido y tan mal. Hay que tomarlo como ejemplo; hay otra enseñanza media posible, ¿no?

EC: Sí, y fijate qué interesante, porque desde la audiencia un amigo y docente con quien ya hemos conversado, el profesor Omar Moreira, que nos escribe desde Colonia, además de mandarle su saludo al Bocha, dice: Los misterios estaban en los liceos. En el de Treinta y Tres los Macedo, cuatro, Cageiro Sánchez, Gadea; en Melo los Vignole, Collazo y todos los otros; en Mercedes los Bordoli, los Lockhart, Cabezudo y otros, lo mismo que en San José. En fin, sigan por las otras ciudades y tendrán muchas alturas docentes y generosas para citar.

WB: Ese es el Gaucho Moreira, autor de alguna de las mejores novelas históricas, Fuego rebelde, más bien del otro lado, porque casi todas las novelas están del lado nacionalista y esta va entre los que tienen la cinta colorada.

CM: Pero en el fondo tú sos un ecléctico.

WB: Sí.

CM: En todos los aspectos.

WB: Exactamente.

CM: Te oía comentar las buenas cosas sobre el Partido Nacional, y yo había seleccionado para leer una milonga de las patriadas, que coincide en su tesis conmigo, cuando me puse a buscar algo sobre ti encontré esto que no había leído y me gustó mucho por lo que dice.

WB: Hay un detalle muy significativo en la versión de Alfredo Zitarrosa. Hay un error, porque en el texto original dice caudillos, generales, y Alfredo dice caudillos, federales. Se estuvo por parar la salida de ese disco, porque Alfredo dijo Ah, no, pero yo……”.

EC: Carlos, ¿ibas a leerlo?

CM: Sí, iba a leerlo. Me llamó mucho [la atención] esto que acaba de decir Benavides, yo lo había reparado, Zitarrosa debía tener una resistencia a decir generales y dijo federales. Debía ser un momento muy bravo de la dictadura o de la posdictadura. A mí me gusta mucho la Milonga de las patriadas:

Dime cuántos murieron en Masoller,

peleando simplemente y sin porqué;

cuántos muertos evoca Tupambaé.

Cuántos ponchos taparon, quietos en Arbolito;

justifica el coraje de aquel Chiquito,

justifica el coraje de aquel Chiquito.

Caudillos, generales, padres de la Nación,

inventaron un juego y nadie ganó;

inventaron un juego, nadie ganó.

Y al menos hubo un cambio, decidido y tenaz:

siguieron los paisanos, pobres nomás;

siguieron los paisanos, pobres nomás.

Dime cuántos murieron en Masoller,

peleando simplemente y sin porqué;

cuántos muertos evoca Tupambaé.

WB: Te voy a agregar algo muy personal: mi abuelo fue uno de los vencedores de Masoller, el coronel Marcelino Benavides fue uno, junto con Vázquez y Escobar, y él era de extracción nacionalista. Y mi padre peleó también en Masoller, estaba montado a caballo y cuando desciende cae al suelo, no se había dado cuenta de que le habían metido una bala de plomo en la rodilla, cuando se sacó la bota, estaba llena de sangre. Y él nos contaba. En mi casa hablar mal de Aparicio era como hablar mal, en una familia religiosa, de Dios. ¡Cuidado que se mencionara algo! Fíjense en ese detalle, eso es lo auténticamente oriental, más que uruguayo, ese respeto. Iban por ejemplo con el coronel los Jiménez, a quienes yo quería mucho y los conocí, y eran todos blancos, pero iban por amistad, no era por la divisa, no era porque estuvieran enfrentados la capital y el interior, no, iban por amistad a pelear. ¿Cómo? Si Marcelino nos llama, hay que ir. Qué cosa impresionante, ¿no?

EC: Ruso.

MR: Me queda la sensación que me queda siempre estando con el Bocha: a uno no se le ocurre intervenir ni hacer comentarios, uno participa en esto escuchando.

WB: Muchas gracias.

(Audio Alfredo Zitarrosa: Como un jazmín del país.)

EC: Es bien distinta la versión de Zitarrosa de la de Carlos Benavides.

WB: Sí, la versión de Alfredo tiene un acompañamiento orquestal. La otra es Carlitos con su guitarra, nomás.

EC: Esta es mucho más removedora.

MRL: Hay otras letras de Benavides que canta Zitarrosa que yo recuerdo con mucho cariño, La bailanta, una bailanta con acordeón”…

WB: Es una de las canciones más grabadas, las dos Soledades argentinas la grabaron, la notable actriz Soledad Villamil y la Sole, las dos grabaron Chamarrita de una bailanta, que es medio dura.

MRL: Es maravillosa.

CM: Hablamos mucho de las letras de Benavides. Yo me copié un poema misterioso, y ahora que lo tengo cerca me gustaría conversar dos minutos con él sobre eso. Me gusta muchísimo este poema y está lleno de misterio. Dice:

¿A dónde va ese viejo con un banco en la mano?,

un banco de madera y de juncos trenzados.

¿A dónde va esa vieja con un farol de lata?

¿A qué azar atribuir esta derrota

mientras abril se hunde dentro del río Negro?

No es la furia destronada del cielo,

no es la providencia, el error de los hombres.

Cuatro cosas arrastra ahora, oscura corriente:

un farol y una silla, un viejo y una vieja.

WB: Esto pertenece al libro Poemas de la ciega. La ciega es Paso de los Toros, porque nosotros vivimos un año sin luz, y eso es una referencia directa a lo que yo vi cuando nos iban sacando. Qué casualidad, fue Seregni el que estuvo a cargo de sacar a toda la población de Paso de los Toros.

EC: ¿De qué año estamos hablando? 

WB: 59.

EC: La época de las inundaciones.

WB: Íbamos saliendo hacia Chamberlain, donde nació una de las grandes poetas uruguayas, Sara de Ibáñez, Sara Iglesias, e iba toda la gente, la obligaron a salir, el ejército la obligó a salir. Y yo, yendo en una camioneta rumbo a Tacuarembó, que nos había ido a buscar, esto es absolutamente la realidad, la prueba de aquello que dijo el gran poeta mexicano Ramón López Velarde: una sola cosa sé: que el mundo es mágico.

CM: Está muy bien.

EC: Washington Bocha Benavides: felicitaciones por el Gran Premio a la Labor Intelectual 2012.

WB: Yo agradezco, la parte que todavía no es de mármol o de bronce te lo agradece, Emiliano, y les agradece a todos ustedes que estén aquí conmigo, porque en el fondo son una representación de eso que es lo que sostiene al creador. Lo que sostiene al creador son esa especie de fundamentos populares. Todavía no se ha analizado en profundidad lo que dio George Brassens, por ejemplo, la canción de texto española, para la difusión de la poesía. Yo planteo: te dan un libro de poesía y tú tienes que hacerlo tuyo, tener las ganas de abrir y de leer. En cambio la poesía vuelta canción va a vos, te agarra en un supermercado, en un ómnibus, entre otras cosas. La poesía va a vos a través de la corriente mágica del texto musicalizado y cantado. Lo que favoreció el conocimiento de Machado, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Juan Goytisolo, la poesía, y de los poetas nuestros ni que decir, Idea Vilariño, Humberto Megget, ese admirable poeta que muere a los 24 años (como murió el maravilloso Conde de Lautrémont, a los 24 años) el sanducero que a través de las canciones musicalizadas, entre otros por Numa y por Dino, ese otro grande de la música popular uruguaya.

EC: Un abrazo grande, Bocha. Cuántas cosas quedaron por conversar: no hemos hablado del Washington Benavides artista plástico, no hemos hablado del Washington Benavides conductor de programas radiales, no hemos hablado del Washington Benavides crítico literario Queda material para unas cuantas entrevistas.

WB: Yo me siento muy a gusto acá, así que: gracias.

(reportaje recuperado de En perspectiva, 16 / 11 / 2012)

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