domingo

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



CIENTOCUADRAGESIMOSEGUNDA ENTREGA
CAPÍTULO 14

La selva subterránea:
La iniciación en la selva subterránea

La tercera fase: El vagabundeo (5)

El cuento resucita el recuerdo de una antiquísima promesa: la de que el descenso nos alimentará aunque todo esté oscuro, aunque tengamos la sensación de que nos hemos perdido. Aun en medio del no saber, el no ver, el "vagar a ciegas", hay un "Algo", un "Alguien" desordenadamente presente que nos acompaña.

Si giramos a la izquierda, él también gira a la izquierda. Si giramos a la derecha, nos sigue de cerca, nos sostiene y nos ayuda a hacer el camino. Ahora estamos en otra nigredo de un vagabundeo en el que no sabemos qué será de nosotras y, sin embargo, en esta apurada situación, se nos ofrece el alimento del Árbol de la Vida. El hecho de comer del Árbol de la Vida en el país de los muertos es una antigua metáfora de la fecundación. En la tierra de los vivos se creía que un alma se podía introducir en un fruto o cualquier otro comestible para que la futura madre lo comiera y ella se pudiera regenerar en su carne. Aquí pues, casi a medio camino, se nos ofrece el cuerpo de la Madre Salvaje a través de la sustancia de la pera y nosotras comemos aquello en lo que nosotras mismas llegaremos a convertirnos (24).


La cuarta fase: El descubrimiento del amor en el mundo subterráneo

A la mañana siguiente el rey viene a contar sus peras. Falta una y el hortelano le revela lo que ha visto. "Anoche dos espíritus vaciaron el foso, entraron en el vergel bajo la luz de la luna y uno que era manco se comió la pera que el árbol le ofreció."

Aquella noche el rey monta guardia con su hortelano y con su mago que sabe hablar con los espíritus. A medianoche la doncella aparece flotando por el bosque con sus sucios andrajos, su cabello desgreñado, el rostro surcado de tiznaduras de mugre y los brazos sin manos, acompañada del espíritu.

Una vez más, otro árbol se inclina y la doncella se come la pera que cuelga del extremo de la rama. El mago se acerca, pero no demasiado, y pregunta:

-¿Eres de este mundo o no eres de este mundo?

La doncella contesta:

-Antes era del mundo, pero no soy de este mundo.

El rey interroga al mago.

-¿Es un ser humano o es un espíritu?

El mago contesta que es ambas cosas. El rey corre hacia ella y le promete amor y lealtad:

-No te abandonaré. A partir de hoy, cuidaré de ti.

Se casan y él le manda hacer unas manos de plata. El rey es una sagaz criatura del mundo de la psique subterránea. No es simplemente un viejo rey sino que es uno de los principales vigilantes del inconciente femenino. Vigila la botánica del crecimiento del alma; su vergel (que es también el de su madre) está lleno de árboles de la vida y de la muerte. El rey pertenece a la familia de los dioses salvajes. Como la doncella, es capaz de resistir muchas cosas. Y, como la doncella, tiene otro descenso por delante. Pero de eso ya hablaremos después.


Notas

(24) A veces las fases se alcanzan coincidiendo no con la edad cronológica sino con las necesidades y el momento más oportuno de la psique y el espíritu.

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