domingo

PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO - PAULO FREIRE (86)


CAPÍTULO 4 (8)

¿Y por qué razón no sucumben las élites dominantes al no pensar con las masas? Exactamente, porque estas son su contrario antagónico, su “razón” en la afirmación de Hegel que ya citamos. Pensar con las masas equivaldría a la superación de su contradicción. Pensar con ellas equivaldría al fin de su dominación.

Es por esto por lo que el único correcto modo de pensar, desde el punto de vista de la dominación, es evitar que las masas piensen, vale decir: no pensar con ellas.


En todas las épocas los dominadores fueron siempre así, jamás permitieron a las masas pensar correctamente.

“Un tal Mister Giddy -dice Niebuhr-, que fue posteriormente presidente de la sociedad real, hizo objeciones (se refiere al proyecto de ley que se presentó al Parlamento británico en 1867, creando escuelas subvencionadas) que se podrían haber presentado en cualquier otro país: ‘Por especial que pudiera ser, teóricamente, el proyecto de educar a las clases trabajadoras de los pobres, sería perjudicial para su moral y felicidad; les enseñaría a despreciar su misión en la vida, en vez de hacer de ellos buenos siervos para la agricultura y otros empleos; en lugar de enseñarles subordinación los haría rebeldes y refractarios, tal como se puso en evidencia en los condados manufactureros; los habilitaría para leer folletos sediciosos, libros perversos y publicaciones contra la cristiandad; los tornaría insolentes para con sus superiores y, en pocos años, sería necesario que la legislación dirigiera contra ellos el brazo fuerte del poder’.” (91)

En el fondo, lo que el señor Giddy, citado por Niebuhr, quería, era que las masas no pensaran, así como piensan muchos actualmente -aunque no hablan tan cínica y abiertamente contra la educación popular.

Los señores Giddy de todas las épocas, en tanto clase opresora, al no poder pensar con las masas oprimidas, no pueden permitir que esas piensen.

De este modo, dialécticamente, se explica el porqué al no pensar con las masas, sino sólo en torno de las masas, las élites opresoras no sucumben.

No es lo mismo lo que ocurre con el liderazgo revolucionario. Este, en tanto liderazgo revolucionario, sucumbe al pensar sin las masas. Las masas son su matriz constituyente y no la incidencia masiva de su pensamiento. Aunque tenga que pensar también en torno de las masas para comprenderlas mejor, esta forma de pensamiento se distingue de la anterior. La distinción radica en que, no siendo este un pensar para dominar sino para liberar, al pensar en torno de las masas, el liderazgo se entrega al pensamiento de ellas.


Notas

(91) Niebuhr, El hombre moral en una sociedad inmoral, pp. 117-118.

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